En esta ocasión, el purpurado salesiano agradeció la calurosa acogida que le dispensó el pontífice
El cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, quien en el pasado ha expresado abiertamente sus críticas contra Francisco por su política de diálogo con el régimen comunista, de quien está sufriendo un auténtico acoso judicial, fue recibido este viernes por el Papa.
El purpurado salesiano se encontraba en Roma adonde había llegado para participar en el funeral de Benedicto XVI. Durante su anterior visita a Roma, en 2020, el Papa Francisco no le había recibido, motivo por el cual el cardenal Zen había expresado abiertamente su decepción ante los medios de comunicación.
En esta ocasión, el purpurado salesiano agradeció la calurosa acogida que le dispensó el pontífice.
Detenido y condenado a una multa
Este inesperado encuentro se produce tras varios meses muy complicados para este cardenal, de noventa años, a quien se le pudo ver debilitado en el funeral del Papa Joseph Ratzinger, caminando con un bastón.
El pasado mes de mayo, el cardenal Zen fue detenido durante unas horas en virtud de la ley general de seguridad china por pertenecer a una organización que ayuda a presos disidentes. En noviembre, fue finalmente declarado culpable. Por el momento, se le ha castigado únicamente a pagar una multa de unos quinientos euros, sanción ante la cual ha recurrido.
Se acusa al cardenal Zen de haber participado en un fondo, el ya disuelto 612 Humanitarian Relief Fund, creado para ayudar a pagar los gastos legales y médicos de los activistas que participaron en las manifestaciones prodemocráticas de 2019, en la antigua colonia británica.
El cardenal fue declarado culpable, junto con otros cinco miembros del fondo, la abogada Margaret Ng, la exdiputada Cyd Ho, la cantante Denise Ho, el profesor Hui Po-keung y el secretario del fondo Sze Ching-wee. Al dictar sentencia, el juez consideró que son culpables de no haber registrado debidamente el fondo.
En el futuro, los acusados podrían enfrentarse a penas más graves, como la cadena perpetua, ya que, según informan los medios de comunicación locales, aún está pendiente la investigación sobre las acusaciones de connivencia con fuerzas extranjeras; es decir, uno de los cuatro delitos contemplados en la Ley de Seguridad Nacional, que Pekín quiso aplicar en junio de 2020 para acabar con las protestas de hace cuatro años.
La investigación contra el cardenal Zen comenzó en septiembre de 2021. Meses antes, los periódicos de Hong Kong le habían acusado de incitar a los estudiantes a rebelarse, en 2019, contra una serie de medidas del gobierno.
Cálido encuentro con el PapaEl cardenal Zen, quien ha informado de su encuentro a la revista estadounidense América, de la Compañía de Jesús, revela que saludó brevemente al pontífice en la sacristía de la Basílica de San Pedro, antes de la misa del 5 de enero. Al día siguiente, el pontífice le concedió una audiencia privada en la residencia de Santa Marta del Vaticano, invitándole incluso a su apartamento privado.
«Fue maravilloso, fue sumamente cálido», revela el cardenal, que ha criticado abiertamente al pontífice en los últimos años. Le ha reprochado en el pasado la firma del acuerdo sobre el nombramiento de obispos en China, firmado en 2018, que él interpretó como una traición a la Iglesia clandestina china, compuesta por católicos que se niegan a obedecer a la asociación católica creada por el Partido Comunista.
Más recientemente, tras la publicación de la carta apostólica Traditionis custodes, sobre el uso de la liturgia en latín precedente a 1970, el cardenal Zen se convirtió también en una de las pocas voces del colegio cardenalicio en cuestionar públicamente esta reforma litúrgica adoptada por el Papa.
Invitación para que el Papa vaya a ChinaEl cardenal Zen confirma que aprovechó el encuentro con el Papa para agradecerle el nombramiento de un «buen obispo» en Hong Kong, monseñor Stephen Chow, «¡un jesuita!».
El cardenal revela que también explicó al Papa que seguía trabajando como capellán de prisiones a pesar de su avanzada edad, ayudando a convertir a los presos, lo que habría suscitado todo el apoyo del pontífice.
Francisco le mostró en su apartamento la estatua de la Virgen del Santuario de Sheshan, el lugar de mayor devoción del catolicismo chino y lugar de nacimiento de Joseph Zen, que el mismo cardenal le había regalado tras el cónclave de 2013.Tras la audiencia, el cardenal Zen pudo visitar las grutas vaticanas, por el momento cerradas al público, para presentar sus respetos ante la tumba de Benedicto XVI.
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