Con motivo de cumplirse 57 años de la fundación de la Renovación Carismática Católica (RCC) a nivel mundial, los miembros de la "corriente de gracia" conmemoraron y celebraron, el domingo 18 de febrero, su aniversario en numerosas diócesis del país.

En la diócesis de Goya (provincia de Corrientes), los festejos fueron presididos por el asesor episcopal de la RCC Argentina, monseñor Adolfo Canecín. La celebración tuvo lugar en el Colegio "Mamá Margarita" de las Hijas de María Auxiliadora (IFMA), ubicado en Curuzú Cuatía. Fue retrasmitida por la página oficial de la RCC Argentina y, desde allí, compartida a todas las regiones y diócesis del país.

En su homilía, el prelado destacó cómo la Providencia permitió que este aniversario sea compartido con la pastoral de Juventud de la diócesis de Goya, que se encontraba realizando un retiro, igual que los jóvenes universitarios que 57 años atrás deseaban revivir la experiencia de los apóstoles el día de Pentecostés.

“Aquellos jóvenes se fueron preparando y se pusieron de acuerdo con el Señor y, cuando los hombres y Dios se ponen de acuerdo, ocurren maravillas, como fue el nacimiento de la RCC en mundo”, consideró, y expresó: “Yo quisiera que hoy ocurran maravillas y que conozcan la experiencia del Bautismo en el Espíritu”.

El obispo de San Miguel, monseñor Damián Nannini, se sumó a los festejos con un video, en el que felicitó a los miembros de la Renovación Carismática Católica, a quienes hizo extensiva su bendición. “Que el Espíritu Santo los siga animando, renovando, recuerden siempre volver al carisma fundacional, con ese carisma con el cual nació la RCC, con esa vocación de incendiar el mundo con el amor de Dios”, animó.

También monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco, celebró, junto a monseñor Baldomero Martini, obispo emérito de San Justo, una misa de acción de gracias en su diócesis. Éste último expresó en la homilía que “la Renovación Carismática, que ha dado tanto fruto en la vida de nuestra diócesis desde que se puso en marcha, está llamada a llevar al corazón de este mundo ese fuego que solo Cristo enciende en el corazón del hombre”.

Agregó que la experiencia de la RCC es de oración intensa, de apertura dócil al Espíritu y fervor misionero, e invitó a todos los grupos de oración a seguir el ejemplo misionero del leproso curado, que no podía dejar de hablar de Aquel que lo había sanado. Al finalizar, manifestó su anhelo, como pastor, de que se multipliquen los grupos orantes y misioneros en la diócesis.

En la arquidiócesis de Córdoba, por otra parte, se hizo presente monseñor Roberto Sipols, de Venezuela, quien compartió una reflexión sobre el poder sanador de Dios y cómo la fe sana. También ilustró sobre la necesidad de renovar el encuentro personal con el Señor, con el hermano y con la comunidad. De igual manera, exhortó a dejarse guiar siempre por el Espíritu Santo.

En otra prédica, el prelado se refirió a la alabanza como carisma de los grupos de oración, para luego ahondar en la comunidad y el servicio. Dicho encuentro contó con la presencia de otra predicadora venezolana que reside en la Argentina, Yolimar Ramirez, quien habló del encuentro personal con Jesús.

Desde Colón (Entre Ríos), el asesor nacional de la Renovación Carismática, padre Jorge Charreun, celebró asimismo una misa de acción de gracias y recordó a quienes, en 1967, recibieron el primer bautismo en el Espíritu que dio nacimiento a esta "corriente de gracia", “fruto indudable del Concilio Vaticano II y del accionar de la beata Elena Guerra, para que la persona del Espíritu Santo sea reconocida”.

En Caleta Olivia (Santa Cruz), junto con los grupos de oración del Decanato Norte de la Región Patagonia, el viceasesor nacional de la RCC realizó una catequesis sobre el encuentro con Jesús y cómo éste lleva a la alabanza, que es fuerza y poder del Espíritu Santo para vivir e intensificar la gracias del Pentecostés como Renovación Carismática.

Finalmente, a lo largo y ancho de todo el país, los miembros del equipo coordinador nacional dieron mensajes de esperanza y animaron a los fieles a seguir clamando a una sola voz: “Ven Espíritu Santo a renovar la faz de la tierra, renuévanos cada día, haz que cada día sea un Pentecostés en lo personal, en lo comunitario, en lo universal”.

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