Habló por primera vez de la filtración de documentos; "es un delito" y un "hecho triste" para la Iglesia, señaló
Por Elisabetta Piqué
ROMA.- Robar es un delito y el VatiLeaks II es "un hecho triste" que no lo desviará de las reformas en curso.
Después de una semana marcada por el arresto de dos "cuervos" y la fuga de noticias confidenciales salidas en dos libros que prometen volverse best sellers mundiales, el Papa habló por primera vez de las filtraciones.
Sin vueltas, Francisco aprovechó la oración mariana del Angelus, la tradicional cita del domingo al mediodía a la que asisten miles de personas, para hablar sobre el denominado VatiLeaks II. Es decir, el escándalo que estalló a raíz del arresto, el fin de semana pasado, de un monseñor español y una asesora, que fueron acusados por la justicia del Vaticano de filtrar documentación reservada. Ésta fue publicada en dos libros recién salidos a la venta en Italia y en varios países del mundo que dejan al descubierto el ya conocido desmanejo económico de la Santa Sede y la resistencia al proceso de limpieza puesto en marcha por Francisco.
"Sé que muchos de ustedes han sido turbados por las noticias que circularon en los días pasados a propósito de documentos reservados de la Santa Sede que han sido sustraídos y publicados", dijo el Papa desde la ventana del despacho de su estudio del Palacio Apostólico. Aludió así, sin mencionarlos, tanto al arresto del monseñor español Lucio Ángel Vallejo Balda y de su controvertida amiga Francesca Immacolata Chaouqui como a los libros Via Crucis y Avaricia, de los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, respectivamente.
"Por esto quisiera decirles ante todo que robar documentos es un delito. Es un acto deplorable que no ayuda. Yo mismo había pedido que se hiciera ese estudio, mis colaboradores y yo ya conocíamos bien esos documentos y fueron tomadas medidas que han comenzado a dar frutos, algunos visibles", agregó.
Francisco evocó con esta frase el hecho de que si en los libros antes mencionados aparece detallada una escandalosa situación de despilfarro, gastos y un manejo pésimo del inmenso patrimonio inmobiliario de la Santa Sede es porque él mismo lo había querido. Se refirió así a la comisión para el estudio de la situación económica y administrativa que creó en julio de 2013, en la que había designado a Vallejo Balda secretario general, que, a su vez, había logrado hacer nombrar a su "protegida", la joven Chaouqui, excarcelada porque está embarazada de tres meses.
Luego de destacar que tras esos estudios sobre la situación ya se habían comenzado a tomar medidas, el Papa fue más allá.
Consciente de que detrás de semejante escándalo hay un sector que se resiste a su limpieza, enemigos ocultos que intentan crear la sensación de caos y desgobierno en su pontificado, Francisco volvió a reiterar que no se detendrán las reformas en marcha, que habían sido reclamadas por los cardenales que lo eligieron después de la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI en febrero de 2013.
"Este triste hecho ciertamente no me desvía del trabajo de reforma que estamos llevando adelante con mis colaboradores y con el apoyo de todos ustedes", dijo, y fue interrumpido por aplausos.
"Sí, con el apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la oración y con la santidad cotidiana de todo bautizado. Por consiguiente, les agradezco y les pido que sigan rezando por el Papa y por la Iglesia, sin dejarse turbar, sino yendo adelante con confianza y esperanza", concluyó.
Aunque fueron las primeras palabras dichas por el Papa sobre el primer gran escándalo que sacude a su pontificado, en verdad, de manera indirecta, ya se había pronunciado. El viernes pasado, en su homilía en la misa matutina en la capilla de Santa Marta, Francisco había condenado a los "sacerdotes y obispos trepadores y apegados al dinero que en lugar de servir se sirven de la Iglesia", frase que fue interpretada como una alusión directa al VatiLeaks II.
Mientras en los diarios italianos seguía hablándose de la terraza refaccionada por el cardenal Tarcisio Bertone -que fue pagada dos veces: una por el hospital Pediátrico Bambin Gesú y otra por la Prefectura de Asuntos Económicos- y de los varios tesoros inmobiliarios de la Santa Sede, la justicia vaticana seguía avanzando en su investigación.
Vallejo Balda, cercano al Opus Dei y detenido en la misma celda del Vaticano en la que estuvo encerrado hace tres años Paolo Gabriele, el mayordomo infiel de Benedicto XVI, está colaborando.
La posición de su amiga Chaouqui, que sólo estuvo detenida en un convento de monjas durante una jornada, en cambio, se está complicando. Pese a que la mujer clama su inocencia y acusa al monseñor, salió a la luz que la consultora, junto a su marido, Corrado Lanino, que es informático, está siendo investigada por la justicia de Terni, pequeña ciudad del centro de Italia, por delitos de intrusión informática y extorsión.
Del editor:por qué es importante. Francisco atraviesa quizás el momento más delicado de su pontificado, por culpa de los mismos enemigos que no pudo derrotar Benedicto.
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