El Sumo Pontífice se encuentra de visita en Ciudad Juárez, una de las más violentas de México. Pidió abordar las causas "estructurales y culturales".
La inseguridad no se terminará llevando a prisión a quienes delinquen, advirtió el papa Francisco ayer ante un grupo de reos en la cárcel de Ciudad Juárez, última etapa de su visita a México y donde oficiará una misa al borde de la frontera con Estados Unidos.
"El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado aintervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social", dijo Francisco.
El pontífice urgió a romper los círculos de la violencia y de la delincuencia, sin sacarse los problemas encarcelando y aislando a las personas, sino afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad.
Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, consideró que la buena convivencia dependerá de la capacidad de la sociedad de incluir a los pobres, a los enfermos y a sus presos.
"La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos", con servicios básicos y sanitarios diganos, así como espacios de esparcimiento y participación para la sociedad.
Le dijo a los presos que la historia no puede volver atrás, pero "quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir experimentó el infierno puede volverse un profeta en la sociedad".
"La misericordia divina nos recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos como sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte", expresó.
La visita de Francisco a los presos ocurre casi una semana después de que un encarnizado enfrentamiento entre dos grupos rivales causó 49 muertos y 12 heridos en la cárcel del Topo Chico en Monterrey, una industrializada ciudad del norte del país.
Comentá la nota