Las comunidades diocesanas de San Justo y Morón se unieron para llegar juntas al santuario, donde Mons. Eduardo García animó a salir a buscar a los que "apestan, con perfume solidario y samaritano.
Las comunidades diocesanas de San Justo y Morón se unieron el sábado 5 de noviembre para participar de la 52ª Peregrinación a pie al santuario del Sagrado Corazón de Jesús, que llevó por lema "Todo por amor".
Los peregrinos salieron a las 16, en forma simultánea, desde las catedrales Santos Justo y Pastor e Inmaculada Concepción del Buen Viaje, tras la bendición del obispo de Morón, monseñor Jorge Vázquez, y también desde distintos templos de las dos diócesis.
La misa central, a las 18, fue predicada por el obispo de San Justo, monseñor Eduardo Horacio García, quien invitó a pedir que “el amor más grande, que es el de Dios, tome las pequeñas cosas de todos los días y las haga grandes por amor”.
“Todo por amor como consigna”, subrayó, y detalló: “Todo por amor mañana, todo por amor en mi casa, todo por amor en mi vocación, todo por amor en mi trabajo, todo por amor con los pobres; y eso de hacer todo por amor nos tiene que cambiar el corazón”.
El prelado matancero recordó que “el amor no nos achica el corazón. El amor del corazón de Jesús, como dice el Papa, no es un amor dulzón y pegajoso, sino un amor que se hace solidario con todos los hombres”.
“Un amor que se hace periférico porque se acerca, como escuchamos en la lectura, al que estaba perdido, a aquel que está lejos, a aquel que nadie va a buscar, pero al que sin embargo el amor de Dios lo quiere encontrar”, aseguró.
“Todo por amor es hacer que nuestro amor sea periférico y vaya a esos lugares y personas que nadie quiere amar; porque a veces apestan, apestan del olor a suciedad, apestan del olor a paco, apestan muchos abuelos del olor a pis y caca”, advirtió.
Monseñor García afirmó que “apestan otros de muchas maneras, pero son aquellos a los que el Señor ama y aquellos a los cuales el Señor nos pone a nosotros para que amemos, y que su corazón no se quede simplemente en un día de devoción, sino que se haga sentimiento nuestro; su carne se haga nuestra carne para acercarnos a esa oveja perdida”.
“Es muy lindo escucharlo en el relato, pero acá no hay ovejas. No tenemos ovejas ni en Matanza ni en san Justo, ni en Morón. Tenemos personas concretas, reales, sufrientes y perdidas a las que el Señor quiere encontrar; y no las va a ir a buscar Él, vamos a ir a buscarlas nosotros, porque para eso nos puso, para eso estamos acá y para eso nos dejó su espíritu”, animó.
El obispo de San Justo recordó que “esas ovejas dependen de nosotros y son las que tenemos que r a buscar. Ahí sí, ‘todo por amor’ deja de ser un slogan lindo para ser un estilo de vida, un modo de vivir, de mirar la realidad y de sentirnos verdaderamente hermanos; y desde lo poco que cada uno puede hacer, construir una historia distinta, aquella que Dios pensó, aquella por la cual dio su vida sin medirse”.
“Pidámosle esa gracia, la gracia de tener este corazón, la gracia de un corazón que salga a buscar al que apesta; para que el buen perfume de Jesús, el perfume del amor solidario y samaritano, ese perfume, no el otro que pasa, sea el que empiece a brotar de sus vidas y dejen de ser apestados de la sociedad, para ser perfumados por Dios y por nuestro amor”, concluyó.
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