Extracto del libro Compilación General de las Leyes del Quran, renombrada exégesis (tafsir) del imam Abu Abdullah Muhammad al-Qurtubi
El Qurʾān estaba dispersado en la época del Profeta, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él, en la memoria de los hombres. La gente sólo había escrito parte del Qurʾān en hojas sueltas, en la parte ancha de las ramas de palmeras, en piedras planas, en trozos de barro cocido, y en otras cosas parecidas. Cuando en el día de Al-Yamāma y en la época de Abū Bakr aṣ-Ṣiddīq la guerra se hizo acuciante causando bajas entre los recitadores, de los que se ha dicho que murieron en ese día setecientos. ʿUmar ibn al-Jaṭṭāb hizo la indicación a Abū Bakr aṣ-Ṣiddīq, Allāh esté complacido de ambos, de que recopilara el Qurʾān, temiendo la muerte de los venerables ancianos recitadores como Abū e Ibn Masʿūd, y Zaid y que se perdiera con ellos el mensaje revelado. Entonces, confiaron la tarea a Zaid ibn Ṯābit quien después de un penoso y exhaustivo trabajo lo reunió en un solo volumen, aunque sin estar las suras ordenadas.
Relató Al-Bujārī una transmisión de Zaid ibn Ṯābit, que éste dijo: “Me mandó llamar Abū Bakr en la época de la batalla de Al-Yamāma, estando con él ʿUmar, y dijo Abū Bakr: Ha venido ʿUmar a verme y me ha dicho que la muerte se ha extendido entre la gente el día de Al-Yamāma, y verdaderamente temo que la muerte se haga acuciante entre los recitadores en los diferentes lugares, y entonces se pierda gran parte del Qurʾān a menos que lo reunáis. Veo, por tanto, que deberías reunir el Qurʾān. Dijo Abū Bakr: Le dije a ʿUmar: ¿Cómo voy a hacer algo que no hizo el Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él? Contestó: ¡Por Allāh! Que eso es un buen trabajo; no cesó de darme razones hasta que Allāh abrió mi pecho y acepté sus razonamientos, viendo en ello lo mismo que ʿUmar. Dijo Zaid: Estaba sentado junto a él ʿUmar sin hablar, y me dijo Abū Bakr: Verdaderamente, tú eres un hombre joven, razonable y no dudamos de ti. Solías escribir la revelación para el Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él. ¡Haz un seguimiento, pues, del Qurʾān, y reúnelo! ¡Y por Allāh que si me hubiese encargado transportar una de las montañas no habría sido tan pesado para mí como lo que se me ordenó acerca de reunir el Qurʾān! Dije: ¿Cómo vais a hacer algo que no hizo el Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él? Contestó Abū Bakr: ¡Por Allāh! Eso es un buen trabajo. Y no cesé de consultarle y repasar el asunto hasta que Allāh expandió mi pecho a lo mismo que expandió Allāh el pecho de Abū Bakr y ʿUmar. Me dispuse, por tanto, a hacer un seguimiento del Qurʾān y lo fui reuniendo de los pergaminos, huesos, de ramas de palmera y de los propios pechos de los hombres que lo habían memorizado, hasta que encontré dos āyāt de la sura At-Tawba que tenía Juzaima y ningún otro más. Eran:
“En verdad os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo. Pero si te dan la espalda, di: ¡Allāh me basta, no hay dios sino Él, a Él me confío y Él es el Señor del Trono inmenso!” (El Arrepentimiento-9:128-129)
Las hojas que se emplearon para reunir el Qurʾān estaban primero en casa de Abū Bakr; cuando éste murió las tuvo ʿUmar, y cuando éste murió las tuvo Ḥafṣa, hija de ʿUmar.”
En Al-Bujārī se relató de Zaid ibn Ṯābit, que dijo: “Cuando copiamos las hojas en los ejemplares del Qurʾān perdí una āya del sura “Los Partidos” que oía recitar al Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él. Nadie la tenía más que Juzaima Al-Anṣārī, que fue aquel al que el Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él, concedió un testimonio equivalente al testimonio de dos hombres. Dicha āya era:
“Entre los creyentes hay hombres que han sido fieles a su compromiso con Allāh. Algunos han cumplido ya su compromiso y otros esperan sin haber variado en absoluto.” (Los Partidos-33:23)
La busqué y cuando encontré que la tenía Juzaima ibn Ṯābit, o Abū Juzaima, la puse en el lugar correspondiente en su sura.
