Para José María Poirier, en contraste con “un excesivo interés por temas a veces menores del acontecer argentino”, con Francisco la Iglesia “ha retomado su iniciativa frente al ecumenismo, la paz y la justicia en el mundo”
Filósofo y periodista, y director de la prestigiosa Revista Criterio desde el año 1996, José María Poirier respondió a las preguntas de Infobae acerca de los rasgos del pontificado de Francisco y el alcance de los cambios que impulsa en la Iglesia.
— Francisco fue visto desde su llegada como un Papa reformador, de la Curia y también de algunos aspectos doctrinarios. A cuatro años de su elección, ¿qué cambios ha logrado producir realmente en la Iglesia este pontificado?
—Diría que los cambios más importantes, en este sentido, se encuentran en las reformas de la curia romana, en la elección nuevos obispos y cardenales, y en una clara visión pastoral: tratar de entender las circunstancias en las que se encuentran muchos católicos para abrirse al diálogo con todos. En una institución tan grande y que lleva siglos, como la Iglesia, nada acontece de un día para otro y ningún cambio es para siempre. Al mismo tiempo, caracteriza su misión la preocupación por los más pobres y por los que sufren, por los migrantes, por los jóvenes, por las víctimas de los aberrantes abusos, por el futuro de nuestro planeta. Francisco siempre fue un hombre particularmente sensible ante las injusticias. Esta actitud ya le valió enfrentamientos con los gobiernos kirchneristas, en sus años como arzobispo de Buenos Aires, y con determinados personajes de la jerarquía católica. No hay, en cambio, discusión en temas de doctrina en el sentido más técnico.
— Luego de unos primeros tiempos de amplio consenso, han empezado a surgir algunas críticas: "populista" o demasiado anticapitalista. ¿Tienen sustento?
— Son críticas que se dan en algunos ámbitos, especialmente cuando se lo tilda de populista, y que se refieren sobre todo a su peculiar visión política, incomprensible al margen de ciertas simpatías peronistas que probablemente nunca lo abandonaron. Con respecto al capitalismo, parece primar en él un enfoque latinoamericanista y romántico de hace algunas décadas. Ese es quizá el mayor desafío para poder entender y/o aceptar sus posturas en este campo.
Francisco, con refugiados de un centro de acogida en Roma
— Internamente en la Iglesia, ¿es importante la resistencia a los cambios que quiere impulsar o es marginal?
— La resistencia a los cambios es una reacción natural en muchas instituciones y personas, también en la Iglesia. Pero en este caso creo que representa a grupos minoritarios, aunque con notable capacidad de llegada a la opinión pública y a los medios de comunicación.
— Los papas católicos tienen un doble estatus: son jefes espirituales pero también jefes de Estado. Unos han sido más una cosa que la otra. En el caso de Francisco, ¿hay un balance entre ambos roles? ¿Está bien resuelta esta doble condición?
— Si está bien resuelta o no depende de quien la analice. Me parece que retoma una presencia internacional, en un momento de pobreza de referentes, en el estilo de Juan Pablo II o Pablo VI. Entiendo decir que, más allá de los acentos y matices de cada uno, con Francisco la Iglesia católica ha retomado su iniciativa frente a temas como el ecumenismo, las relaciones interreligiosas, la paz y la justicia en el mundo.
— ¿Por qué cree que el Papa no ha venido hasta ahora a la Argentina?
— Me hubiera gustado que viniera a la Argentina, claro, pero si no lo hace será porque ha sopesado sus más y sus menos. En ese sentido, casi en contradicción con sus numerosas intervenciones y polémicas en la política nacional, parece no entender que haya llegado el momento de visitar su patria.
— ¿Hay un contraste entre la imagen que tiene el Papa en el mundo, de gran consenso, y la que tiene aquí? ¿Se debe sólo a eso de que "nadie es profeta en su tierra"? ¿O hay otros motivos?
— En parte, probablemente, eso de que nadie es profeta en su tierra cuenta. Pero también lo que entendía yo señalar antes: su excesivo interés por temas a veces menores del acontecer político argentino (y que tienen su peso), su habitual intervencionismo a través de múltiples "voceros" o "amigos", dejando fuera de juego incluso a la jerarquía local, influye en la opinión de no pocas personas. En cambio, en el ámbito internacional estos temas no son tenidos en cuenta por la opinión mayoritaria de la gente. Sorprende siempre su popularidad en ciertos países de América y de Europa, donde muchos lo consideran cercano y afable, comprensivo y sin pelos en la lengua.
Francisco, durante el Angelus, en la ventana que da a Plaza San Pedro
— Aunque es pronto aún para decirlo, ¿qué rasgos esenciales cree que retendrá la historia de este Papado?
— Ciertamente, es muy difícil saber ahora qué dejará su pontificado. Seguramente algunos notables avances hacia la sensibilidad de mucha gente, la idea de que de los líderes religiosos deben ser pastores austeros, alejados de todo boato y de antiguos privilegios. Bergoglio es un hombre que sabe sorprender y cuyas estrategias pastorales no son fáciles de anticipar.
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