La Pere, como ya la llaman con cariño, es una auténtica cantera de vocaciones para toda la Iglesia: varios muchachos resolvieron, en sus sucesivas ediciones, ingresar a un seminario, o un noviciado; y numerosas chicas entrar a una congregación religiosa. Surgen, también de su seno, numerosos noviazgos.
Sí, fue la gran noticia de estos días; un verdadero «notición» y, por eso, estuvo ausente de los titulares de los diarios, y no fue «tendencia» en las redes sociales: la XIII Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad a Luján, congregó a miles de jóvenes que, con el fervor propio de un catolicismo sin complejos, volvieron a mostrar su firme intención de ponerse la Iglesia, y la Patria, al hombro. Fueron 1500 los inscriptos que recorrieron, durante tres días, cien kilómetros entre la localidad de Rawson (Buenos Aires) y el Santuario Nacional; pero, como ocurrió en las otras ediciones, esa cifra se duplicó este lunes 15, Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, con el aporte de padres, hermanos, y amigos, que, por distintos motivos, no pudieron hacerla completa. Los medios, claro está, en su mundo del «relato», de «grieta», y de pelea del rating a cualquier costo, siguieron hablando del «fin de semana largo»; como se califica en nuestra arrasada Argentina, desde el laicismo militante, a esas jornadas para un ocio mayor al de costumbre, en las que pocos saben qué cosa, o a quienes se celebra...
El lema elegido para esta oportunidad fue muy oportuno: «La Fe de nuestros padres consérvanos, Señor»; tomado del canto de entrada de la Santa Misa, «Comienza el Sacrificio». Y, en estos días de creciente hostilidad hacia la Santa Iglesia, por los gobernantes pertenecientes al izquierdista «Grupo de Puebla», y los supuestos «opositores» que terminan de socios con el oficialismo, como en el caso de la legalización del aborto, la consigna resultó ser una plegaria de auxilio, y un aliento para el «buen combate» (2 Tm 4, 7). Frente a una casta política insensible al sufrimiento del pueblo; y que no puede ocultar su desprecio hondo a las raíces cristianas de nuestro país, una vez más los jóvenes, presente del futuro de la Iglesia, y de la Patria, volvieron a demostrar que para ellos nuestra Argentina es un desafío lanzado desde el ayer, al mañana; y no un coto de caza de cuanta ave de rapiña busque saquearla.
Organizados por «Capítulos», con nombres de diversas advocaciones marianas, y de populares santos, los participantes fueron acompañados por numerosos sacerdotes del clero regular, y secular. Y, también, por jóvenes religiosas; que se destacaban por los hábitos propios de sus congregaciones. Y el último día, para dar una mano extra, nos sumamos varios sacerdotes que, por estar solos en nuestros destinos parroquiales, no pudimos hacerlo todo el tiempo.
La Pere, como ya la llaman con cariño, es una auténtica cantera de vocaciones para toda la Iglesia: varios muchachos resolvieron, en sus sucesivas ediciones, ingresar a un seminario, o un noviciado; y numerosas chicas entrar a una congregación religiosa. Surgen, también de su seno, numerosos noviazgos. ¡Ya se cuentan jóvenes esposos, que se conocieron allí, y que hoy concurren con sus pequeños hijos...! Sí, todo es posible, con la gracia de Dios; a través de una fe militante, ávida de heroísmo y santidad, que no va mendigando falsos amores del mundo, ni está dispuesta a pedir perdón, ni permiso, para anunciar a Jesucristo; y hacer que todos los pueblos sean sus discípulos (cf. Mt 28, 19).
Emociona ver a padres, hijos, abuelos, y nietos hacer fila para confesarse; y conmueven las lágrimas de los adultos al ver que sus jóvenes descendientes van tomando la posta. Y, por supuesto, para la llamada «generación de cristal», y otras de similares flojeras, el espectáculo de adolescentes que hacen penitencia, a través de las fatigas y dolores de la marcha, es un grito de rebeldía ante un sistema opresor que, mientras impone como obligatorio hacer con el propio cuerpo lo que venga en gana, castra de raíces, presente y futuro, a generaciones enteras de argentinos. La sana búsqueda del Señor, y su Santísima Madre, a través de la oración y el sacrificio, contrasta con la demagogia muchachista, que deshumaniza a varones y mujeres. Y ante los ilimitados «derechos del hombre» se pugna por los derechos de Dios; en los que aquellos se fundan, y encuentran su verdadero sentido.
Un gran acierto en este 2022 fue el Homenaje a nuestros Héroes de Malvinas, a 40 años de la Gesta. Un puñado de Veteranos de Guerra arrancó sentidos vítores de los jóvenes, y sus seres queridos. Lágrimas corrieron por las mejillas de chicos y grandes al reconocer entre ellos, por caso, al Brigadier Ricardo Altamirano; y al Teniente Coronel Emilio Nani quien, además, es héroe de la recuperación del Regimiento de La Tablada, ante el ataque de guerrilleros, en enero de 1989. La Banda del histórico Regimiento de Infantería Patricios; el «Uno Grande», protagonista de la Reconquista de Buenos Aires, frente a las invasiones inglesas de 1806, y 1807, colmó el ambiente de sentidas notas de argentinidad. Emocionaba ver a los chavales pedirles a nuestros Héroes que se tomasen fotos con ellos. «No son los falsos héroes de la televisión -me dijo uno-. Ellos son compatriotas, de carne y hueso, que nos llenan de honor; y que nos abrieron el camino...». La arenga del Mayor Emilio José Samyn Ducó tocó fibras bien hondas: «España, nuestra Madre Patria -enfatizó- aguardó 730 años una victoria; y, finalmente, se le dio, a través del heroísmo de su raza. Ustedes, jóvenes, con su fe y amor a la Patria, son un anticipo de la Victoria. Sí, ¡Malvinas, volveremos!».
Un párrafo especial se merecen los organizadores, todos seglares, en los que se destacan los jóvenes Martín, Felipe, y Nicolás Stier. Es probable que, por su bajo perfil, se sientan incómodos con estas palabras. Pero es de hijos bien nacidos ser siempre agradecidos; y, por lo tanto, vale reconocer sus esfuerzos.
No, ni de lejos, «la juventud está perdida»; como se dice, de manera estereotipada, desde la comodidad, la indiferencia, y el egoísmo, de tantos adultos. Si hay jóvenes que «se pierden» es porque los mayores «los pierden»; y no cuidan de ellos con fe, caridad, firmeza y ejemplo. ¡Nunca puede estar «perdido» lo que está empezando a vivir! Sí, hay equipo para reconquistar Argentina para Cristo. Y esa es, entre tantas noticias trágicas, la mejor noticia. Que, ignorada por el mundo, brilla en el Corazón Sagrado de la Buena Noticia...
Comentá la nota