Tiene 129 habitaciones: 106 suites, 22 habitaciones dobles y un departamento, donde vive el Sumo Pontífice
Está ubicada a exactamente un kilómetro del Palacio Apostólico donde, hasta la llegada del Papa Francisco, vivían todos los sumos pontífices. Y, pese a que no tiene tantos años como la antigua residencia papal, construida en 1589 y generosa en mármoles, frescos y oro, su historia no es menos impactante.
La Domus Sanctae Marthae -en español, la Casa de Santa Marta-, actual hogar de Francisco, fue erigida en 1881 bajo la orden del Papa León XIII. En ese entonces, el edificio no era más que un hospicio improvisado. Su construcción había tenido como único objetivo acoger a enfermos durante la quinta pandemia de cólera (1881-1896), que en Roma había llevado al colapso de los hospitales citadinos. Años después, durante la Segunda Guerra Mundial, el Vaticano asiló en estas mismas habitaciones a judíos perseguidos y embajadores de países europeos que habían roto relaciones diplomáticas con Italia.
Pero en ese entonces la casa tenía una apariencia diferente a la actual, además de menores dimensiones. Fue el Papa Juan Pablo II quien decidió, con la promulgación de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, el 22 de febrero de 1996, remodelar totalmente el edificio con el fin de convertirlo en un moderno y austero hotel para hospedar a los cardenales participantes en los cónclaves. En tiempo ordinario, pidió que la residencia fuera utilizada para hospedar a los cardenales y prelados que pasaran de visita por Roma por asuntos oficiales de la Santa Sede.
Las siguientes y últimas dos veces que el Vaticano convocó al Colegio Cardenalicio para elegir un nuevo Papa, esta casa de huéspedes se convirtió, junto con la Capilla Sixtina, en uno de los dos escenarios más importantes del cónclave. En ambas ocasiones, cada cardenal fue asignado una habitación privada y se cerraron todas las ventanas de Santa Marta para garantizar la total privacidad durante los días de elecciones.
Pero algo particular, inédito, ocurrió en el último proceso electoral. Tras la proclamación del cardenal Jorge Bergoglio, con el inolvidable anuncio “habemus papam”, el Papa decidió permanecer en la residencia en la que pasó esos últimos días y no mudarse al Palacio Apostólico, donde lo esperaban con el departamento pontificio ya acondicionado.
¿Por qué Francisco vive en un hotel?
Al principio, se creyó que se trataba de una decisión temporal. Pero han pasado 10 años desde su elección, el 13 de marzo de 2013, y el Santo Padre, que el día de su asunción eligió el nombre del austero San Francisco de Asis, nunca ha dejado la Casa Santa Marta. Días después de su nombramiento, el padre Federico Lombardi, quien fue durante años portavoz de la Santa Sede, admitió que el Papa tomó la decisión de vivir allí de manera “libre y personal”, ya que “experimenta esta forma de habitación simple y la convivencia con otros sacerdotes”.
En la última década, Francisco convivió allí con diferentes clérigos que estuvieron “de paso” por el Vaticano e incluso también con un amigo de Buenos Aire, el rabino Abraham Skorka. “Somos amigos”, resumió a los medios, en ese entonces, el rabino, quien detalló que durante la semana que vivió en Santa Marta él y el Papa desayunaron, almorzaron y cenaron juntos.
En sus cinco pisos, la residencia Santa Marta tiene 129 habitaciones: 106 suites, 22 habitaciones dobles y un departamento, donde vive el Papa. Este departamento, ubicado en el segundo piso, cuenta con un modesto living con muebles de madera y sillones de terciopelo azul, una oficina y una habitación con una cama individual de madera. Los ambientes tienen escasa decoración, además de una gran cruz, también de madera, ubicada en la oficina. Francisco ofrece misa diaria en la moderna Capilla Santa Marta, conectada con el edificio, que posee un techo irregular y moderno.
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