El Santo Padre dirige una sentida carta al pueblo gitano en España, con motivo del sexto centenario de su llegada al país: “Tienen mucho que aportar a la Iglesia y a la sociedad”. El Santo Padre propone formar comunidades de discípulos misioneros que se involucren, acompañen y celebren y ser peregrinos de esperanza.
Por: Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
"Soy consciente de que vuestra historia ha estado marcada por la incomprensión, el rechazo y la marginación. Pero, incluso en los momentos más duros, ustedes han descubierto la cercanía de Dios”. Lo escribe el Santo Padre en un mensaje con motivo del VI centenario de la llegada del pueblo gitano a España, que se celebra este domingo 12 de enero de 2025. A través de sus palabras, el Papa les demuestra su afecto, reconoce sus valores y los anima a afrontar el futuro con esperanza.
“En efecto, afirma el Sucesor de Pedro, Dios peregrina en la historia con la humanidad y se ha hecho nómada con el pueblo gitano. El Niño Manuel —como llaman a Dios con nosotros— también nació en Belén bajo el signo de la persecución y la itinerancia”.
El Obispo de Roma considera que es justo reconocer “el esfuerzo realizado en las últimas décadas por el pueblo gitano, por la Iglesia y por la sociedad española en su conjunto, para emprender un camino nuevo hacia una inclusión respetuosa con vuestras señas de identidad”.
Al respecto, plantea que “este camino ha producido no pocos frutos”. Igualmente, sostiene que “hay que seguir trabajando, porque todavía hay prejuicios que superar y situaciones dolorosas a las que hacer frente: familias que pasan necesidad y no saben cómo ayudar a sus hijos con problemas, chavorrillos que tienen dificultades para estudiar, jóvenes que no encuentran trabajos dignos, mujeres que sufren discriminación en sus familias y en la sociedad”.
El pueblo gitano, hijos amados de Dios, hijos de la Iglesia
El Papa Francisco desea que resuene en sus corazones “el mensaje inolvidable” de San Pablo VI, pronunciado en Pomezia, Italia, en 1965 ante miles de gitanos del mundo entero. En aquella ocasión, dijo: “Ustedes están en el corazón de la Iglesia”. En este sentido, el Pontífice les insiste que “son hijos e hijas amados de Dios”, “son hijos muy queridos de Santa María, la Majarí Cali, a la que acuden pidiendo amparo y protección”.
Es más, el Sucesor de Pedro sostiene que son hijos de la Iglesia en la que muchas personas, gitanas y payas (término que se utiliza entre gitanos para designar a quien no pertenece a dicho pueblo), se han comprometido con responsabilidad y cariño por el desarrollo integral del pueblo gitano.
“De esta Iglesia que desea seguir abriendo sus puertas de par en par, para que todos podamos sentirnos en ella como en casa; una Iglesia en la que ustedes puedan crecer en su fe cristiana sin renunciar a los mejores valores de su cultura”.
Bergoglio agradece a todas las personas que han trabajado y siguen trabajando decididamente para que este deseo sea una realidad cada día más patente. “Dios no se deja ganar en generosidad y hará fructificar el cariño y el tiempo que dedican a la Pastoral con gitanos”, manifiesta.
Caminar juntos
El Pontífice reconoce también que la Iglesia ha redescubierto, en la celebración del reciente Sínodo, la importancia de caminar juntos. Por ello, les incentiva a caminar juntos con sus obispos, con los responsables de las delegaciones y secretariados de pastoral gitana, en sus parroquias y en las cofradías y asociaciones en las que participan, también desde las diversas realidades diocesanas, con el apoyo del Departamento de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española.
“Tienen mucho que aportar a la Iglesia y a la sociedad”
El Papa les remarca la necesidad de caminar juntos, “porque en la Iglesia la fuerza del Evangelio purificará y engrandecerá sus valores y su cultura”. En dicha línea, Francisco destaca algunos valores del pueblo gitano y su contribución a la comunidad eclesial y civil: el aprecio a las personas mayores y el sentido de familia, el cuidado de la creación, nuestra condición de peregrinos hacia la patria del cielo, la capacidad para mantener la alegría y hacer fiesta, aunque haya nubarrones en el horizonte, y el significado del trabajo -tantas veces malentendido- como un medio para vivir y no tanto para acumular.
“Muchos de los valores que los identifican como pueblo no son solo evangélicos, les dice el Obispo de Roma, sino también proféticos y contraculturales en estos momentos”. Por consiguiente, los estimula a caminar juntos para evangelizar, contagiar la alegría de vivir la fe, la esperanza y el amor cristianos, en especial a los jóvenes que tienen dificultad para encontrar a Dios dentro y fuera de la Iglesia católica.
El Santo Padre propone formar comunidades de discípulos misioneros que se involucren, acompañen y celebren. Les exhorta a ser peregrinos de esperanza, mostrando con su vida la cercanía de Dios en las pequeñas cosas cotidianas, donde Él quiere obrar de manera extraordinaria. Otra petición del Papa es mantener abiertas las puertas de sus comunidades “a los primos y primas que ya no celebran la fe en la Iglesia católica, ofreciéndoles siempre la amistad y el diálogo propios de quienes estamos llamados a vivir en fraternidad, más allá de nuestras diferencias”.
Francisco concluye su sentida misiva alentándolos a mirar hacia adelante con esperanza, siguiendo la estela de los beatos Emilia Fernández Rodríguez, la canastera, y Ceferino Giménez Malla, el tío Pelé. A su vez, retoma palabras de su himno ("¡Arriba Gitanos! ¡Ahora es el momento!") para impulsarlos a continuar haciendo camino, ofreciendo lo mejor de sí mismos, transmitir la ternura de Dios y anunciar, con la fuerza del Señor Jesús, "el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad".
El Gobierno de España declara 2025 como Año del Pueblo Gitano para conmemorar su 600º aniversario en el país, reconociendo su huella cultural y social, y comprometiéndose a combatir las desigualdades y la discriminación que aún enfrenta esta comunidad.
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