Referentes de distintas congregaciones religiosas profundizan sobre la actual coyuntura económica. El rol pastoral en tiempos de crisis y su trabajo con los sectores más vulnerables. Cuestionamientos, análisis y reflexiones.
La actual crisis económica y social se convirtió en una de las principales preocupaciones de los argentinos. El crecimiento de la pobreza, la desocupación y los precios inalcanzables tuvo su rebote en los sectores más desfavorecidos y se instaló en la agenda cotidiana de la clase política. En este contexto, la dura mirada de la Iglesia, en medio de las celebraciones litúrgicas de la Pascua, no fue ajena. Cuál es la observación de los distintos referentes. Análisis y reflexión.
La agudización de la situación económica y sus efectos en los segmentos más postergados de la sociedad, producto de la incesante inflación, el crecimiento de la pobreza y los desbarajustes en la economía se transformaron en uno de los temas que tienen en vilo a la población. Asimismo, la profundización de las diferencias políticas no es ajena a la mirada y análisis pastoral que profundizan sus cuestionamientos en esta Semana Santa.
En la historia argentina, la Iglesia supo ocupar un lugar de privilegio como actor político, no obstante, la grieta de los últimos años dejó a la religión en un lugar de complejidad para desenvolverse en medio de las diferencias antagónicas. Su mirada, como también el posicionamiento frente a los gobiernos en las últimas décadas, ha generado posturas a favor y en contra en distintos ámbitos.
Desde clérigos y pastores más intransigentes hasta los más afines a la actual gestión han puesto la lupa sobre los temas más preocupantes. Las vinculaciones trascendieron las paredes de los templos.
Los lemas con connotación religiosa de La Libertad Avanza quedaron bajo la lupa de diferentes analistas religiosos, que escudriñaron y cuestionaron cada una de las medidas del nuevo gobierno que encabeza Javier Milei. En este contexto, obispos y pastores, no dejaron de resaltar la gravedad del actual escenario. En consecuencia, la Iglesia ha profundizado su labor en el territorio con la asistencia pastoral y la filantropía hacia los más necesitados.
No obstante, el auxilio a los más desposeídos dejó de ser una tarea exclusiva, tal es así que el trabajo en llano se ha vuelto una articulación permanente con los movimientos sociales. Más allá de las diferencias ideológicas sacerdotes, misioneros y feligreses coexisten pacíficamente en el territorio con referentes y agrupaciones. La simbiosis se ve supeditada únicamente en posicionamientos políticos puntuales, como el rol de la familia o la militancia por la interrupción voluntaria del embarazo.
En este escenario, de creciente descontento y los templos se han transformado en una caja de resonancia, como también de contención, frente a una respuesta estatal cada vez más insuficiente, donde diferentes estamentos acuden en búsqueda de un sustento para llegar a fin de mes, más allá de la palabra espiritual. En consecuencia, los púlpitos y altares se convirtieron en el espacio de fuertes a los poderes de turno.
Para ello, diferentes sacerdotes han hecho escuchar sus peticiones sin distinción alguna, privilegiando en todo momento el mensaje de fraternidad propio de las celebraciones de Pascua.
En este contexto, la Semana Santa se convirtió en un punto de reflexión, como también de cuestionamientos y balances, ante el alarmante panorama marcado por la fragilidad de las finanzas y la creciente pobreza. La mirada y las expresiones de la Iglesia serán determinantes en los temas más recurrentes de la agenda política. Pero qué piensan y qué lectura hacen los diferentes actores y representantes religiosos de la coyuntura política, económica y social. Miradas contrapuestas y definiciones en un escenario convulsionado.
Gabriel Mestre (Arzobispo de La Plata)
“Que los sacrificios no lo hagan y no lo paguen los más vulnerables”
-¿Qué evaluación hace de la actual situación?
-Veo con preocupación por la situación de vulnerabilidad social que se da por cuestiones que tienen que ver con lo económico-financiero. Con lo que tiene que ver con la seguridad, con la virulencia y en esto me parece que es justo plantearlo porque desde la iglesia no lo reducimos a los 110 días del gobierno de (Javier) Milei - para que no sea una lectura partidaria – sino que la situación viene complicada desde hace varios años. Tal vez en este punto, en este momento, adquiere características particulares pero sería injusto pensarlo solamente de la perspectiva de la realidad del último gobierno. Uno lo puede plantear a nivel municipal en cada municipio, provincial en cada provincia y nacional en lo que se refiere a la esfera nacional y la iglesia siempre con una actitud de diálogo, de respeto y de independencia, pero también marcando lo que tiene que ver con la dignidad humana. Por eso vamos viendo con preocupación esta situación de fuerte declive en las áreas económico, social, cultural, educativo y de seguridad.
-En estos tiempos de crisis, ¿se ha notado un acercamiento de las personas a la iglesia?
