Fue durante una misa en la parroquia Sagrada Eucaristía, de Palermo, encabezó el obispo zonal, Alejandro Giorgi.
Una imagen del cura Brochero fue entronizada en la parroquia Sagrada Eucaristía, en el barrio porteño de Palermo, durante una ceremonia que encabezó el obispo zonal, Alejandro Giorgi, ante una numerosa feligresía que colmó los bancos y ocupó de pie los laterales y el fondo del recinto para recibir al santo gaucho.
Monseñor Giorgi y el párroco Julio Torres descubrieron la imagen, instalada en una hornacina en el flanco derecho del templo, al inicio de la misa de las 19 en la que liturgia se centró en la figura de Brochero -que fue canonizado hace cinco meses por el papa Francisco- y comenzó con la "Zamba del cura gaucho", cuya letra repartían en la entrada para que todos pudieran cantarla y concluyó con vivas al santo argentino.
El obispo dejó el altar para dar cerca de la gente su homilía en la que reseñó la vida del sacerdote cordobés José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), "una figura muy luminosa" para seminaristas y sacerdotes a la que definió como "un santazo".
En las citas del evangelio al inicio de la misa, que concelebraron monseñor Giorgi, el párroco Torres y el vicario Fabio Porcel, hablaron de Lázaro el rico, que ocupado en su bienestar no reparó el desamparado que estaba a su puerta, como "un llamado de atención" sobre las consecuencias de "mirarse el ombligo", por lo que Dios brinda "grandes luces", como la de Brochero, para "remediar la miopía del corazón".
Al cura gaucho "la vida no le fue fácil", dijo el obispo. Provenía de una familia humilde y aunque en el seminario estuvo con "grandes hombres", entre ellos Miguel Juárez Celman, presidente de la Nación entre 1886 y 1890, "no perdió la sencillez ni la austeridad".
Giorgi resaltó que había en el cura "una íntima trabazón entre la fe y la promoción integral del hombre", pues a quien "tiene hambre o carece de vivienda" no se le puede pedir sencillamente que "asuma su cruz", y Brochero dedicó su vida a dar respuestas a esas necesidades en las Sierras Grandes cordobesas.
Allí misionó durante décadas, promoviendo además la construcción de escuelas, templos, postas de correo, caminos y otras obras en una zona "sin rutas, de hombres de a caballo que vivían con lo puesto", describió.
Brochero "supo unir la fe, la misión y el Evangelio con la promoción del hombre", afirmó el obispo y relató que cuando recorría los caseríos en las sierras "se alojaba en la casa del más 'taita', del peor" para dar allí la misa y recibir a la gente, con lo que conseguía que superaran cualquier enojo entre ellos.
"Creo que Brochero murió mártir", dijo Giorgi y explicó que se contagió de lepra "por tomar mate" con un hombre que la padecía, pese a que le recomendaban que no lo haga.
A esos consejos el cura respondía: "Ustedes no saben lo que vale un alma". Brochero terminó "solo, ciego, casi insensible" y prácticamente aislado. "Creo que murió mártir", insistió el obispo.
Entre los fieles que colmaron la parroquia de Santa Fe y Uriarte por la ceremonia estaba Hernán Herrera, con una remera blanca que sobre el lugar del corazón llevaba el nombre de Brochero, una devoción que heredó de su padre, contó a Télam.
El párroco dijo a esta agencia que si bien la misa de los domingos es muy concurrida, la multitud que acudió hoy, un día de semana, "es excepcional".
La imagen, una de las primeras entronizada en el país tras su canonización, trasunta la humanidad y sencillez de Brochero, con su sotana oscura, poncho color marfil nacarado, las orejas asomadas por delante del chambergo negro que deja despejado su rostro enjuto, el brazo izquierdo junto al cuerpo, con la palma abierta, y el derecho sosteniendo una cruz de leño sobre el pecho.
La obra corresponde a la artista Noelia Fernández -que no estuvo en la ceremonia: "es muy tímida", dijo el párroco-, quien también restauró la imagen del Sagrado Corazón en el exterior del sencillo templo, cuyo altar adornan dos ángeles sobre fondo azul pintados por Nora Borges (hermana del escritor Jorge Borges) y una enorme cruz de cemento.
Comentá la nota