La causa de la recopilación del Qurʾān en un solo volumen por parte de ʿUṯmān se debió a que la gente empezó a disputar y diversificar las recitaciones por la dispersión de los compañeros en todos los países. Ocurrió entre la gente de Šām y de Iraq, como lo mencionado por Ḥuḏaifa, Allāh esté complacido con él. Fue que ellos se reunieron en la expedición de Armenia y cada grupo recitó el Qurʾān conforme le fue relatado. Como resultado de ello, disputaron y se crearon divergencias entre ellos. Receló pues, Ḥuḏaifa por lo que vio en ellos. Así que, cuando Ḥuḏaifa llegó a Medina –según lo mencionado por Al-Bujārī y At-Tirmiḏī entró a ver a ʿUṯmān antes de ir a su casa, y le dijo: ¡Salva a este pueblo antes de que perezca! Le preguntó: ¿En qué? Dijo: En el Libro de Allāh. He presenciado la expedición de Armenia que ha reunido a gente de Iraq, Šām y el Ḥiŷāz. Le describió lo sucedido y dijo: Verdaderamente, temo que difieran en su Libro como lo hicieron los judíos y cristianos.”
Se transmitió de ʿAlī ibn Abū Ṭālib, que dijo ʿUṯmān: “¿Qué os parecen los ejemplares del Qurʾān? Pues, la gente difiere en la recitación hasta el punto de decir: Mi recitación es mejor que la tuya, o tiene más mérito que la tuya. Y este comportamiento se parece al kufr. Preguntamos: ¿Y cuál es tu opinión, príncipe de los creyentes? Dijo: Mi opinión es que la gente se una en una sola recitación, porque verdaderamente, si hoy tenéis divergencias, los que vengan después de vosotros tendrán más aún. Dijimos: ¡Nuestra opinión es la tuya, príncipe de los creyentes! De manera que ʿUṯmān envió un emisario a Ḥafṣa para que nos remitiera las hojas, las copiáramos en los ejemplares del Qurʾān y después se las devolviéramos a ella de nuevo. Las envió y a continuación mandó a Zaid ibn Ṯābit, ʿAbdullāh ibn Zubair, Saʿīd ibn al-ʿĀṣ y ʿAbderraḥmān ibn Al-Ḥāriṯ ibn Hišam que las copiaran en los ejemplares del Qurʾān. Y dijo ʿUṯmān al equipo de Quraishitas: Si tenéis diferencias en algo del Qurʾān entre vosotros y Zaid ibn Ṯābit, escribidlo en la lengua de Quraiš, porque no fue revelado sino en su lengua. Y así lo hicieron. Hasta que una vez que copiaron las hojas en los ejemplares del Qurʾān, las devolvió ʿUṯmān a Ḥafṣa. A continuación envió a cada país un ejemplar del Qurʾān de los que se habían copiado, y ordenó que se quemara todo lo demás del Qurʾān que no estuviese en el manuscrito del Qurʾān definitivo, como hojas y otros. Esto sucedió después de que ʿUṯmān, Allāh esté complacido de él, reuniera a todas las fuerzas vivas de entonces, como los emigrantes, los auxiliares, y demás ilustres de la gente del Islam, para pedirles consulta en el asunto. De manera que acordaron la reunión del Qurʾān conforme a lo que era correcto y firme en las recitaciones conocidas del Profeta, sobre él la paz y las bendiciones de Allāh, y desechar todo lo demás. Dieron toda su aprobación a la opinión de ʿUṯmān, ya que era una opinión acertada y afortunada. Que Allāh tenga misericordia de él y de todos ellos.
Dijo Aṭ-Ṭabarī: “Las hojas que estaban en poder de Ḥafṣa constituyeron la guía para la recopilación definitiva del Qurʾān.”
Dijo Ibn Šihāb: “Me informó ʿUbaidullāh ibn ʿAbdullāh que ʿAbdullāh ibn Masʿūd mencionó a Zaid Ibn Ṯābit la copia de los ejemplares del Qurʾān, y dijo: ¡Musulmanes todos! He sido apartado de la copia de los ejemplares del Qurʾān y se ha hecho cargo de ello un hombre, que ¡por Allāh, que cuando yo me hice musulmán él aún ni siquiera había nacido! refiriéndose a Zaid ibn Ṯābit.” Y por eso dijo ʿAbdullāh ibn Masʿūd: “¡Gentes de Iraq! Ocultad los ejemplares del Qurʾān que tenéis con vosotros y retenedlos. Pues, verdaderamente, Allāh, poderoso y majestuoso, dice:
“Y quien retenga se presentará en el Día del Levantamiento con aquello que retuvo.” (La Familia de ʿImrān-3:161)
Y encontrarán a Allāh con los ejemplares del Qurʾān en su poder.