-Yo te diría que es variado, pero en muchos casos sí, hay gente que por ahí dice bueno estas circunstancias me hacen perder la fe. Hay otra gente que justamente se acerca al ámbito religioso para encontrar fortaleza y una respuesta y lo vemos muchas veces gente que viene a nuestras comunidades. Ante estas dificultades que te hacía referencia, que tiene que ver con lo económico, las personas del ámbito indigente que atendemos, son personas en situación de pobreza y son parte de nuestras comunidades e incluso la clase media trabajadora que a veces está teniendo un sueldo formal le está costando llegar a fin de mes.
Hay una búsqueda en el camino de la fe, que se observa también de situaciones que tienen que ver con cuestiones por ejemplo de salud y de enfermedad, en los ámbitos donde tenemos misas donde se reza especialmente por enfermos, por afligidos, ahí tenemos una alta afluencia, el domingo de ramos que pasó, el tema de llevarse el ramito de olivo a su casa como símbolo de la presencia de Cristo, como símbolo de la presencia de la paz, tuvimos una gran afluencia en la mayoría de las comunidades de la arquidiócesis.
-¿Cuáles son las principales preocupaciones que le comentan o que le transmiten a las personas que se le acercan?
-El tema de no poder llegar a fin de mes es un tema que está común en estos tres niveles, no solamente en el que está en indigencia, sino también el pobre y la clase media de trabajadora también. El factor seguridad es otro tema que preocupa, que a veces limita las actividades.
Hay que acomodar los horarios, a veces en muchos de nuestros barrios hay cuestiones tempranas y se da la situación de gente que por ahí no quiere dejar su hogar o entonces para una actividad parroquial que se plantea para todos alguien, tiene que quedarse en la casa para cuidar y ese es el factor seguridad y, por otro lado, la cuestión cultural y educativa que por ahí a veces no salta como una primera emergencia porque el tema alimento, vestido y salud son los que más faltan con claridad.
Hay una preocupación en este tema de la cuestión educativa cultural con los límites que tienen nuestras niñas, niños y adolescentes, para poder realmente aprovechar los espacios educativos como corresponden, los que son obligatorios gracias a Dios en nuestra patria para garantizar justamente una educación saludable y que a veces por motivos diversos, el nivel o la capacidad de lecto-escritura y de aprendizaje de nuestras niñas, niños y adolescentes es muy limitado.
¿Qué es lo que espera la iglesia de la clase política, de los dirigentes?
-Coherencia y capacidad de servicio en serio. El otro día un laico formado me decía que los políticos no hablan del bien común, y esa es una categoría central de la doctrina social de la iglesia y también de algunos ámbitos que sin ser católicos lo tienen presente y que sería en definitiva el objetivo fuerte de nuestro querido e importante sistema democrático. Cuidar el bien común de todas y todos los argentinos, especialmente los más vulnerables, pero que a veces no se tiene presente. Entonces en este tema, no hay una coherencia con el discurso y una preocupación sincera, real, palpable con el bien común. Es claro que la situación es compleja, que todos tenemos que hacer sacrificios, pero que los sacrificios no lo hagan y no lo paguen los más vulnerables sino que para reconstruirnos los hagamos desde todos los sectores.
-¿Qué reflexión merece esta Pascua?
- Los que somos creyentes, abrir el corazón a Jesús que nos trae vida en abundancia, aquel que es creyente y por ahí está alejado, que se acerque a la parroquia de su barrio, a la capilla, que pueda rezar, abrirle el corazón a Dios, porque Dios nunca te complica la vida, sino al contrario.
Dios orienta claramente tu vida para bien. Y quien no es creyente, quien no tiene fe, bueno, aprovechar estos tiempos que tenemos por ahí, un poquito más de descanso, incluso el que viaja, el que tiene sus merecidas vacaciones, un poco abrir el corazón para sacar lo mejor de sí para la familia, para el ambiente y así realmente construir la patria o ponernos la patria al hombro como tantas veces decía el Cardenal Bergoglio, hoy nuestro querido Paco Francisco.
Francisco Olveira (Miembro del Grupo de Curas en Opción Por Los Pobres)
“No hay una sola medida a favor de los más humildes”
¿Qué evaluación hace de la actual situación?
-La situación es caótica porque desde diciembre no se recibe absolutamente nada del Estado Nacional, ni siquiera alimentos para los comedores. Después se están dando de baja todos los programas que tenían que ver con el acceso de los más pobres a los derechos, como todas las oficinas de ANSES que estaban descentralizadas en los barrios, con lo cual la gente tenía cerca un acceso a poder tramitar los temas de asignación universal, de pensiones y de otras cosas. Además ya no hay más obras en los barrios, ya no hay más el programa Mi Pieza y en el interior todo lo que tiene que ver con cerrar la agricultura familiar. En fin, son todas las medidas que van en contra de nuestro pueblo. También el Potenciar Trabajo desde diciembre que no se actualiza y son 78 mil pesos. Algunas personas cobraban lo que se llamaba el nexo y eso también se sacó.
