La Comunidad de Lanceros desea a todos los lectores de Infovaticana una Feliz y Santa Pascua de Resurrección. Cristo Vive. Cristo ayer, hoy y mañana. Cristo está presente entre nosotros. Cristo está presente en su Iglesia.
Por Diego Lanzas.
En estos días santos, nuestro admirado Specola nos ha tenido puntualmente informados de lo que pasaba en Roma. También de las informaciones sobre el Papa Francisco. Queremos destacar el amplio reportaje de Jean-Marie Guénois, en la última edición de “Le Figaro Magazine”, con el sugestivo título “Final de Reinado en el Vaticano – Cómo la Iglesia prepara el día después de Francisco”. No hay que perdérselo.
Un miembro de la Comunidad de Lanceros ha comentado la extraña situación en la que se encuentra la Iglesia con un Papa que deja a un lado importantes homilías, como ocurrió con la del Domingo de Ramos, pero que no para de conceder entrevistas y de prestarse a llenar el bolsillo de sus periodistas de camarilla con libros que le hacen a medida de lo que quiere decir.
Son más de una veintena los libros que se han escrito con el Papa Francisco sobre el Papa Francisco. Un Papa nada autorreferencial. Libros que repiten lo mismo. Se podría escribir un libro sobre cómo el papa Francisco ha escrito los libros o cómo ha hecho que escriban los libros sobre él.
Ayer tuvimos una muestra con lo que publicó el “ABC” del libro que su corresponsal en Roma, Javier Martínez-Brocal, un chico muy agradecido, le ha hecho al Papa. No sabemos por qué no se ha titulado “Mi venganza contra monseñor Gänswein”. Escrito contra monseñor Georg Gänswein para contrarrestar el suyo que parece molestó mucho al Papa. “El sucesor. Mis recuerdos de Benedicto XVI” se titula para que quede claro. Todo para contrarrestar lo que dice monseñor Gänswein sobre cómo Francisco no le hablaba con claridad a Benedicto XVI.
Según lo publicado ayer, el Papa confiesa sin rubor que aunque los cardenales juran guardar secreto de lo que pasa en el Cónclave, el Papa “tiene licencia para contarlo”. En román paladino quiere decir que el Papa puede hablar pero nadie puede rectificarle. El Papa puede contar una milonga y todo el mundo se la tiene que creer porque los protagonistas tienen la boca cerrada y bien cerrada.
Bergoglio dice que “intentaron usarme para que Ratzinger fuera elegido cardenal”. La historia es que una minoría quiso bloquear el nombramiento de Ratzinger votando a Bergoglio para después meter a otro cardenal. La historia no termina ahí. Confiesa el Papa que “cuando me di cuenta por la tarde, le dije a un cardenal latinoamericano, el colombiano Darío Castrillón: “No embromen con mi candidatura, porque ahora mismo voy a decir que no voy a aceptar. ¿eh? Déjame ahí””.
Ya, que nos tenemos que creer que el cardenal Darío Castrillón estaba en la operación de que no se eligiera a Ratzinger cuando, -varios miembros de esta Comunidad de Lanceros que han conocido y tratado mucho al cardenal Darío Castrillón-, si había un cardenal forofo de Ratzinger en el Vaticano era el cardenal Castrillón, que ya no puede decir nada porque no está entre nosotros.
Como escribió nuestro querido Specola hace unos días a propósito de otro libro sobre el Papa “el autor del libro autobiográfico del Papa Francisco cuenta algunos detalles. «Ha habido varios encuentros en el Vaticano, numerosos intercambios de correos electrónicos, pero sobre todo llamadas repentinas, decenas de llamadas que he recibido en mi móvil durante el último año». «Un día, durante una de nuestras reuniones en Santa Marta para la redacción del volumen, tuve ganas de decirle: «Pero tú sabes que muchos ¿Dicen que está destruyendo el papado por sus acciones? Porque afirman, según su formación, que ella debería estar en un nivel superior al del pueblo». Francesco permaneció en silencio unos segundos, luego me miró y respondió: «¡Si tuviera que ir tras todo lo que escriben y dicen sobre mí, necesitaría un psicólogo una vez a la semana! Pero no puedo hacer nada al respecto, mi vocación es la de sacerdote, ¡soy sacerdote y tengo que estar entre la gente!»”.
Un miembro de la Comunidad de Lanceros concluye. Igual quienes tienen que ir al psicólogo son los que leen todo lo que se escribe sobre el Papa Francisco con palabras del Papa Francisco.
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