Viernes La Iglesia Católica en Venezuela seguirá “con mucha atención” el desarrollo del proceso electoral para elegir a un nuevo presidente a finales de 2024, informó monseñor Jesús González de Zárate, obispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), al inaugurar la 121ª Asamblea Plenaria del episcopado.

Monseñor González se refirió a las elecciones presidenciales pautadas para este año e indicó que la Iglesia Católica no está comprometida con ningún sector político, sino “con el conjunto de la población, especialmente con los más necesitados”. Además, pidió a los candidatos y facciones políticas actuar desde la “verdad y honestidad en sus planteamientos y propuestas”.

El presidente de la CEV abordó en su discurso de apertura el tema de la realidad nacional e internacional. Al respecto, indicó que el mundo vive una espiral de violencia por cuenta de las guerras en Ucrania y Medio Oriente, aunque lejanas para el país, los efectos se sintieron por ser un país exportador de petróleo.

Resaltó que la crisis climática es una amenaza latente, cuyas secuelas se comienzan a experimentar con los cambios inusuales de temperatura. Sobre Venezuela, una vez más pidió frenar la explotación del arco minero en el Orinoco y también condenó los recientes derrames petroleros y otras situaciones que ponen en riesgo el ambiente.

El prelado expresó además, su preocupación por la fragilidad de la democracia en la región, donde antiguos y nuevos líderes populistas de izquierda y derecha inciden en la política exterior del país.

Monseñor González cuestionó el papel del Gobierno y la oposición en medio de las negociaciones, puesto que el camino electoral –el más importante– no luce tan claro. Si bien se lograron algunas concesiones económicas y canje de presos políticos, el panorama electoral sigue en veremos. Aún no se sabe sobre la inhabilitación de candidatos.

Aunque en el acuerdo de Barbados se ha planteado, luego de meses de interrupción de los diálogos, que las elecciones serían para el segundo semestre de 2024, esta ruta sigue sin indicaciones sobre las garantías democráticas para que sean reconocidas tanto nacional como internacionalmente y lamentó que las elecciones primarias realizadas el pasado 22 de octubre por la oposición debieron sortear varios obstáculos antes como después. En este sentido, recomendó “seguir con mucha atención el proceso electoral por su importancia capital”.

Además de los problemas políticos y económicos, el episcopado venezolano urge trabajar para dar solución a la “dimensión ética” del país, que se encuentra en una “profunda crisis” que se expresa en “la pérdida generalizada de los valores ciudadanos, la desintegración familiar, la violencia extendida que genera pérdida de vidas y el deterioro de lo público como servicio al bien común”.

Monseñor González se pronunció en contra de “las limitaciones en el ejercicio de la libertad personal y social, la merma progresiva del sentido de responsabilidad y la esperanza”.

“En el marco de lo ético hay que destacar en el año que acaba de terminar los significativos casos de corrupción administrativa que se dieron en instituciones del Estado (PDVSA y Sunacrip). A pesar del número grande de detenidos, no se ve una respuesta contundente a esta situación”, señaló.

El presidente de la CEV añadió también que en la dimensión ética de la crisis venezolana resaltan las continuas violaciones de los derechos humanos de muchos ciudadanos por parte del Estado, y sobre las cuales ya se pronunciaron, en reiteradas ocasiones, organizaciones nacionales e internacionales.

El presidente del episcopado mencionó también las precarias condiciones de los docentes de Venezuela como otros, quienes a inicios de 2023 salieron a protestar por mejoras salariales, pero que el Gobierno no dio nunca una respuesta.

Para monseñor González la situación económica sigue siendo “muy inestable”, puesto que la inflación registrada en 2023 fue de 200%, aunque bajó sigue siendo una de las más altas del mundo. A esto se suma el aumento de la tasa de referencia del dólar, que registró un alza de 100% respecto a 2022.

Toda esta grave situación económica ha obligado a miles de familias venezolanas a emigrar, con todas las secuelas que esto trae: xenofobia, muertes y heridos, secuestros, accidentes de tránsito, naufragios e incendios.

“Ante la indiferencia de las autoridades al tema migratorio, la Iglesia debe contribuir a que no se olvide, y favorecer servicios de atención y acompañamiento integral (material, espiritual, pastoral) a los migrantes y sus familias”, acotó.

Monseñor González de Zárate considera que la peor crisis de Venezuela es la ética y de valores, expresada en la desintegración familiar, la violencia generalizada (unas 7.000 muertes violentas al año), el deterioro de lo público, las limitaciones en el ejercicio de la libertad personal y social, la merma progresiva del sentido de responsabilidad y la esperanza.

Señaló que en 2023 se revelaron significativos actos de corrupción en la empresa petrolera (PDVSA) y en la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip), pero a pesar del gran número de detenidos por estos casos “no se ve respuesta contundente” sobre esta situación.

También ha señalado que ha habido una violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela, ya de conocimiento ante la Corte Penal internacional y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos. Sin embargo, todo sigue sin investigarse.

“La Iglesia, en el cumplimiento de su misión evangelizadora, con su presencia constante y acción civilizadora, siempre defendió la soberanía de nuestro territorio”, expresó el presidente de la CEV, quien espera que el conflicto entre Guyana y Venezuela -que empeoró luego del referéndum consultivo del 3 de diciembre de 2023- pueda solucionarse de manera pacífica y negociada.

El obispo de Cumaná se hizo eco de las palabras del Papa Francisco, quien afirmó que el mundo atraviesa una “tercera guerra mundial a pedazos”, caracterizada por conflictos bélicos en varios lugares del planeta, entre los que resaltan Gaza, Ucrania y Siria.