El obispo Ángel Macín y dos sacerdotes se ofrecen de “garantes” en una eventual mesa de negociación en busca de soluciones “posibles y realizables”. Atribuyen el reclamo “justo” por el derecho a la tierra a años de promesas incumplidas de la dirigencia.
El obispado de Reconquista hizo un llamado a la paz y al diálogo a raíz del conflicto social por lo que considera “el justo reclamo por el derecho a un terreno y una vivienda” que se desató en esta ciudad santafesina, después de que grupos de familias tomaran tierras rurales en la periferia urbana de esta ciudad del norte de la provincia de Santa Fe.
El conflicto social se desató días después de que el presidente Alberto Fernández hablara sobre las “tierras improductivas” en un acto en la localidad bonaerense de Mercedes.“No tiene sentido guardarlo para que el día que se muera un hijo lo herede. Tiene mucho más sentido volverla productiva hoy, y que en ese lugar alguien construya techo, donde van a crecer sus hijos y sus hijas”, manifestó el presidente al anunciar obras para urbanizar lotes, y créditos para viviendas.
El obispo Ángel Macín, de Reconquista, y los párrocos locales Juan José Delarossa y Jorge Luis Duarte Paz, difundieron un comunicado para intentar calmar las aguas tras la toma de tierras por parte de un grupo de familias y el intento de desalojo por parte de la policía.
“No justificamos las tomas de terrenos. Adherimos plenamente al orden jurídico-institucional que nos rige”, sostuvieron en la comunicación.
“Pero también acompañamos a las familias que son forzadas a adoptar estas acciones, por pobreza y cansancio”, subrayaron.
El obispo y los sacerdotes de Reconquista consideraron que este conflicto social “era de esperar” en la ciudad en el contexto de la pandemia y en parte vinculado a sus consecuencias, y lo identifican con “el justo reclamo por el derecho a un terreno y una vivienda”.
“Sin entrar en extensas fundamentaciones teóricas, necesarias en otras instancias, entendemos que este es un derecho que toda familia tiene y que se viene postergando desde hace décadas en la ciudad y en otros lugares”, expresaron.
Asimismo, lamentaron que en estos años “se haya dedicado más atención a otros intereses, o a confrontaciones políticas, y se haya descuidado al extremo este potencial foco de tensión social” y lo atribuyeron a que “muchas veces la palabra empeñada o prometida, por dirigentes de diversos estamentos, haya caído en descreimiento al no verse traducida en oportunas acciones concretas”.
“Aunque no sea responsabilidad directa, lo que sucede también nos interpela a todos, ya que como ciudadanos tenemos que velar por el bien de nuestros hermanos, que habitan un mismo territorio. Los cristianos sabemos que lo que hicimos o dejamos de hacer con nuestros hermanos y hermanas más necesitados, repercute directamente en nuestra vida y en el vínculo con Cristo”, justificaron su intervención.
Frente a esta situación, el obispo Macín y los sacerdotes Juan José Delarossa y Jorge Luis Duarte Paz hicieron un “ferviente llamado a la paz social y al diálogo, condiciones indispensables para que todos puedan alcanzar la meta de un lugar para vivir con dignidad”.
“Nos ponemos a disposición para ayudar a la resolución de las situaciones dadas, ofreciendo un espacio que nos permita la escucha, el dialogo y el compromiso en pos de soluciones posibles y realizables o participando como garantes de alguna instancia convocada por otros, como así también a colaborar en el mediano plazo para prevenir este tipo de episodios que nos lastiman a todos”, sostuvieron.
Dirigentes agropecuarios denunciaron que se encuentran parcialmente ocupados un campo de 36 hectáreas de la familia Cian, que al momento se encontraba improductivo, y otro de 700 hectáreas de la familia Roberts. A esto se suma un terreno baldío de 18 hectáreas, y una plaza.
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