El presbítero Ramón Pérez le entregó una carta muy personal al Santo Padre en una audiencia y Francisco le llamó días después por teléfono
El sacerdote chileno de la diócesis de Villarrica, Ramón Pérez Contreras, relata una simpática y emotiva anécdota que vivió con el Papa Francisco.
Después de unos meses de angustia por no poder viajar a Roma debido a la pandemia, logró aterrizar a principios de enero en la Ciudad Eterna para estudiar Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y para “imparare Roma”, en el sentido de vivir la experiencia eclesial de la universalidad de la Iglesia.
Reside en el Colegio sacerdotal Altomonte con presbíteros de cuatro continentes. "En muy poco tiempo he podido vivir de manera profunda esa proximidad del Papa Francisco", cuenta en su carta enviada a CARF Fundación.
Audiencia presencial con el Papa
Ramón Pérez relata que su estancia en Roma comenzó con la inscripción a un curso de Penitencia Apostólica, que, por testimonio de otros hermanos sacerdotes, resultó ser muy interesante.
"Como ya es costumbre, el curso se desarrolló de manera on line, pero a mitad de este, se nos avisó que la audiencia con el Papa Francisco sería de manera presencial para los sacerdotes que estudiamos en Roma, así con los demás sacerdotes de la casa nos preparamos para ese momento".
Una carta muy personal
Finalmente, el día 12 de marzo pudieron participar en tan esperada audiencia. El sacerdote chileno escribió una carta muy personal con la intención de entregársela al Papa.
"Al acudir a la audiencia sentí cercana la posibilidad de entregarla, especialmente porque estábamos en la primera fila, en el lugar preciso para verlo. Pero llegó gente más importante y nos trasladaron a la última fila. Muy cerca a la puerta de salida, las esperanzas de entregar mi carta se esfumaban. Después de una hermosa reflexión y recomendación del Papa Francisco a los sacerdotes sobre el sacramento de la reconciliación, nos dio la bendición y salió de la sala Paulo VI, esta fue mi oportunidad de mostrar la carta. Con su mirada me dijo acércate y yo lleno de alegría y con un poco de picardía le dije: “Padre Jorge Mario (como le llamaban en las villas) soy chileno”, a lo que me respondió rápidamente “y yo que culpa tengo”, nos miramos y los dos nos reímos mucho. Luego de una breve conversación, él siguió su camino para completar la cargada agenda de ese día", relata el sacerdote chileño.
Finalmente, pudo entregarle la carta cuyos detalles son muy personales y "además de presentar algunas dudas le hago una sugerencia, con mucho respeto y humildad. Mi objetivo era que la leyera", cuenta Ramón Pérez Contreras.
Francisco le llamó por teléfono
Lo que sucedió a los pocos días, colmó todas las expectativas del sacerdote, que le ayudaron a entender, que para Francisco "cada uno de nosotros es importante".
Unos días más tarde, el miércoles 16 de marzo, el sacerdote chileno estaba en la mesa compartiendo una bebida con unos hermanos sacerdotes de Colombia, México, Ecuador y con ellos don Juan Carlos Ossandón vicerector del colegio sacerdotal Altomonte.
"De pronto entró una llamada a mi teléfono, era un número privado. Al contestar de inmediato, me di cuenta que del otro lado estaba el Papa Francisco, lo puse en voz alta para que escucharan su voz y luego muy emocionado conversamos unos minutos. Debo decir que me impresionó el detalle de llamar, su humildad para agradecer la sugerencia y el cariño con el que me hablo. Me dio algunos consejos para aprovechar mejor mi estancia en Roma", relata emocionado el sacerdote chileno.
"Nos podremos tomar unos mates"
Al finalizar la conversación telefónica, el presbítero de Chile le comentó al Papa: “Santo Padre, ¿y nos podremos tomar unos mates?”, a lo que me respondió: “Ahora mismo no, porque estoy con mucho trabajo, pero tú tranquilo, que ya vamos viendo cuando nos juntamos”.
Ramón Pérez Contreras comparte esta experiencia, "que nos habla ante todo de la humildad del Papa Francisco, que, a pesar de todo su trabajo, tiene tiempo para tomar el teléfono y llamar a este sacerdote que vive esta experiencia romana", concluye.
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