La Casa Rosada confirmó que el presidente saliente viajará la semana que viene al Vaticano, donde mantendrá una audiencia con Francisco. La audiencia tendrá lugar en el Palacio Apostólico y será la tercera visita de Fernández al Papa durante su mandato.
"El presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, será recibido por Su Santidad, el Papa Francisco, en audiencia protocolar por el fin de mandato. La audiencia tendrá lugar durante la última semana de noviembre en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano", señala el escueto comunicado sin mayores precisiones de la portavoz presidencial Gabriela Cerruti.
Será la tercera visita de Fernández al Papa durante su mandato, después de las visitas en 2020 y 2021. El pontífice había evitado nuevos encuentros con el jefe de Estado a pesar de la insistencia de la Cancillería.
La vicepresidenta Cristina Kirchner también pretendía entrevistarse con Francisco en su frustrado viaje previsto para esta semana, cuando planeaba brindar una clase magistral en la Universidad de Nápoles.
El Papa conversó telefónicamente el lunes con el presidente electo Javier Milei, quien le reiteró su invitación para que visite el país el año próximo.
En la Cancillería no descartan los trascendidos sobre un pedido del Pontífice para que la actual embajadora ante la Santa Sede Fernanda Silva, la primera mujer, diplomática de carrera y afrodescendiente en asumir ese cargo. "No me extrañaría que un pajarito que venga de Roma haga un pedido", sostuvo una fuente diplomática que talla en el vínculo entre Francisco y la gestión saliente.
Con el protagonismo recobrado al que lo obliga la transición presidencial, Fernández busca cerrar su gestión justo donde la empezó. En 2020, luego de un fugaz viaje a Israel, el mandatario empezó su primera gira europea en Roma, adonde se entrevistó con el Papa.
"Primero, el monaguillo”, lo recibió Francisco con una sonrisa el 30 de enero de 2020 en la antesala de la Biblioteca privada del Palacio Apostólico, donde volverán a encontrase. Esa reunión se extendió durante 44 minutos, exactamente el doble de tiempo que el Papa le dedicó a Mauricio Macri, en 2016.
El Papa se sumó a la lista de dirigentes de peso que pasaron de apoyar -con gestos o fotos- el rumbo del Gobierno a criticar los resultados de la gestión. Las sonrisas y las declaraciones auspiciosas viraron en una comunicación que se limitó a lo institucional y que estuvo signada por la desconfianza y la herida sin cicatrizar que marcó la sanción del aborto leg al.El clímax de esa distancia se cristalizó hace exactamente 10 meses, cuando el obispo de Roma, criticó el deterioro económico y social de la Argentina.
"La pobreza está en un 52%, ¿qué pasó?, mala administración, malas políticas”, sentenció Francisco en una entrevista con AP que dio la vuelta al mundo mientras el Presidente trataba de terminar de exprimir al máximo su rol como presidente de la CELAC. También señaló la inflación de una economía descontrolada que en vano intentó apaciguar Sergio Massa.
Eran tiempos en los que Fernández todavía no abandonaba su sueño de reelección y en los que avanzaba con auditorías para eliminar una cuota de los planes sociales que administran las organizaciones sociales -cercanas a Jorge Bergoglio- y que en términos absolutos el Presidente duplicó durante los 3 primeros años de gobierno.
Aunque el Papa nunca recibió al frustrado candidato presidencial del Unión por la Patria, a quien no le perdona su intento por desplazarlo del Arzobispado de buenos Aires, días antes de la elección general de octubre que ganó el ministro de Economía, Francisco concedió una entrevista a la agencia estatal Télam en la que se refirió al peligro de "los falsos profetas", una alusión que para muchos tuvo como destinatario al líder libertario.
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