Dijo Abū Bakr Al-Anbārī: La elección de Zaid ibn Ṯābit por parte de Abū Bakr, ʿUmar y ʿUṯmān para la recopilación del Qurʾān, por encima de ʿAbdullāh ibn Masʿūd, y siendo ʿAbdullāh más preferido que Zaid, más antiguo en el Islam que él, con más historial y más méritos, fue, sin embargo, porque Zaid era mejor memorizador del Qurʾān que ʿAbdullāh, ya que lo conservó todo en su memoria en vida del Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él. Mientras que lo que ʿAbdullāh había memorizado del Qurʾān, en vida del Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él, habían sido unas setenta y tantas suras, aprendió el resto después de la muerte del Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él. De manera que aquel que culminó la memorización del Qurʾān en vida del Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él, era el más indicado para la reunión del Qurʾān y el que tenía más derecho a ser elegido para tan noble cometido. No debería, por tanto, pensar el ignorante que dicha elección constituye un agravio para ʿAbdullāh ibn Masʿūd. Porque, si bien es cierto que Zaid fue mejor memorizador del Qurʾān que él, ello no obliga a pensar que tuviese más preferencia sobre él. Ya que, por otra parte, Zaid era mejor memorizador que Abū Bakr y que ʿUmar, Allāh esté complacido de ambos, sin embargo no era mejor que ellos en cuanto a méritos y virtudes. Dijo Abū Bakr que no hubo reprobación del asunto por parte de ʿAbdullāh ibn Masʿūd, sólo que se enojó algo. Pero, no hay ninguna duda de que él, una vez que se le hubo pasado el enojo, supo de la buena elección de ʿUṯmān y de quienes estaban con él de entre los compañeros del Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él, dando su aprobación y dejando a un lado sus diferencias con ellos. Pues, lo público y notorio entre la gente del relato y la transmisión, es que ʿAbdullāh ibn Masʿūd aprendió el resto del Qurʾān después de la muerte del Mensajero de Allāh, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él. Han dicho algunos imames que murió ʿAbdullāh ibn Masʿūd sin haber culminado la memorización del Qurʾān. Y en ello no hay ninguna diferencia entre los musulmanes.”
El Qurʾān descendió en la lengua de Quraiš y en esta se escribieron los ejemplares del Qurʾān. Hizo ʿUṯmān varias copias de él. Unos dicen que se hicieron siete copias, otros que cuatro, y esa es la opinión de la mayoría. Las envió a todos los confines, a Iraq, a Šām y a Egipto, entre otros. Los recitadores de todos los territorios tomaron el ejemplar definitivo del Qurʾān como referencia obligada para sus recitaciones, sin que ninguno pusiera objeción alguna al ejemplar que les había llegado. A continuación, ʿUṯmān ordenó que se quemara, o que se rompiera y después se enterrara todo lo que no fuesen los ejemplares del Qurʾān definitivos.
Se transmitió de Suwaid ibn Gafla que oyó decir a ʿAlī ibn Abū Ṭālib, Allāh honre su rostro: “¡Hombres! Temed a Allāh y tened cuidado con excederos con ʿUṯmān cuando decís de él: el quemador de los ejemplares del Qurʾān. Pues, por Allāh que no los quemó sino por indicación de un grupo de nosotros los compañeros de Muḥammad, la paz y las bendiciones de Allāh sean con él. Se transmitió de ʿUmair ibn Saʿīd que dijo ʿAlī ibn Abū Ṭālib, Allāh esté complacido de él: Si yo hubiese sido el jefe de gobierno en el tiempo de ʿUṯmān, habría hecho con los ejemplares del Qurʾān lo mismo que hizo ʿUṯmān. Dijo Abū al-Ḥasan: En la orden de ʿUṯmān de quemar las hojas y ejemplares del Qurʾān que no sirvieran cuando se juntó el Qurʾān en uno solo, hay una disposición permitida de quemar los escritos que tuvieran los nombres de Allāh, el Altísimo, por un honor hacia ellos, y preservarlos de ser pisados, o de ser arrojados al suelo.” Transmitió Myanmar, de Ibn Ṭaus y de su padre: Que solía quemar las hojas cuando se le juntaban cartas en las que estuviera escrito:
En el nombre de Allāh, el Compasivo, el Misericordioso
Quemó ʿUrua Ibn Az-Zubair libros de jurisprudencia (fiqh) que tenía el día de Al-Harra. Y detestó Ibrāhīm que se quemaran las hojas en las que se mencionara el nombre de Allāh, el Altísimo. Sin embargo, el dicho de quemarlas se acerca más a lo preferido por la mayoría, y así fue como lo hizo ʿUṯmān. Dijo el juez Abū Bakr, la lengua de la Umma: Le está permitido al imām quemar las hojas en las que hubiera Qurʾān escrito.
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