El Papa Francisco en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo: Dejémonos inspirar por su historia

El Papa Francisco en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo: Dejémonos inspirar por su historia

Este sábado 29 de junio, durante la Misa por la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Papa Francisco llamó a los fieles a dejarse inspirar por la historia de estos dos grandes pilares de la Iglesia Católica.

 

Por Diego López Marina

 

“A la luz de la Palabra de Dios dejémonos inspirar por su historia, por el celo apostólico que ha marcado el camino de su vida. Al encontrarse con el Señor, vivieron una verdadera experiencia pascual: fueron liberados y, ante ellos, se abrieron las puertas de una nueva vida”, señaló en su homilía de esta mañana ante más de 5 mil feligreses.

La celebración, que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro, incluyó la bendición de los palios de los 42 arzobispos metropolitanos nombrados en el último año. La ceremonia, además, fue concelebrada con 36 cardenales, 36 obispos y 400 sacerdotes, según informó Vatican News.

“Miremos a los dos Apóstoles Pedro y Pablo: el pescador de Galilea que Jesús hizo pescador de hombres; el fariseo perseguidor de la Iglesia transformado por la Gracia en evangelizador de las naciones”, señaló el Santo Padre, invitando a reflexionar sobre el poder de la conversión y la evangelización.

El Papa se detuvo en la idea de la “experiencia pascual” vivida por ambos apóstoles, señalando cómo sus encuentros con Jesús les otorgaron una vida con un mayor sentido, con un sentido trascendente.

“Al encontrarse con el Señor, vivieron una verdadera experiencia pascual: fueron liberados y, ante ellos, se abrieron las puertas de una nueva vida”, expresó, resaltando la liberación de Pedro de la prisión como un nuevo éxodo y obra de la misericordia de Dios.

El Pontífice también hizo hincapié en el próximo Jubileo de 2025 y la importancia de la Puerta Santa. “El Jubileo será un tiempo de gracia en el cual abriremos la Puerta Santa, para que todos puedan cruzar el umbral de ese santuario viviente que es Jesús y, en Él, vivir la experiencia del amor de Dios que fortalece la esperanza y renueva la alegría”, afirmó.

Utilizando la figura de la puerta, el Santo Padre también recordó la historia de Pedro, quien fue liberado de la prisión por un ángel. “En esa noche de liberación, se abrieron milagrosamente las puertas de la cárcel; y luego, ante Pedro y el ángel que lo acompañaba, se dice que se encontraron 'ante la puerta de hierro que lleva a la ciudad; la puerta se abrió por sí misma delante de ellos' (Hechos 12,10)”, señaló, subrayando que es Dios quien abre las puertas, allanando el camino para su pueblo.

Seguidamente, utilizó nuevamente la metáfora de las puertas abiertas para describir el ministerio de evangelización de Pablo. Recordó cómo el Apóstol de los Gentiles experimentó la apertura de puertas en su misión.

“Así, de su llegada a Antioquía junto a Bernabé, se dice que ‘al llegar, reunieron a la Iglesia y relataron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe’ (Hch 14,27). Del mismo modo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto dice: ‘Se me ha abierto una puerta grande y próspera’ (1 Cor 16,9); y escribiendo a los Colosenses los exhorta así: ‘Orad también por nosotros, para que Dios nos abra la puerta de la Palabra para anunciar el misterio de Cristo’ (Col 4,3)”, recordó.

El Papa concluyó su homilía con un llamado a los nuevos arzobispos metropolitanos a abrir las puertas del Evangelio al pueblo de Dios. “En comunión con Pedro y siguiendo el ejemplo de Cristo, puerta de las ovejas, están llamados a ser pastores celosos, que abran las puertas del Evangelio y que, con su ministerio, contribuyan a construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas", exhortó Francisco.

La ceremonia contó con la presencia de una Delegación del Patriarcado de Constantinopla. El Papa Francisco expresó el compromiso ecuménico de la Iglesia y envió un saludo cordial a su “querido hermano” Bartolomé I, Patriarca de Constantinopla.

“Los Santos Pedro y Pablo nos ayuden a abrir la puerta de nuestra vida al Señor Jesús, intercedan por nosotros, por la ciudad de Roma y por el mundo entero. Amén”, concluyó.

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