Viaje secreto del secretario de Culto al Vaticano para bajar la tensión con el Papa

Viaje secreto del secretario de Culto al Vaticano para bajar la tensión con el Papa

Santiago De Estrada intentó explicarle a Jorge Bergoglio que Mauricio Macri no jugó en favor del aborto. Y que no fue un plan de Durán Barba.

 

Consciente de que la relación entre el papa Francisco y Mauricio Macri atraviesa por su peor momento luego de que la Cámara de Diputados diera media sanción al proyecto que legaliza el aborto, el principal responsable del vínculo entre el Gobierno y la Iglesia católica, el secretario de Culto de la Nación, Santiago De Estrada, se reunió con el Pontífice para tratar de bajar la tensión.

Cerca de De Estrada precisaron que su viaje al Vaticano, que se concretó la semana pasada y se mantuvo inicialmente en reserva, no fue por un pedido del presidente, sino por iniciativa personal, aunque con el conocimiento de Macri. La decisión de De Estrada se entiende a la luz de su relación personal con Jorge Bergoglio desde que este era arzobispo de Buenos Aires y el hoy secretario de Culto se desempeñaba primero en el gobierno nacional y luego en la Legislatura porteña.

 En rigor, De Estrada es el exponente del oficialismo que mejor lo conoce a Bergoglio. Además, está entrenado en tender puentes entre el hoy Papa y Macri desde los tiempos en que el presidente era jefe de Gobierno de la Ciudad y estallaba algún cortocircuito. Sobre todo, cuando antes de la sanción de la ley de matrimonio igualitario, el entonces alcalde no apeló un fallo de una jueza de la Ciudad que declaraba inconstitucional la imposibilidad de que dos personas del mismo sexo se casen.

Su entrenamiento en la relación Iglesia-Estado va más allá. Hijo de un embajador ante la Santa Sede, él mismo lo fue durante todo el gobierno de Raúl Alfonsín y tuvo que poner paños fríos a la compleja relación entre el entonces presidente y la Iglesia. Esa vez el principal factor de discordia –no el único- fue la Ley de Divorcio, en un contexto de un Episcopado muy conservador en aquella época.

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Las fuentes consultadas revelaron que en su reunión con Francisco, De Estrada salió al cruce de las dos cosas que la Iglesia le achaca a Macri en relación al proyecto que legaliza el aborto: haber habilitado el debate sin plantearlo previamente en la campaña electoral y, pese a haberse declarado prescindente, no haberlo sido a la hora de la votación en Diputados.

De Estrada repitió el argumento del Gobierno: que el debate era imparable porque diputados de diversos bloques llegaban al número suficiente como para abrir la discusión parlamentaria, que Macri no podía ignorar esa realidad y ante ello debía dar libertad de conciencia a sus legisladores.

En la Iglesia creen que fue una idea del asesor estrella Jaime Durán Barba, para “tapar” los problemas económicos y sociales y cautivar al electorado joven y progresista. De Estrada también le aseguró que ni el presidente ni el jefe de Gabinete, Marcos Peña, influyeron en la votación. Desde su entorno puntualmente negaron que el hecho de que dos legisladores peronistas de La Pampa que se oponían terminaran votando a favor del proyecto posibilitando su aprobación no fue producto de una ayuda económica a la provincia.

Al respeto, afirmaron que el aporte económico de 400 millones de la ANSES a La Pampa en el marco de un convenio de adecuación fue acordado el 18 de marzo, como reza en el anexo que se publicó en el Boletín Oficial, y la resolución es del primero de junio. Además, aseguran, la transferencia no se concretó porque la provincia no firmó el Pacto Fiscal. Más allá de este hecho puntual, los obispos dicen tener información de llamados de hombres cercanos a Macri a legisladores propios y extraños en aquella madrugada para conseguir los votos. En esa faena, dicen, hasta levantó el teléfono Marcos Peña.

La gestión de De Estrada parece haber quedado en las buenas intenciones. En verdad, la relación entre el Papa y Macri está seriamente dañada.

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