En fin, no hay una sola medida a favor de los más humildes, y encima, la devaluación que hubo y el aumento indiscriminado de los precios, hacen que la gente esté comiendo salteado y no es una metáfora.
-En esta época de crisis y en este contexto que usted me está mencionando, ¿se acerca más la gente a la iglesia?
-Se acerca más a pedir cosas, porque si se te acabó la garrafa hoy y la Asignación Universal se cobra en 15 días, durante 15 días no tenés para cargar la garrafa. Después, nuestro pueblo no le echa la culpa a Dios... Hay personas que están en una situación complicada y cuando terminamos de hablar dicen “que Dios te bendiga”. Por otro lado, yo sí veo que los militantes necesitan, una fortaleza espiritual y me doy cuenta. Por ejemplo, el 24 en Plaza de Mayo, en la marcha, que yo estuve en el camión con las Madres de Hebe, uno sentía el cariño de la gente, pero yo creo que viene desde ese lado, desde el lugar de que necesitamos fortalecernos para esta lucha que es muy grande.
¿Qué espera la Iglesia de los principales actores políticos?
-Yo creo que tenemos no el derecho sino la obligación de sublevarnos, hay caminos institucionales que son el juicio político, pero el camino institucional lo veo muy difícil. El otro camino, lo va marcando el pueblo, las organizaciones, pero yo creo que hay que tenemos la obligación de sublevarnos porque este gobierno tendrá la legitimidad de origen, pero no tiene la legitimidad del ejercicio, como dice Francisco, y un día de ellos es un día de menos derecho para nuestro pueblo. Ellos que usan el ejemplo de la licuadora, bueno, cuando vos metes algo en una licuadora se corta en mil pedacitos, después, ¿quién agarra esos pedacitos y los une? No es tan sencillo, hay cosas que ya no pueden unirse nunca, nunca más.
-¿Qué reflexión merece esta Pascua?
-Yo sigo a un Cristo crucificado por los poderosos, que creo que Dios Padre lo bajó de la cruz, para decirnos que esta mierda en la que vivimos no es lo que quiere, y por tanto tenemos que seguir estando al lado de los nuevos crucificados de la historia con la confianza, como decía el Padre Carlos Mujica, con su canción preferida, que vamos a vencer al fin.
Pablo Gomelsky (Pastor en la iglesia "Mensaje de Salvación" - Subsecretario de Culto de Lomas de Zamora)
“La gente está pasando de la esperanza a la desesperanza en un golpe”
-¿Qué evaluación hace de la actual situación?
-Nosotros, al estar entre la gente somos el termómetro más inmediato o más real que la sociedad pueda tener. O uno de los termómetros, no quiero decir el único. Y estamos viviendo tiempos catastróficos, porque la gente está pasando de la esperanza a la desesperanza en un golpe, en una inmediatez.
Estamos mal, pero la gente que tuvo ganas de un cambio equivocado hoy se está quedando sin trabajo y estamos en un tiempo muy difícil.
-En estos tiempos de crisis, ¿se ha notado un acercamiento de las personas a la iglesia?
Sí, siempre. En los momentos del 2001 o en estos momentos, es cuando la gente se empieza a acercar más a la Iglesia.
-¿Y qué espera la Iglesia de la clase política?
-Es que los pastores son muy sinuosos en su pensamiento, porque por mucho tiempo nuestra escuela bíblica nos dijo que la política estaba mal y estaba lejos de la Iglesia, tenía que estar lejos. Hoy creo que no tendríamos que globalizar en el tema de los pastores, sino en el tema de la sociedad.
Porque si no nos hacemos cargo de lo que nos pasó, muy difícilmente podríamos ver algo. Y después, el trabajo del pastoral es llenar de esperanza a la gente, de que nosotros, con la fe puesta en Jesús superamos cualquiera de estas arbitrariedades políticas o sociales que vamos teniendo.
Hoy hay una grieta pastoral muy grande, porque hay muchos pastores que creyeron en este proyecto, en el que está hoy. Ahora, cuando vos encontrás en este proyecto el desprecio por la persona, el desprecio por el trabajo, la felicidad de poder decirle que vamos a 70.000 despidos en el Estado, te das cuenta que de cristiano ese proyecto no tiene nada. Entonces, las fuerzas del cielo que nos hablaron, no sé de qué cielo me están hablando. No es el cielo que yo creo.
¿Cuál es su reflexión para esta Semana Santa?
-Nosotros tenemos que volver al mensaje de Jesús, al lavamiento de los pies, al servicio, al otro. Jesús estaba en una mesa, se levantó, se ató una toalla en la cintura junto a agua y empezó a lavarle los pies a los que estaban comiendo para él. Ese era un acto de suma humildad, de suma reverencia hacia el prójimo. En el domingo de resurrección tenemos que volver hacia Jesús, al que resucitó, al que nos prometió que iba a estar con nosotros siempre, a renovar nuestra esperanza de que lo bueno esta por venir. Pero siempre siendo cristianos, con el otro en nuestra mirada, con el servicio, con la ayuda, con el acompañamiento.
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