Francisco retomará una costumbre que comenzó en 1953, con Pío XII, y se interrumpió los dos últimos años, debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
El papa Francisco rendirá homenaje a la Virgen María el próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, frente a la estatua de la Inmaculada en la plaza Mignanelli, ubicada cerca de la plaza de España, en Roma. Como es tradición, primero lo hará el Cuerpo de Bomberos, en honor a los 220 compañeros que inauguraron el monumento el 8 de diciembre de 1857: a las 7 de la mañana, miembros de esa fuerza subirán hacia el monumento, para depositar su corona de flores en el brazo de la Virgen.
Para evitar aglomeraciones, debido a la pandemia, los dos años anteriores el Santo Padre decidió acudir por sorpresa, para un homenaje en privado ante la columna con la estatua de la Virgen, a primeras horas de la mañana, y así depositar la tradicional cesta con flores blancas y amarillas, los colores del Vaticano.
Esta es una de las festividades más importantes y concurridas de Roma desde que el dogma de la Inmaculada Concepción fuera proclamado por Pío IX en 1854. Tres años después, el 8 de diciembre de 1857, este papa mandó erigir el monumento de la Inmaculada Concepción, ante la embajada española, como reconocimiento, dado que muchas solicitudes de proclamación de ese dogma habían llegado desde España.
El arribo del pontífice para participar del tradicional homenaje está prevista para las 16 (hora de Roma) y, en esa ocasión, el Papa será recibido por el vicario de Roma, cardenal Angelo De Donatis, y por las autoridades civiles; luego, rezará ante el monumento dedicado a la Virgen y dejará flores en su base.
Ante la presencia del Santo Padre, numerosos grupos y personalidades dejarán serenatas florales a los pies de la columna de 12 metros de altura, diseñada por el arquitecto Luigi Poletti, en cuya cima se encuentra la estatua mariana de bronce, realizada por el escultor Giuseppe Obici. Entre otros, habrá también un homenaje del Cuerpo de Gendarmería del Vaticano, cuya banda de música tocará un himno a la Virgen María y, a media mañana, se realizará una gran procesión de trabajadores de las empresas romanas más importantes.
Durante toda la jornada, los Hermanos Menores Conventuales de la basílica de los Doce Santos Apóstoles acogerán a los grupos y a los fieles, animarán los festejos con cantos y estarán disponibles para las confesiones.
Una novena rezada por cardenales
“A lo largo del tiempo y de la historia, los franciscanos siempre han promovido la teología del dogma de la Inmaculada Concepción y nunca apagaron su devoción por esta solemnidad”, señaló el padre Silvano Bianco, vicario parroquial de la basílica de los Santos Doce Apóstoles.
Entre otras cosas, la basílica de los Santos Doce Apóstoles acoge la novena a la Inmaculada más antigua de Roma: del 29 de noviembre al 7 de diciembre, todas las tardes, se reza el Rosario, se cantan las letanías y se concluye con una misa presidida por un cardenal: el primero en oficiarla será el su eminencia Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. Después vendrán Fernando Vergez Alzaga, de los legionarios de Cristo, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano; Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales; Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; y Giuseppe Bertello, presidente emérito de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
El domingo 4 de diciembre intervendrá Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica papal de San Pedro y vicario de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano; el 5, Mauro Piacenza, penitenciario mayor de la Santa Iglesia Romana; al día siguiente, Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos; en la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, Gianfranco Ravasi, presidente emérito del Consejo Pontificio de la Cultura; y, por último, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, presidirá la celebración en presencia de los embajadores acreditados ante la Santa Sede.
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