Rivera: «Todos queremos un acuerdo sobre los divorciados vueltos a casar»

Rivera: «Todos queremos un acuerdo sobre los divorciados vueltos a casar»

Habla el cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera, quien desmintió ser uno de los firmantes de la “carta de los 13 cardenales”. En entrevista anticipa que existe un acuerdo entre los “padres sinodales” sobre la necesidad de encontrar caminos para los divorciados vueltos a casar

Por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

CIUDAD DEL VATICANO

“El Papa tiene mi mayor respeto y lealtad”. Con esas palabras el arzobispo de la Ciudad de México, Norberto Rivera Carrera, negó esta semana haber suscrito la ya famosa “carta de los 13 cardenales”, luego que algunos periodistas lo incluyeron en la lista de los firmantes. Lo hizo en medio de la crisis producida por la filtración del contenido de esa misiva, que se interpretó como una falta de respeto a Francisco lanzado desde dentro del Sínodo de los Obispos.

Ahora, en entrevista, el purpurado mexicano explica el por qué de su aclaración, se refiere a la carta y habla sobre los divorciados vueltos a casar, el tema controvertido del Sínodo que está llamado a debatir los desafíos de la familia en la sociedad actual y se extenderá hasta el próximo 25 de octubre en el Vaticano.

¿Cómo describe el ambiente dentro del Sínodo?

A  mi me toca en el círculo Ibérico A, ahí estamos de varios países latinoamericanos, de España y de África. El ambiente es muy cálido y con una buena relación. Sentimos que vamos muy bien porque lo que se propone es bajo votación del grupo y hasta ahora casi todo ha salido por unanimidad. A veces uno o dos “padres sinodales” ponen objeciones o se abstienen, pero es una mayoría absoluta la que está elaborando las propuestas que ese grupo aportará para que se haga el documento que se entregará al Santo Padre.

Entonces ¿no existe división?

Esa polarización que algunos exaltan no se da. Por supuesto que existen acentos. Por ejemplo es muy distinta la aportación o la forma de proponer de un español, de un mexicano, de un colombiano o de un venezolano, porque cada país vive una situación distinta. Todas las votaciones han sido por unanimidad y nadie puede decir que no nos representa aquello que ha dicho el relator.

Usted desmintió públicamente haber firmado la “carta de los 13 cardenales” y refrendó su fidelidad al Papa. ¿Por qué se vio en la necesidad de hacer esta aclaración?

Porque se me hizo demasiado burdo aquello de acusarme de que alguna vez en mi vida he atacado al Papa, faltándole el respeto. No lo he hecho ni con este Papa ni con Juan XXIII que me ordenó sacerdote, ni con Juan Pablo II que me hizo obispo y cardenal, ni el Papa Benedicto XVI que siempre fue tan cálido. Siempre he tenido una relación excelente pero además de una relación humana, se trata de una relación de fe: Se quién es el Papa para mi Iglesia, el factor de unidad, el que nos da consistencia y entonces eso de que al arzobispo de México, que es cabeza de una gran Iglesia, le atribuyan cosas que no son se me hizo burdo.

¿Qué piensa de la carta?

Esa carta, que no se quién elaboró (o más bien lo imagino), tampoco la veo como una falta de respeto. Se dio en la línea de lo que el Papa ha invitado, a decir con valentía aquello que pensamos. No veo que exista una rebeldía aquí en el Sínodo de ningún grupo, ni de derechas ni de izquierdas, para con el Papa.

¿Por qué cree que se da esta interpretación a esa carta?

Son interpretaciones. No conozco a la persona que publicó el documento ni al medio que lo hizo. No se qué intenciones tengan pero están lejos de la verdad en ese sentido.

El Papa propuso un cambio de método en el Sínodo, y en su carta los cardenales expresaron su temor porque ese nuevo sistema deje espacio a una “manipulación” o permita que las conclusiones de la asamblea no reflejen lo que realmente se debatió. ¿Es justificado este temor?

No son de ahora, los cambios vienen de antes: el dar más tiempo a los “círculos menores”, tener un equipo de redacción y otras cosas. Ya estaba cambiado el método y a mi este nuevo sistema se me hace mucho más eficaz porque antes -en los otros sínodos- pasábamos días y días oyendo, pero ahora estamos participando desde un principio, aportando lo que traemos nosotros, las contribuciones de nuestros obispos auxiliares, nuestros movimientos eclesiales, la gente en general, porque hicimos una amplia consulta sobre esto. Tenemos más tiempo para contribuir.

Estas dudas expresadas en la carta ¿podrían esconder una preocupación por el debate sobre los divorciados vueltos a casar, el tema polémico de este Sínodo?

Si, es un tema polémico. Es un asunto que todavía no se trata a profundidad en este Sínodo porque aún no hemos llegado a la tercera parte del “Instrumentum laboris” (documento con el temario de puntos a discutir) y a las recomendaciones puntuales. Esperemos que Dios nos ilumine para conocer caminos para con estas personas. Todos estamos diciendo que seamos misericordiosos, que debemos darle su lugar a ellos, miembros de nuestra Iglesia, y que nunca han sido excomulgados. Esto no es una novedad de este Papa, siempre la Iglesia ha dicho esto, pero de hecho son personas que se alejan porque nosotros no tenemos esa cercanía con ellos.

¿Hacia dónde puede enfocarse el Sínodo en este tema?

Ojalá ahora descubramos senderos para estar cerca de la diversidad de personas que tienen otras tendencias, porque lo merecen. No es algo que le vamos a dar, es nuestra obligación de pastores salir al encuentro de esas personas, que están viviendo en una situación diferente, difícil, y no por eso no están llamados a la santidad. Están llamados a la santidad en medio de esa situación especial y muchas veces en realidades irreversibles porque ya constituyeron otra familia, y ni modo que la Iglesia les pida que se separen, porque ya tienen otra familia.

¿Se llegará a algún acuerdo concreto?

Si, creo que si, todos queremos eso. Todos estamos de acuerdo en (la necesidad de) una mayor cercanía, una mayor comprensión hacia estas personas pero muchas veces el cómo no lo tenemos claro. Para algunos solamente existe el camino de la eucaristía cuando muchos de ellos no buscan precisamente la comunión, buscan otras cosas que son más importantes en su vida porque todavía no descubren la maravilla de la eucaristía. Personalmente he tenido contacto con personas en esa situación, ellos han empeñado en labores de más caridad para con el prójimo, de comprometerse con obras sociales y ese es su camino de santificación.  

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