Uno fue la mano derecha de Bergoglio en el Vaticano. Otro es el jesuita cordobés de los pobres. El tercero, primado argentino. El cuarto, el jubilado porteño.
Por Guillermo Villarreal.
Entre los 135 cardenales electores que el papa Francisco nombró a lo largo de sus 12 años de pontificado, hay cuatro argentinos. Los purpurados connacionales tendrán derecho a voto y a ser elegidos para liderar la Iglesia en el cónclave sucesorio que, muy probablemente, comience el 5 de mayo en la Capilla Sixtina del Vaticano.
Todos tienen menos de 80 años, pero ninguno aparece, de momento, entre los papables que suenan en la previa de las congregaciones del Colegio Cardenalicio. Dos de ellos son cordobeses, pero uno hace tiempo que se mudó a Roma y fue colaborador inmediato de Jorge Bergoglio; el tercero es el flamante primado argentino; y el cuarto, fue el primer sucesor del pontífice en Buenos Aires.
Se trata de Tucho Fernández (62), Ángel Rossi (67), Vicente Bokalic (72) y Mario Poli (77). Los cuatro representan al país en el Colegio Cardenalicio, instancia en la estructura vaticana que también integran otros purpurados locales, aunque sin derecho a voto: el curial Leonardo Sandri (81); los eméritos Luis Villalba (90) y Estanislao Karlic (99); y el fraile capuchino Luis Dri (97).
Tucho Fernández y la defensa argentina
Desde su llegada a Roma en septiembre de 2023, Fernández se movió como el armador clave tanto para el juego de influencias de cara a un cónclave como para perfilar al pontífice del postfrancisquismo.
Además de ganarse las jinetas de cardenal en tiempo récord y dejar de ser identificado por su país de origen para pasar a la categoría de “curial”, el teólogo argentino se convirtió en una suerte de escudero frente al embate eclesial ultraconservador que se opone a la renovación bergogliana.
Tucho Fernández junto a uno de los "papables" de la Iglesia - Captura de redes
Ya instalado como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fernández siguió siendo el escriba de la mayoría documentos pontificios. En esa misión se ganó varios enemigos entre los rigoristas, que lo acusan de imponer por “decreto” cuestiones doctrinales que no logra consensuar en instancias de discusión eclesial como las asambleas sinodales.
Fuentes vaticanas anticipan que Fernández se moverá como un kingmaker y, pese a que vota y puede ser votado, es difícil que los cardenales electores opten por otro argentino.
La línea defensiva del papado de Bergoglio y la búsqueda de un sucesor que continúe el legado bergogliano: el cardenal Leonardo Sandri, a quien el papa le había renovado su mandato como vicedecano del Colegio Cardenalicio.
Pese a tampoco votar por tener 81 años, este cargo es clave para el gobierno de la transición ante la muerte o renuncia de un pontífice y en la organización del cónclave sucesorio.
En este armado, Fernández y Sandri tienen a favor el hecho de que Bergoglio nombró (creó en términos eclesiásticos) al 79% de los 135 cardenales electores, con una media de edad de 69 años y buena parte procedentes de las periferias del mundo.
El jesuita cordobés de los pobres
Rossi o, simplemente, Bayín, fue el bendecido por el papa para hacerse cargo de la Arquidiócesis de Córdoba en 2021, la segunda jurisdicción eclesiástica más importante del país, justo en un momento de ebullición renovadora tras 23 años de gestión pastoral de Carlos Ñáñez y casi 24 de hegemonía política intercalada entre Juan Manuel de la Sota y Juan Schiaretti.
Ni en el Círculo Rojo provincial y municipal ni en la élite política-religiosa cordobesa conocida como la “Sagrada Familia” se atrevían entonces a colgarle el cartel de peronista, macrista, radical, libertario o comunista; todos coincidían en que su perfil es equidistante de las fuerzas partidarias locales y más bien cercano a la gente de las periferias; esa a la que reconoce “cascoteada” y carente de esas 3T (Tierra, Techo y Trabajo) para una vida digna que predicaba el pontífice.
Ángel Rossi, uno de los "candidatos" a presidir la Iglesia bergogliana. Vatican Media
Esta situación no cambió. Los hechos, más que las palabras, ponen a este hermano de congregación de Bergoglio en ese lugar. En 1992, el religioso creó, en la localidad bonaerense de Villa de Mayo, la Fundación Manos Abiertas, que atiende necesidades de alimentos, ropa y espirituales a personas en situación de vulnerabilidad social.
Treinta años después, gracias a una red de voluntariado, esa organización –paralela a Cáritas y avalada internacionalmente por la Compañía de Jesús- da respuestas concretas en barriadas populares de Buenos Aires, Córdoba, San Juan, Concordia, Chaco, Salta, Mar del Plata, Jujuy, Santa Fe, Neuquén y Mendoza.
En noviembre 2024, Rossi fue elegido por los obispos para secundar al arzobispo Marcelo Colombo (Mendoza), en la conducción de la Conferencia Episcopal Argentina.
El primado y el jubilado porteño
Bokalic fue el último argentino en ser creado cardenal por Francisco. Ocurrió en el consistorio del 8 de diciembre de 2024 y luego de la decisión papal histórica de transferirle a Santiago del Estero el título de sede primada que tenía Buenos Aires, por su condición de primera diócesis del país.
La movida implicó, además, que Jorge García Cuerva perdiera el título de primado, que ostentaba por estar al frente de la Arquidiócesis de Buenos Aires bajo esa condición.
Desde entonces este distintivo honorífico quedó en manos de Bokalic, el religioso vicentino que también pasó a ser arzobispo primado siempre y cuando esté a cargo del gobierno pastoral de la diócesis de Santiago del Estero.
El papa Francisco creó cardenal al arzobispo Vicente Bokalic - Vatican Media
Poli, en tanto, fue el primer sucesor de Bergoglio en Buenos Aires y dejó de serlo a raíz de cumplir los 75 años que marca Código de Derecho Canónico para el gobierno pastoral de las diócesis. Desde la diócesis de Río Gallegos (Santa Cruz) llegó García Cuerva para sucederlo en la sede porteña, bastión principal del PRO.
En noviembre de 2022, el purpurado porteño terminó su gestión arzobispal golpeado por lo que significó en su legajo que el Vaticano haya encargado una auditoría que detectó inconsistencias en la administración y venta de inmuebles de la curia porteña.
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