El rol de la futura canciller Diana Mondino y la posición de la Iglesia. El trabajo fino y en silencio de colaboradores para encauzar el vínculo después de los agravios y el pedido de disculpas. La cuestión social, en el centro de la escena.
Por Sergio Rubin
La sorpresiva llamada telefónica del Papa Francisco a Javier Milei comenzó a gestarse en las primeras horas del lunes posterior al balotaje. Desde La Libertad Avanza hay dirigentes, principalmente la futura canciller Diana Mondino que quieren que el libertario tenga cuando menos una correcta relación con el pontífice. Pero también en la Iglesia prima el criterio de que no es conveniente comenzar mal un vínculo luego de las descalificaciones de Milei a Jorge Bergoglio y las duras réplicas de los curas villeros, en medio de una situación económica y social muy delicada.
Por eso, en los primeros contactos que Mondino tuvo con eclesiásticos locales al día siguiente del triunfo de Milei hubo un inmediato acuerdo en que era necesario dejar atrás la controversia verbal y tender puentes. Rápidamente surgió la idea de que el Papa lo llamara al libertario para felicitarlo y desearle éxito en su gestión. Claro que había que ver si Francisco estaba de acuerdo. Una versión no confirmada dice que el oftalmólogo del Papa, Fabio Bartucci, le habría llevado la propuesta. Aunque otros dicen que surgió del propio pontífice.
En la Iglesia creen que no parecía extremadamente difícil que Francisco lo llamara. En primer lugar, porque se siente una persona muy libre, no condicionada por los usos y costumbres vaticanos. Además, porque hubo una disculpa -revelada públicamente en dos debates presidenciales- de Milei. Al fin y al cabo, cuando Cristina Kirchner fue a verlo tras su elección papal también, a su modo, se disculpó por las críticas de ella y de su marido hacia él, así como por haber alentado una acusación de complicidad con la dictadura.
En ese aspecto no puede pasarse por alto que el Papa es un sacerdote y el perdón es una premisa evangélica básica. También Milei -todo debe ser dicho- miró para adelante respecto de algunas afirmaciones de los últimos meses muy duras de Francisco que parecieron referidas al libertario. Por otra parte, sus allegados dicen que Francisco tiene claro que, lamentablemente, hace rato cayó en la grieta, pero que no abandona su cometido de ponerse por encima. El llamado a Milei va en esa línea.
Este último argumento tiene una implicancia relevante de cada al futuro próximo. Francisco tiene decidido venir a la Argentina en el primer semestre del año próximo. Y no puede venir con una parte de la sociedad que lo percibe de un lado de la grieta. De hecho, las críticas de carácter político que recibió en los últimos años, concretamente de supuestamente inclinarse por el kirchnerismo en detrimento del macrismo complicaron su venida.
No obstante, el llamado del Papa a Milei no garantiza una relación plácida del gobierno del libertario con la Iglesia. Un ajuste que no tenga en cuenta el costo social puede generar tensiones. Aunque no sólo con el clero. Por lo pronto, en la Iglesia esperan que Milei deje las cuestiones sociales más álgidas para más adelante y que las afronte con la mayor amortiguación posible.
Además, como ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri, en La Libertad Avanza están los que son muy críticos de Francisco como Alberto Benegas Lynch (h) que propuso “romper relaciones con el Vaticano mientras en su cabeza haya una mentalidad totalitaria”. Y los que, con Mondino como principal exponente, anhelan una buena relación. ¿Qué sector se impondrá esta vez?
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