En vísperas del 40 aniversario del último golpe de Estado, el pontífice mantuvo un cálido encuentro con un grupo de familiares de desaparecidos después de la audiencia general
Por Elisabetta Piqué
ROMA.- En vísperas de celebrarse mañana el 40 aniversario del golpe militar que ensangrentó la Argentina, el papa Francisco abrazó, besó y bendijo hoy a un pequeño grupo de familiares de desaparecidos que saludó al terminar la audiencia general de los miércoles y envió una bendición a todas las madres que tienen hijos desaparecidos.
"Fue muy emocionante, fue un momento increíble, todavía no me lo puedo creer. El Papa bendijo a mi madre, la besó en la frente y le dijo «Es el beso a todas las madres que sufrieron la desaparición de sus hijos»", contó a LA NACION Marie-Noelle Erize Tisseau, hermana de Marie-Anne, joven modelo franco-argentina que desapareció en la provincia de San Juan el 15 de octubre de 1976.
Junto a Marie-Noelle, que hoy vive en España y que tenía 14 años cuando secuestraron a su hermana Marie-Anne, estaba su hermano mayor Marcos, que vive en Brasil y su anciana madre Francoise Tisseau, de 86 años, que vive en Buenos Aires.
"El Papa nos abrazó a todos y fue muy cercano, muy emotivo, se ve que este tema le llega al corazón. Fue especialmente cariñoso con mi madre, imaginate que el Papa le diga que comprende el dolor de las madres que han perdido a sus hijos y el dolor de las familias que han perdido a un ser querido... Y para mi madre fue lo máximo", contó Marie-Noelle. "Mamá le entregó al Papa el libro La desaparecida de San Juan, del periodista francés Philippe Broussard y él a través de ella envió una bendición a todas las madres que tienen hijos desaparecidos", agregó, emocionada.
En el grupo, que estuvo sentado en primerísima fila, en posición privilegiada, durante una audiencia general muy ventosa, que giró en torno a la Semana Santa, también estuvo la monja Genevieve Jeanninggros, de la Congregación de las Hermanitas de Jesús y sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas desaparecidas durante la dictadura.
Sor Genevieve, que destacó el cariño y la compasión de Francisco, contó que durante el breve intercambio le preguntó si la había conocido a su tía, y él le contestó que "no personalmente". Genevieve, que vive en Roma y que ya había podido saludar al Papa en otras oportunidades (una vez junto a Estela Carlotto, otra junto a Vera Jarach), aprovechó también para darle dibujos que le hicieron niños del Parco Lido de Ostia, la zona carenciada en la que vive ella vive junto a su comunidad, que el Papa fue a visitar sorpresivamente en mayo pasado.
"Ahí se viven momentos duros, no hay trabajo, pero esa visita fue fantástica, una alegría inmensa, a veces todavía pienso que lo soné", comentó sor Genevieve. Ante una pregunta, por otro lado, definió una grandísima noticia y un hecho "fabuloso" la decisión del Vaticano de desclasificar los archivos sobre la dictadura.
"Esperamos verdaderamente esto, yo por mi tía, pero también por el pequeño hermano Mauricio Silva, cura barrendero uruguayo desaparecido, del que no se sabe nada. Porque de mi tía por suerte encontramos los huesos y más o menos sabemos lo qué pasó, pero de Mauricio Silva no sabemos nada", dijo. Encargada de seguir el tema por estar en Roma, sor Genevieve subrayó que el Vaticano está haciendo un trabajo de informática en este momento, que podría concluir a fines de junio, julio próximo.
El Papa también saludó cálidamente a Cecilia Romero, sobrina del beato Oscar Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en El Salvador mientras celebraba una misa.
"Fue muy emocionante. A la mamá de Marie-Anne la abrazó y besó dos veces, el hermano se puso de rodillas ante el Papa, todos lloraban, todos recibieron un abrazo y una bendición", contó a LA NACION Jorge Ithurburu, presidente de la asociación italiana sin fines de lucro "24 marzo" que defiende los derechos humanos, que fue el gestor del emotivo encuentro.
Ithutburu destacó que al margen de haber viajado para saludar al Papa, en coincidencia con el 40 aniversario del golpe militar, Marie-Noelle Erize declarará mañana ante un tribunal de Roma en el marco de una investigación contra el ex militar argentino Carlos Luis Malatto. ex teniente coronel en el Regimiento de Infantería de Montaña de San Juan, Malatto fue denunciado en Italia por el secuestro y homicidio agravado por torturas de su hermana y otras tres personas (Juan Carlos Cámpora, Jorge Bonil y Alberto Carvajal), cometidos en la provincia de San Juan durante la dictadura. Malatto, de 66 años, estaba siendo juzgado en nuestro país, pero logró huir en 2011 a Italia, donde, gracias a su doble nacionalidad, vive libremente.
"Inicialmente iba a venir yo sola a saludar al Papa -contó Marié-Noelle-, pero le dije a Jorge (Ithurburu) que tenía que traer a mi madre, porque para mi madre es el máximo consuelo que se le puede dar en este momento". "Imaginate una persona de gran convicción católica que ha sufrido la desaparición de una hija, pues ella sinceramente salió adelante por su fe. No hay otra cosa que la haya sostenido en toda su vida, sino su fe católica. Para mí era muy importante que ella en sus últimos años de vida pudiera tener el consuelo de recibir una bendición del Papa y más en un momento tan sensible como es este aniversario y sobre todo, porque el Papa es argentino y ella tiene entendido que el Papa escuchó o conoció a Marie-Anne, porque ella iba mucho a la villa 31, donde trabajaba con el padre Carlos Mujica, sacerdote que fue asesiando. Sabemos que Jorge Bergoglio en aquella época conocía la villa 31 y sospechamos que la conoció", agregó Marie-Noelle.
-¿Qué piensa de la desclasificación de archivos sobre la dictadura de parte del Vaticano, por voluntad expresa de Francisco?
-Me parece muy importante, un paso fundamental para que se pueda conocer realmente cuál fue la actitud de la Iglesia. Tengo entendido, por lo que hemos vivido, que la Iglesia estaba totalmente dividida en aquella época en la Argentina: teníamos a la Iglesia que apoyaba a los militares, de la extrema derecha y teníamos la Iglesia socialista, que era la que trabajaba en la villas miserias, con la que estaba Marie-Anne.
-¿Qué significó este gesto del Papa?
-No es un cierre ni mucho menos, pero es un alivio, sobre todo por mi madre. Yo le tengo gran respeto, gran admiración y gran cariño a este Papa, creo que era el Papa necesitaba la Iglesia. Lo admiro profundamente. Alivio y consuelo son las palabras que más definirían. Obviamente nadie ya nos va a devolver a Marie-Anne, no sabemos dónde están sus restos, creo que no los vamos a encontrar nunca, a menos que los testigos, que sabemos que hay, se decidan a hablar. Sabemos que hay gente que vio los traslados de los cadáveres por las noches. Lo que pasa es que todavía sigue existiendo miedo, sigue habiendo temor.
Comentá la nota