En la primera etapa de este nuevo viaje apostólico el Papa vuelve en pocas horas a tocar tierra georgiana.
Llegará a la capital de este pequeño país del Cáucaso, Tiflis. La ciudad es atravesada por el Mtkvari, un imponente río que desde siempre ha servido de protección, sustento y medio de transporte y comunicación para los pueblos que se han establecido en sus orillas. Muchos puentes lo atraviesan, antiguos y modernísimos. Como un puente, la visita de Francisco de las próximas horas se une idealmente a aquella de Juan Pablo II en 1999. Los más grandes recuerdan con emoción el paso del papa Wojtyla. Los jóvenes esperan con gran ilusión y no poca curiosidad al papa Bergoglio. Un puente generacional y también entre comunidades diversas que conviven aquí desde hace siglos.
Con una población de algo más de cuatro millones la presencia católica en Georgia es del 1% perteneciente a tres ritos diversos: latino, armenio y siro-caldeo. Los ortodoxos conforman el 85% de la población. La Iglesia apostólica autocéfala georgiana es guiada desde 1977 por Elías II, considerado la más alta autoridad moral del pueblo georgiano. Los musulmanes representan el 11%.
“La paz esté con ustedes”: la invitación tomada del capítulo 20 del Evangelio de Juan es el lema de esta nueva visita apostólica que, con Azerbaiyán, culminará el viaje iniciado por Francisco el pasado mes de junio en Armenia. El Papa viene a constatar la vida de las Iglesias y la comunión entre ellas, y a confirmar la aspiración a la paz en una región continuamente amenazada hace décadas por conflictos como aquel entre Armenia y Azerbaiyán por el Nagorno Karabaj, o la situación de enfrentamiento por los territorios de Abjasia y Osetia del Sur. En este nuevo milenio el Pontífice, el “constructor de puentes”, volverá llegar a Georgia como un peregrino de comunión entre las Iglesias y de paz en la región del Cáucaso.
Desde Tiflis, esperando al Papa Francisco, Raúl Cabrera, Radio Vaticano
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