La Santa Sede a la OSCE: Acciones sinérgicas y concretas contra la Trata

La Santa Sede a la OSCE: Acciones sinérgicas y concretas contra la Trata

En la 23ª Conferencia de la Alianza contra la Trata de Seres Humanos, que tuvo lugar del 18 al 19 de abril en Viena, Monseñor Janusz Urbańczyk volvió a encuadrar el fenómeno criminal en sus características transnacionales, preocupantes en términos de deriva digital.

Por Antonella Palermo

La Santa Sede sigue mostrando su preocupación por el fenómeno de la trata. En la 23ª Conferencia de la Alianza contra la Trata de Personas, que se clausuró este 19 de abril, en Viena, Monseñor Janusz Urbańczyk, representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, ha reiterado la importancia de una acción sinérgica y multidimensional para prevenir y combatir este delito.

Legislación adecuada para luchar contra la explotación en línea

La trata de seres humanos debe abordarse con métodos multidisciplinares. Monseñor Urbańczyk está convencido de ello, lo que reiteró en la 23ª Conferencia de la Alianza contra la Trata de Personas, que se está celebrando en Viena. Se necesitan leyes que aborden las causas profundas y ayuden a prevenir y proteger a las víctimas y a llevar a los culpables ante la justicia. Sin embargo, señaló, también es necesaria una legislación adecuada y disuasoria, dada la evolución de la trata de seres humanos y la explotación en plataformas en línea. El Prelado subrayó que el entrelazamiento del empobrecimiento económico, la explotación y el mal uso de las tecnologías sociales ha tenido importantes repercusiones tanto para los jóvenes como para los mayores, por lo que "no podemos limitarnos a una mera concienciación colectiva", observó, "la prevención debe traducirse también en acciones concretas.

Es necesario un enfoque holístico del problema

Los inmigrantes, ya de por sí personas vulnerables, son el blanco "más fácil" de la explotación. "Traficantes sin escrúpulos, a menudo vinculados a cárteles de la droga o de las armas, explotan la debilidad de los migrantes, que con demasiada frecuencia sufren violencia, trata, abusos psicológicos y físicos, y sufrimientos indecibles durante su viaje", afirma el representante de la Santa Sede, que habla de un fenómeno que se ha convertido casi en una condición de progreso económico en muchas de nuestras sociedades, a través de muchos sectores productivos, de la agricultura a la producción de alimentos, de la electrónica a la construcción, del turismo/hostelería al trabajo doméstico. Por ello, señala, "la complejidad de la trata de seres humanos requiere una respuesta multidimensional y multisectorial que debe coordinarse a nivel nacional, regional e internacional", denuncia. Desgraciadamente, lamenta, esto no está ocurriendo lo suficiente y las consecuencias están ante nuestros ojos. Por ello, cada vez es más urgente adoptar un enfoque más holístico.

Grupo Santa Marta y Talitha Kum: la eficacia de la acción de la Iglesia

En Viena, Monseñor Urbańczyk ilustra la actividad de la Iglesia católica, que, a nivel mundial, asiste y protege a las víctimas, colaborando estrechamente con los socios locales. También recuerda el apoyo de la Santa Sede a lo acordado en el Consejo Ministerial de Oporto de 2002, a saber: "Reconocemos que la intensificación de la cooperación entre los actores pertinentes en los países de origen, tránsito y destino desempeña un papel fundamental en los programas de repatriación de las víctimas de la trata y facilita su reintegración. Por lo tanto, animamos a todas las organizaciones que prestan asistencia a las víctimas, incluidas las ONG, a seguir desarrollando dicha cooperación". A continuación, cita un ejemplo de este tipo de cooperación: el "Grupo de Santa Marta", una alianza mundial de responsables policiales, obispos y comunidades religiosas que trabajan en colaboración con la sociedad civil en la lucha contra la trata de seres humanos a escala internacional. Según se destacó, es necesario un modelo de acción conjunta "para hacer frente a este fenómeno de manera oportuna y en cooperación sinérgica". "Talitha Kum" - la red de hermanas religiosas, sacerdotes y jóvenes que trabajan incansablemente a nivel mundial para combatir la trata de personas a través de iniciativas centradas en la prevención, la protección, la reinserción social y la rehabilitación de los supervivientes - es el otro ejemplo señalado por el Observador ante la OSCE, como parte de las experiencias que confirman la importancia de las asociaciones y la necesidad de cooperación a diferentes niveles.

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