En el marco de la Semana Mundo unido, con un grupo de jóvenes preparamos una tarde deportiva y fuimos a visitar a los chicos de la Fazenda, con el deseo de compartir un “trozo de fraternidad”con ellos.

Sabíamos que habían tenido una semana muy difícil, por eso nos habíamos propuesto antes que nada “ser el amor” para ellos y con todos. Después de varios días grises y de lluvia, ese día un sol reluciente nos recibió. Los invitamos a sumarse a la semana mundo unido, contándoles la dimensión mundial del evento; estaban sorprendidos! Les mostramos imágenes de lo realizado en todas partes y largamos los juegos invitándolos a vivir el decálogo del juego.

Entre risas, correras y ponerse de acuerdo en los equipos, pudimos ayudarnos a “recomenzar” cuando por allí se hacía trampa, resaltar las veces que se trabajó “en equipo”, darnos cuenta que de verdad es posible saber ganar y saber perder, y que da más alegría dar que recibir, cuando por ej. al final el equipo que ganó le regaló el premio al que perdió, que fue luego compartido con todos!

Al caer la tarde, en los rostros una alegría radiante!

“Era justo lo que necesitábamos!”… “Hacía mucho que no me reía así”…“Qué bueno probar que uno se puede divertir sanamente”, “Gracias por venir a visitarnos”(algunos ecos de los chicos de la Fazenda)

“¡Sepan que vivimos por ustedes! Cuando tengo que vivir algún desafío pienso en ustedes, lo ofrezco por ustedes” (una joven del Mov.)