“Se convierte en ministros para servir la propia Iglesia particular, en la docilidad al Espíritu Santo y al propio Obispo y en colaboración con los demás presbíteros, pero con la conciencia de ser parte de la Iglesia universal, que va más allá de los límites de la propia diócesis”, lo dijo el Papa Francisco a los participantes en la Asamblea Internacional de la Confederación Unión Apostólica del Clero (UAC), a quienes recibió en audiencia, la mañana del 16 de noviembre en la Sala del Consistorio del Vaticano.
En su discurso, el Santo Padre animó y alentó a los miembros de la Unión Apostólica del Clero, a seguir el ejemplo de Cristo, Buen Pastor en el servicio al Evangelio. “En esta Asamblea están reflexionando sobre el ministerio ordenado ‘en, para y con la comunidad diocesana’. En continuidad con los encuentros anteriores, buscan focalizar el rol de los pastores en la Iglesia particular; y en esta relectura, la clave hermenéutica es la espiritualidad diocesana, que es espiritualidad de comunión según el modo de la comunión Trinitaria”.
El Obispo de Roma, citando la Carta Apostólica Novo millenium ineunte, recordó que, el gran desafío de este milenio es hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión y para ello, es necesario promover un espiritualidad de la comunión. “Se convierte en experto de espiritualidad de comunión sobre todo gracias a la conversión a Cristo, a la dócil apertura a la acción de su Espíritu, y a la acogida de los hermanos. Sabemos muy bien que, la fecundidad del apostolado no depende sólo de la actividad y de los esfuerzos organizativos, que son necesarios, pero en primer lugar depende de la acción divina”.
Así mismo, el Pontífice señaló que, igual que en el pasado los santos son los más eficaces evangelizadores y puso en guardia a los ministros de no caer en la mundanidad espiritual. “La Jornada Mundial de oración para la santificación del Clero, que se celebra cada año en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, constituye una ocasión propicia para implorar del Señor el don de diligentes y santos ministros para su Iglesia. Para realizar este ideal de santidad, todo ministro ordenado está llamado a seguir el ejemplo del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas”.
Además, el Papa Francisco precisó que, unido al camino de la espiritualidad está el empeño en la acción pastoral al servicio del pueblo de Dios, visible en el hoy y en lo concreto de la Iglesia local, como lo delinea el Decreto Conciliar Presbyterorum Ordinis, en el numeral 12. “Una Iglesia particular tiene un rostro, ritmos y opciones concretas; va servida con dedicación cada día, testimoniando la sintonía y la unidad que se vive y se desarrollada con el Obispo. El camino pastoral de la comunidad local tiene como punto de referencia imprescindible el plan pastoral de la diócesis, el cual se antepone a los programas de las asociaciones, de los movimientos y de cualquier grupo particular”.
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco animó a los ministros a cultivar la comunión y la misión como dinámicas correlativas, dinámicas que los ministros deben tener presente en el servicio a su propia Iglesia particular, al propio Obispo y en colaboración con los demás presbíteros. “Si la misión es una propiedad esencial de la Iglesia, lo es sobre todo por aquel que, ordenado, está llamado a ejercitar el ministerio en una comunidad por su naturaleza misionera, y a ser educador en el mundo, no en la mundanidad, sino en el mundo. La misión, de hecho, no es una elección individual, debido a una generosidad individual o quizás a una desilusión pastoral, sino es una opción de la Iglesia particular que se hace protagonista en la comunión del Evangelio a todas las gentes”.
Comentá la nota