Parashat Tazria comienza con las leyes y mitzvot relativas al estado de tum’a (impureza) de la mujer después del parto, en cuyo contexto la Torá reitera la obligación de circuncidar a un niño varón al octavo día: “Y al octavo día se circuncidará la carne de su prepucio” (12:3).
La Guemará en Masekhet Shabbat (132a) entiende este verso como una implicación de que la circuncisión se realiza en el octavo día del bebé incluso si ese día es Shabat. Aunque infligir una herida está prohibido en Shabat, el requisito de circuncidar a un niño en su octavo día anula esta prohibición, y por tanto se cumple incluso en Shabat. La Guemará explica que Rabí Eliezer no está de acuerdo con esta inferencia, y sostiene que esta regla fue transmitida como una halaja le-Moshe mi-Sinai – una tradición oral enseñada a Moshe en el Monte Sinaí, que no está escrita en la Torá. Según rabí Eliezer, el verso aquí en Parashat Tazria extiende esta disposición más allá, estableciendo que incluso makhshirei mila – etapas preparatorias necesarias para llevar a cabo la circuncisión – anulan las restricciones del Shabat. Y así, por ejemplo, sostiene que, si es necesario, uno puede llevar el cuchillo a través de un dominio público en Shabat con el fin de circuncidar a un bebé de ocho días.
Por extensión, si el octavo día cae en Yom Tov, también, la mitzva de la circuncisión anula las prohibiciones de Yom Tov, y se realiza ese día. Al igual que un brit mila se realiza en el octavo día cuando cae en Shabat, también se realiza en el octavo día cuando cae en Yom Tov.
Rav Chaim Kanievsky (citado en Derej Sija) sugirió que esta halaja subyace en una historia aparentemente peculiar que cuenta la Guemará en Masejet Sukka (48b) sobre dos “minim” (“herejes”) llamados “Sasson” y “Simja”, dos términos utilizados en referencia a la alegría y el júbilo. Estos dos hombres discutían entre sí sobre quién era mejor. Sasson citó versos que indicaban que “sasson” es mayor que “simja”, y Simja respondió citando versos que indicaban lo contrario, “simja” es mayor. Escritores posteriores se esforzaron por explicar el significado y la importancia de esta misteriosa historia. Rav Kanievsky sugirió que esta discusión giraba en realidad en torno a la importancia relativa de dos mitzvot: la circuncisión y la observancia de Yom Tov. Un famoso verso de Meguilat Ester (8:16) cuenta que los judíos del Imperio Persa experimentaron “simja” y “sasson” tras la caída de Hamán, y la Guemará (Meguilá 16:2) comenta que “simja” en este verso se refiere a la celebración de Yom Tov, y “sasson” a la circuncisión. En consecuencia, sugiere Rav Kanievsky, la historia que cuenta la Guemará trata en realidad de una discusión sobre cuál de estas dos mitzvot -Yom Tov o brit mila- es más valiosa. El hecho de que la mitzva de brit milá anule las prohibiciones de Yom Tov llevó a uno de los dos contendientes a afirmar que “sasson” -la mitzva de la circuncisión- es mayor que “simja” -la mitzva de la observancia de Yom Tov-.
Rav Kanievsky añadió que la Guemará dice que estos dos individuos eran “herejes”, porque para los judíos creyentes, ésta no es una cuestión que deba plantearse. Debemos considerar todos los mandatos de la Torá como igualmente valiosos y obligatorios. Aunque algunas mitzvot van a tener prioridad sobre otras en determinadas circunstancias, debemos comprometernos con todas las leyes, principios y valores de la Torá con igual pasión y determinación, sin preguntarnos si una es mayor o más importante que otra.
Fuente: Yeshivat Etzion
Comentá la nota