Francisco recibió y almorzó con una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, después del Concilio de Creta. Carta de Bartolomeo: la crisis de los refugiados se afronta con la fraternidad cristiana
Por IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO
«Nosotros, católicos y ortodoxos, tenemos comunes responsabilidades hacia los más necesitados». El Papa recibió a una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que se encuentra en Roma, como cada año, por la festividad de los santos Pedro y Pablo. Recordaron el reciente viaje con Bartolomeo a la isla de Lesbos, con el que pretendían expresar su cercanía a los refugiados. El mismo Patriarca Bartolomeo, a pocos días de la conclusión del Concilio ortodoxo de Creta, recordó el viaje como en una carta enviada al Papa, en la que subrayó que «la contemporánea crisis de los refugiados y de los migrantes ha demostrado la necesidad para las naciones europeas de afrontar este problema con base en los antiguos valores cristianos de fraternidad y justicia social». El Papa, después de haber presidido una ceremonia en honor de Benedicto XVI, recibió a la delegación ortodoxa.
«Doy gracias al Señor porque, en abril, me dio la ocasión para encontrar al amado hermano Bartolomeo, cuando, en compañía con el arzobispo de Atenas y de toda la Grecia, Su Beatitud Ieronymo II, nos dirigimos a la isla de Lesbos para visitar a los prófugos y a los migrantes», dijo Papa Francisco a Methodios, metropolita de Boston, que iba en compañía del arzobispo Job de Telmesos y del diácono patriarcal Nephon Tsimalis. «Ver la desesperación en el rostro de los hombres, mujeres y niños con gran incertidumbre sobre su destino, escuchar escuchar impotentes sus desdichadas vivencias y detenerse en oración en la orilla de ese mar que se ha tragado la vida de tantos seres humanos inocentes, ha sido una experiencia muy conmovedora, que ha confirmado cuánto queda aún por hacer para asegurar dignidad y justicia a tantos hermanos y hermanas. Una gran consolación, en esos momentos tan tristes, ha sido la intensa cercanía humana y espiritual que he experimentado con el Patriarca Bartolomé y el Arzobispo Jerónimo. Guiados por el Espíritu Santo, estamos tomando cada vez más conciencia de que nosotros, católicos y ortodoxos, tenemos una responsabilidad común hacia los más necesitados, en obediencia al único Evangelio de Jesucristo nuestro Señor. Asumir esta responsabilidad es un deber, que toca la credibilidad misma de nuestro ser cristianos. Aliento, por lo tanto, toda forma de colaboración entre católicos y ortodoxos en actividades concretas al servicio de la humanidad que sufre».
«Siguiendo el ejemplo de los Apóstoles Pedro y Pablo, y de los demás Apóstoles, la Iglesia, compuesta por hombres pecadores pero redimidos mediante el Bautismo, ha continuado en el curso de la historia a proclamar el mismo anuncio de la misericordia divina», dijo el Papa recordando el actual Jubileo de la Misericordia. «Existen, a partir de los primeros siglos, muchas diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla en ámbito litúrgico, en las disciplinas eclesiásticas y también en la manera de formular la única verdad revelada. Sin embargo, en la base de todas estas formas concretas que nuestras Iglesias han asumido en el tiempo, siempre está la misma experiencia del amor infinito de Dios por nuestra pequeñez y fragilidad, y la misma vocación de ser testigos de tal amor hacia todos. Reconocer que la experiencia de la misericordia de Dios es vínculo que nos une implica que debemos hacer cada vez más que la misericordia sea el criterio de nuestras relaciones recíprocas. Si, como católicos y ortodoxos, queremos proclamar juntos las maravillas de la misericordia de Dios al mundo entero —subrayó el Papa—, no podemos conservar entre nosotros sentimientos y actitudes de rivalidad, de desconfianza, de rencor. La misericordia misma nos libra del peso de un pasado marcado por conflictos y nos permite abrirnos al futuro hacia el que el Espíritu Santo nos guía»
Renovando asimismo su gran aprecio por los pasos cumplidos en el diálogo teológico y su alegría por la nueva reunión de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, Francisco aseguró luego que acompañó con la oración la celebración del Concilio Panortodoxo, en Creta. Con el anhelo de que el Espíritu Santo haga que de este evento broten abundantes frutos por el bien de la Iglesia.
En una carta enviada mediante la delegación a Papa Francisco, y publicada hoy por la Sala de prensa de la Santa Sede, el Patriarca Bartolomeo recordó también la común visita a Lesbos, subrayando que ambas Iglesias (católica y ortodoxa) «escuchan el llanto de los que están fatigados y son oprimidos, de las víctimas de la violencia y del fanatismo, la discriminación y la persecución, la injusticia social y la pobreza y el hambre». Bartolomeo escribió que «la contemporánea crisis de los refugiados y de los migrantes ha demostrado la necesidad para las naciones europeas de afrontar este problema con base en los antiguos valores cristianos de fraternidad y justicia social. Reconocemos que la civilización europea no puede ser comprendida sin referencias a sus raíces cristianas y que su futuro no puede ser una sociedad completamente secularizada o sujeta al economicismo y a las diferentes formas del fundamentalismo. La cultura de la solidaridad nutrida por el cristianismo no es preservada por el progreso de los estándares de vida, internet ni la globalización».
Bartolomeo también agradeció al Papa por la encíclica «Laudado si’», fuertemente en sintonía con las iniciativas ecológicas del Patriarcado y son su insistencia en las «raíces espirituales y morales» de la crisis ecológica. El Patriarca, al final, se refirió al Concilio de Creta, pidiendo al Papa, «Su Santidad y querido hermano», que rece para que sus deliberaciones den frutos.
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