En la festividad de San José Obrero, denuncian "el sistema cultural neoliberal dominante" y recuerdan que toda injusticia contra una persona que trabaja "es un atropello a la dignidad humana".
Con ocasión del día del trabajador, festividad de San José Obrero, la pastoral social de la arquidiócesis de Bahía Blanca envió un mensaje animando a trabajar por el bien común y garantizar la participación de todos en este empeño, “especialmente en momentos como el actual, de gran aumento de la pobreza, del desempleo, el subempleo y la informalidad laboral”.
“Vemos como Iglesia la extraordinaria ocasión de acompañar fraternalmente a todos los trabajadores en sus fatigas, luchas, sueños y esperanzas”, expresa el mensaje, firmado por la Pastoral Social, Pastoral Migratoria, Cáritas y la Pastoral de las Periferias de Bahía Blanca.
"Inspirados por la Doctrina Social de la Iglesia, nacida del corazón mismo del Evangelio, caminamos junto a todos aquellos que con su trabajo no solo se ganan la vida, sino que también contribuyen a la construcción de un mundo más justo y más fraterno”.
A su vez, denuncian “el sistema cultural neoliberal dominante” que considera al trabajo solo como medio de supervivencia, menoscabando su dignidad. “El trabajo humano es la primera vocación del hombre, recibida de Dios al final de la creación del universo cuando le encomienda su cuidado. La vocación que Dios nos da es muy hermosa: crear, recrear, trabajar. Pero esto puede hacerse cuando las condiciones son justas y se respeta la dignidad de la persona”, objetan.
De este principio se deriva que “toda injusticia que se comete contra una persona que trabaja es un atropello a la dignidad humana”.
Apelando a dos actitudes fundamentales presentes en el mundo del trabajo, la solidaridad y al principio de que nadie se salva solo, animan a preocuparse también “por los trabajadores de la economía informal, garantizándoles los beneficios sociales que les correspondan” y a atender a los derechos de las mujeres y los migrantes en cuanto al acceso a un trabajo en condiciones dignas.
A su vez, invitan a los dirigentes sindicales “a enfocarse en las situaciones concretas de los barrios, especialmente los más abandonados, los ambientes rurales y las otras comunidades en las que actúan, relacionando sus situaciones particulares con las políticas económicas nacionales donde desarrollan su actuación”.
“De este modo ejercen la función profética de denunciar las injusticias y se convierten en verdaderos guardianes que, desde lo alto de la muralla cuidan tanto a los que habitan dentro de la ciudad -los trabajadores con empleo formal- como a los que quedaron afuera -los subocupados, desocupados, changarines, cartoneros-, es decir quienes no gozan de los mismos derechos que los primeros”.
Por último, celebrando una década del pontificado de Francisco y, unidos a él, concluyen: “En la fiesta de San José obrero recemos por todos los trabajadores: para que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso (Francisco, 1/5/20)".
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