La misión de Pedro no es "cerrar las puertas de la casa, permitiendo el acceso solo a algunos invitados selectos", sino "ayudar a todos a encontrar su camino", subrayó su sucesor
Las famosas "llaves" de san Pedro, con las que se representa al apóstol en la simbología cristiana, no sirven para "cerrar puertas", dijo el Papa Francisco durante el Ángelus que presidió el 29 de junio de 2024 con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo. "La autoridad es servicio", de lo contrario es "dictadura", machacó el Papa desde la plaza de San Pedro, donde se había congregado una multitud de fieles.
El símbolo de las llaves de San Pedro tiene su origen en el Evangelio, que cuenta que Jesús anunció al apóstol: "Te daré las llaves del reino de los cielos" (Mt 16,19). Al introducir la oración mariana, el Papa explicó que estas llaves representan "el ministerio de autoridad que Jesús le confió para servir a toda la Iglesia".
"El Reino de Dios es algo precioso y rico, pero al mismo tiempo pequeño y discreto"
Las llaves de Pedro, añadió, "son las llaves de un Reino" que no es "una caja fuerte o una cámara acorazada", sino "una pequeña semilla, una perla preciosa, un tesoro escondido". Este Reino de Dios es "algo precioso y rico, ciertamente, pero al mismo tiempo pequeño y discreto", dijo Francisco.
Para lograrlo, prosiguió el jefe de la Iglesia católica, "no es necesario, por tanto, poner en marcha mecanismos de seguridad y cerrojos, sino cultivar virtudes como la paciencia, la atención, la constancia, la humildad y el servicio". "La autoridad es un servicio, y la autoridad que no es un servicio es dictadura", advirtió al salir de sus apuntes.
La misión de Pedro no es "cerrar las puertas de la casa, permitiendo el acceso solo a algunos invitados selectos", sino "ayudar a todos a encontrar su camino", subrayó su sucesor. Y añadió: "Todos, todos, todos pueden entrar".
El apóstol Pedro, recordó, "recibió las llaves del Reino no porque fuera perfecto", sino porque "fue el primero que tuvo que convertirse para abrir la puerta a Jesús". Y el Papa añadió: "Y eso no fue fácil".
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