– Con la noticia que se conoció del desplazamiento de los jueces Borinsky y Hornos a partir del 1 de enero, ¿se puede caer la audiencia pactada para el 19 de diciembre?

– De hecho la audiencia del 19 de diciembre está vigente. Nosotros tenemos expectativa de que pueda celebrarse, más allá de que hagamos una exposición oral o escrita, lo importante de esta audiencia es que se lleve adelante con la conformación actual de la Sala. Por que como bien vos dijiste no renovaron la subrogancia de estos jueces a partir del 2017. Pero nuestra audiencia es en el 2016. Es como si nosotros pensaremos que por alguna razón no se concretaría una audiencia que está fijada, hoy no vemos motivos por los cuales no se va a llevar adelante la audiencia. Esperemos que no haya ninguna sorpresa.

– ¿Qué sensaciones te causó al enterarte de la noticia?

– Malas. Estoy desahuciado en el sentido que me niego y me resigno a pensar de que esto va a ser una maniobra tendiente a desalentar o a torcer el destino de una o de varias causas. Particularmente, en la causa que nosotros nos presentamos como querellantes (Nisman) se vienen sucediendo estas maniobras desde el principio. Recordemos cuando se demoró el recurso de apelación para que entre un fiscal. El fiscal de Casación termina siendo una suerte de defensor de los imputados cuando en realidad su trabajo es acusar.

Como hombre de derecho que soy hace ya 20 años, estoy triste, desilusionado y estoy absolutamente conmovido negativamente por todo esto porque sinceramente pensé que los límites existían en la vida democrática y que aquellos (por los derechos) que habían estado borrosos en las última década los podíamos recuperar en estos tiempos. Pero veo con sorpresa que estos mecanismos espurios siguen. Veo un futuro muy oscuro en una República donde la Justicia, claramente, no es independiente y es manipulada en la conformación de las cámaras. Es una aberración al principio elemental de que un juez natural entienda en una causa. Esto no es solamente una cuestión de justicia y cuestión relacionada con la causa Nisman o el atentado a la AMIA. Esto habla de la seguridad jurídica de un país que trasciende absolutamente todos los ámbitos.

– Waldo Wolff ayer denunció al presidente de la Cámara de Casación, Alejandro Slokar, porque considera que a partir de esta maniobra judicial el presidente incurrió en un delito de prevaricato cohecho. ¿Vos estás de acuerdo con esta denuncia?

– En la medida que se pueda acreditar que esto fue una maniobra con esos fines estoy 100% de acuerdo. Al mismo tiempo estoy de acuerdo con que un diputado de la Nación habiendo escuchado la posibilidad de que este hecho se consumará haga la denuncia… para eso están los tribunales, los fiscales que tienen que abrir las investigaciones. Ahora que se consumó lo que probablemente Waldo denunció ayer, ahora más que nunca va a tener que investigarse la situación. Esperemos que la fiscalía que tiene el tema va a abrirla o no. Estamos hablando siempre de lo mismo, denuncia tras denuncia, pero esto es un ¡círculo vicioso! ¿por qué? Porque las causas terminan cayendo en los mismos juzgados y siendo resueltas por los mismos jueces que son cuestionados por otras causas. Este círculo esta dentro de ámbito viciado y de estos ámbitos sale todo viciado…todo mal.