Pasará cinco años de “oración y expiación”: se barajan los cenobios riojanos de San Millán y Valvanera
El español Lucio Ángel Vallejo Balda será confinado en unmonasterio español durante un período "no inferior" a cinco años, en los que se dedicará a "la oración y la expiación" de los pecados-delitos cometidos en el escándalo de la filtración de documentos conocido como "Vatileaks II" y que hoy, al fin, escuchará las declaraciones de los principales implicados.
Vallejo, quien ya ha reconocido su culpabilidad, así como haber mantenido relaciones con la publicista Francesca Chaouqui -a quien acusa de extorsionarlo para entregar la documentación a los periodistas Nuzzi y Fittipaldi-, sería enviado a un monasterio una vez finalice el juicio, y toda vez que se da por hecho que Francisco -en uno de los gestos del Año de la Misericordia que arranca este martes- le ofrecerá el indulto para evitar la prisión.
Según afirma la prensa italiana -y ha podido corroborar RD-, aunque no hay un destino definitivo, se están barajando varios cenobios en el norte de España. La idea es que Vallejo Balda, riojano de nacimiento -aunque incardinado en Astorga-, pudiera pasar esta pena cerca de su madre, con la quien residía en Roma y que actualmente vive con familiares en La Rioja. Los monasterios riojanos de Yuso (San Millán de la Cogolla, actualmente perteneciente a los agustinos recoletos) y Valvanera (donde reside una comunidad benedictina) son los que actualmente se barajan, sin descartar otros destinos.
En la Santa Sede se valora la confesión de Vallejo Balda, así como su intención -errada en las formas, aunque también en el fondo- de "ayudar" al Papa con la filtración de documentos, pero no se puede permitir que el robo de documentación -y las grabaciones a Francisco- queden impunes. "Además, es una cuestión de confianza, y de traición", subrayan fuentes cercanas al proceso.
Sea como fuere, con las declaraciones de hoy se dará por cerrado, hasta la sentencia -que no tardará en llegar- la vista de un escándalo que amenazaba con empañar el proceso de reformas iniciado por el Papa Francisco, pero que éste ha tomado por los cuernos desde el principio, reconociendo que las filtraciones "son un grave delito" y asegurando que el "Vatileaks II" no impedirá que continúe trabajando por un nuevo modelo de Iglesia. "Las resistencias no frenan... impulsan", dijo en el vuelo de regreso a Roma, hace ahora una semana.
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