“De ninguna manera me cierra la hipótesis de que Alberto Nisman se haya suicidado y no resulta aceptable que, con la tecnología de 2016, no se sepa si una persona fue asesinada”, criticó duramente hoy, martes, el anterior presidente de la DAIA, Julio Schlosser (ambos en el fotomontaje, desde la derecha), en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN) a una semana del primer aniversario del sospechoso deceso del titular de la Unidad Fiscal de Investigación del Atentado a la AMIA.
“A un año de esta muerte incomprensible vemos que todavía estamos ‘a foja cero’, a pesar de -según los trascendidos de la prueba producida- la inexistencia de rastros de pólvora en las manos de Alberto o de huellas digitales, ni siquiera las de él, en la pistola; nos llama poderosamente la atención que esta causa esté en un “punto muerto”, como siguiendo el camino de las de (los atentados a) la AMIA y la Embajada (de Israel), y eso nos preocupa mucho”, subrayó.
“En reiteradas oportunidades me manifestó que sospechaba que podían desplazarlo de la Fiscalía; lo que nunca dijo, y no sé si lo sospechaba, es que el final de la investigación iba a ser con su muerte…”, sorprendió el ex líder comunitario, quien implícitamente predijo el cierre de la causa.
Respecto de la archivada denuncia de Nisman contra los entonces Presidenta y canciller, entre otros, por presunto encubrimiento de los imputados iraníes por el atentado a la AMIA, Schlosser destacó que fue hecha por “un fiscal federal” y que “los tribunales que deben revisar todo lo actuado y proceder en consecuencia si existe mérito para ello” porque “ante la menor duda debería continuarse la investigación a fondo” como ocurrió cuando lo acusaron de traición a la patria.
Por otra parte, “lamentamos que se firmara ese tristemente recordado Memorándum de Entendimiento si el canciller (de entonces, Héctor Timerman) sabía que la República Islámica de Irán fue la que planificó y llevó adelante el atentado”, señaló.
P- ¿Qué recuerdos tiene a un año de la muerte de Alberto Nisman?
JS- De ninguna manera me cierra la hipótesis de que Alberto Nisman se haya suicidado. Tuve oportunidad de conversar con él respecto de la ‘causa AMIA’ durante 10 años, en los cuales fui secretario general de la AMIA y vicepresidente y después presidente de la DAIA, y no era una persona que tuviera las características de un suicida. Aparte, dos días antes de su aparición sin vida estuvimos con Leonardo Jmelnitzky -el entonces presidente de la AMIA- conversando con él y de ninguna manera pensábamos que estaba abrumado, apesadumbrado o que podía quitarse la vida. Al contrario, se lo veía eufórico, muy compenetrado en su tarea. Hace un año estaba consternado por la noticia (de su deceso) y recuerdo que uno o dos días después, cuando fuimos a esa marcha reclamando el esclarecimiento bajo esa intensa lluvia, sentimos que Nisman merecía que su muerte fuera esclarecida y (se castigara a) los culpables si no se suicidó, la hipótesis que uno piensa. Uno o dos días después le hice saber al actual secretario general de la DAIA (entonces prosecretario 1º y titular del Departamento de Asuntos Jurídicos), Santiago Kaplun, que era necesario que, como presidente de la DAIA, me apersonara al despacho de la fiscal (que lleva esa causa, Viviana) Fein. Inmediatamente hicimos la gestión y estuvimos con ella simplemente para puntualizarle (la importancia de) que tuviera un rápido esclarecimiento la muerte del fiscal federal más importante para la comunidad (judía), ya que llevaba la tarea de dilucidar este crimen de lesa humanidad que fue el atentado a la AMIA. También le hicimos saber que, (antes de conocer) lo que resultara de la prueba, para nosotros el suicidio no era una hipótesis aceptable, y le ofrecimos toda la colaboración. A un año de esta muerte incomprensible vemos que todavía estamos “a foja cero”, a pesar de -según los trascendidos de la prueba producida- la inexistencia de rastros de pólvora en las manos de Alberto o de huellas digitales, ni siquiera las de él, en la pistola. Nos llama poderosamente la atención que esta causa esté en un “punto muerto”, como siguiendo el camino de las de (los atentados a) la AMIA y la Embajada (de Israel), y eso nos preocupa mucho. Creemos que la muerte de Alberto Nisman es, al igual que la “causa AMIA” una “cuestión de Estado”. No resulta aceptable que, con la tecnología de 2016, no se sepa si una persona se suicidó o fue asesinada.
P- ¿Debería reimpulsarse su denuncia contra los entonces Presidenta y canciller, entre otros, por presunto encubrimiento de los imputados iraníes por el atentado a la AMIA?
JS- Toda denuncia debe ser investigada a fondo, y (en este caso,) los hechos eran lo suficientemente graves (como para hacerlo). Cuando fuimos citados por (el juez interviniente, Daniel) Rafecas, momentos antes de que firmara el rechazo de esa denuncia, nos llamó mucho la atención tanta rapidez ante 900 horas de escuchas (telefónicas), lo cual hacía imposible que hubiera meritado toda la información como para desestimarla inmediatamente. Cuando los directivos (comunitarios judíos Jorge Knoblovits y Waldo Wolff, entonces secretario general y vicepresidente 1º de la DAIA, respectivamente, además de Schlosser y Jmelnitzky) fuimos denunciados por traición a la patria, pedimos que se investigaran los hechos porque un rechazo in límine dejaría un intolerable manto de dudas sobre nosotros. Se recabó toda la información y después se rechazó la denuncia por improcedente. Creemos que debe obrarse de la misma manera respecto de cualquier ciudadano.
P- ¿A quién le correspondería pedir que se reimpulse esa denuncia?
JS- A la propia Justicia. Estamos hablando de una denuncia de un fiscal federal y son los tribunales los que deben revisar todo lo actuado y proceder en consecuencia si existe mérito para ello. Ante la menor duda debería continuarse la investigación a fondo.
P- ¿Cómo le cayó escuchar al entonces canciller Héctor Timerman decir que Irán era responsable del atentado a la AMIA en una grabación de 2012?
JS- Nunca me cupo duda de que la República Islámica de Irán fue la que planificó y llevó adelante el atentado, y lamentamos que se firmara ese tristemente recordado Memorándum de Entendimiento si el (entonces) canciller sabía todo esto. Ello marcó un hito en la diplomacia argentina porque indudablemente estábamos pidiéndole al zorro que cuidara las ovejas (NdR: en referencia a la intención de que Teherán nombrara o consensuara a más de la mitad de los miembros de una Comisión de la Verdad que se expidiese sobre la consistencia de las pruebas en contra de referentes de un anterior gobierno persa como autores ideológicos del atentado a la AMIA).
P- ¿Estaba al tanto de que Nisman temía que lo apartaran de la Unidad Fiscal de Investigación?
JS- En reiteradas oportunidades me manifestó que sospechaba que podían desplazarlo de la Fiscalía. Lo que nunca dijo, y no sé si lo sospechaba, es que el final de la investigación iba a ser con su muerte…
P- ¿Cuál es su mensaje para la familia Nisman en el primer aniversario de la muerte del fiscal?
JS- Sigan como hasta ahora. No bajen los brazos. La muerte de Alberto no puede quedar en la nebulosa, y mucho menos impune. Y hago un voto por que en este año gregoriano que iniciamos hace unos días la comunidad argentina encuentre el camino que hizo del país uno de los más importantes del mundo.
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