"Si la atención de la Salud Pública se descuida, se descuida a los más pobres", advirtió el equipo diocesano ante la profundización del conflicto en el sector. Pidió a las partes alcanzar un acuerdo.
El Equipo Diocesano de Pastoral Social de la diócesis de Catamarca transmitió su preocupación por la prolongación de la crisis en la Salud Pública provincial, y reclamó a las partes en conflicto tener una "vocación al diálogo sincero".
"Nuestra intervención en este asunto tan delicado está ciertamente motivada por el detrimento de la salud pública, que afecta la paz social y, por lo tanto, se debe buscar pronto una solución al prolongado conflicto de la salud pública. Pero lo que más nos urge y nos interpela es ser consciente de que sin la atención de la salud pública se descuida a los más pobres, porque son ellos los que más podrían sufrir y pasarla muy mal", y fundamentó: "En efecto, no tienen otro recurso que surja por sus problemas de salud al sistema público provincial".
La Pastoral Social catamarqueña invitó a los protagonistas del conflicto a "dejarse interpelar y animar por el ejemplo del Buen Samaritano, y poner todo de sí para llegar a un acuerdo razonable, justo y generoso".
"Rogamos a la Madre del Valle y al Beato Mamerto Esquiú que nos consigan de Jesucristo, nuestro Buen Samaritano, la gracia de luz y fortaleza para poder poner el hombro con valentía y generosidad", concluyó.
Texto del pronunciamiento
La crisis que se ha desatado en la salud pública provincial ha puesto en vilo el cuidado de uno de los aspectos esenciales dependientes del Estado, a saber, la Salud pública. Las partes en conflicto llevan bastante tiempo sin poder llegar a un acuerdo. Por lo que se expresa a través de los principales medios de comunicación parece que cada parte tiene su razón.
Sin embargo, hay algo que está impidiendo llegar a un acuerdo. ¿Qué es ese algo? Los protagonistas deben tener una vocación al diálogo sincero. Nos parece que si hay buena voluntad siempre es posible una solución.
Nuestra intervención en este asunto tan delicado está ciertamente motivada por el detrimento de la salud pública, que afecta la paz social y, por lo tanto, se debe buscar pronto una solución al prolongado conflicto de la salud pública. Pero lo que más nos urge y nos interpela es ser conscientes que sin la atención de la salud pública se descuida a los más pobres, porque son ellos los que más podrían sufrir y pasarla muy mal. En efecto, no tienen otro recurso que surja por sus problemas de salud que al sistema público provincial.
Por ello nos preguntamos: ¿A quién recurrirán los que carecen de una cobertura de salud? ¿Qué harán si tienen una urgencia? O ¿cómo podrían ser ayudados en los problemas que requieren un tratamiento largo? O ¿en esas ocasiones que son muy costosas? Nos parece que todos sabemos esto. Como en la parábola del Buen Samaritano, el herido yace en el camino, está ahí, y hubo dos (un sacerdote y un ayudante de los sacerdotes) que aunque lo tuvieron de frente, dieron un rodeo y pasaron de largo. ¿Podrá ser que como sociedad pasemos de largo y no nos preocupemos por esta inquietante situación que padece el personal de la salud pública provincial?
Invitamos a todos, especialmente a los protagonistas del conflicto, a dejarse interpelar y animar por el ejemplo del Buen Samaritano, y poner todo de sí para llegar a un acuerdo razonable, justo y generoso.
Rogamos a la Madre del Valle y al Beato Mamerto Esquiú que nos consigan de Jesucristo, nuestro Buen Samaritano, la gracia de luz y fortaleza para poder poner el hombro con valentía y generosidad.
Comentá la nota