El actual Jefe de Estado argentino viajará para la canonización de Mamá Antula, en febrero, y tendrá su primer encuentro con el Sumo Pontífice que lo recibirá con todos los honores
Elisabetta Piqué
Aún no hay fecha exacta en el Vaticano para la audiencia en la que por primera vez se verán el papa Francisco y el presidente Javier Milei, que viajará a Roma para asistir a la canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, Mamá Antula, que tendrá lugar el 11 de febrero. Pero sí trascendió que el papa Francisco recibirá en audiencia este el lunes a su predecesor, Alberto Fernández.
Al finalizar su mandato, Fernández había pedido una audiencia de despedida con el Pontífice, que iba a darse a fines de noviembre, pero que luego canceló por “tareas que demanda la transición”. El exmandatario volvió a pedir una reprogramación de ese encuentro y, según pudo saber LA NACION, este fue concedido por la Casa Pontificia para este lunes por la mañana.
El expresidente, que viajará procedente de Madrid, donde está viviendo, probablemente irá acompañado de su pareja, Fabiola Yañez y quizás por su pequeño hijo, Francisco, tocayo del Pontífice.
El Papa y Javier Milei
En tanto, aunque aún no hay fecha exacta, en el Vaticano sí se sabe que, al tratarse de un jefe de Estado, Milei será recibido como tal, con una audiencia que tendrá formato de visita oficial y todos los honores, gentilhombres acompañando a la delegación, guardias suizas con sus alabardas y trajes tricolores dando la bienvenida en el Patio de San Dámaso y probablemente también, con una reunión con el secretario de Estado, Pietro Parolin y su segundo, el “canciller”, el arzobispo británico Paul Gallagher.
¿Cómo se vive la antesala de este momento? Curiosidad, cautela, expectativa y prudencia son las palabras que describen el clima que reina en el Vaticano, donde no causó sorpresa que el nuevo presidente finalmente decidiera esta semana anunciar que viajará para asistir a la canonización de Mamá Antula, que se convertirá en la primera santa argentina, una ocasión que le dará la oportunidad de tener su primer encuentro con el papa Francisco.
Fue en este marco que la canciller Diana Mondino recibió este viernes al nuncio apostólico (embajador del Vaticano), el arzobispo polaco Miroslaw Adamczyk. Como aún no han sido designados ni el nuevo secretario de Culto ni el nuevo embajador ante la Santa Sede, Mondino no sólo le entregó al nuncio la carta con la que Milei invitó formalmente al Papa a visitar la Argentina, sino también le informó que el presidente iba a viajar para la canonización, lo cual implica un pedido de audiencia.
En el Vaticano saben que esta primera audiencia cara a cara entre el Papa y Milei, el presidente de su país, será clave. Y hay mucha expectativa. Será el primer encuentro entre dos personas que, aunque tuvieron una conversación telefónica, nunca se vieron –¿habrá química?–, que definirá cómo será la nueva relación bilateral después de una complicada con su antecesor -Fernández, que decidió despenalizar el aborto cuando había otras prioridades en el país, tensando el vínculo-, y si será posible que finalmente se dé, quizás en el segundo semestre de este año, el tan demorado viaje papal a la madre patria.
“Era algo obvio que viniera para la canonización de Mamá Antula del 11 de febrero y esperábamos que lo hiciera”, admitió a LA NACION un fuente de la Secretaría de Estado. De hecho, es normal y consuetudinario que visiten el Vaticano –y saluden al Papa– los presidentes del país del beato o beata que es elevado al honor de los altares. Mauricio Macri fue recibido por segunda vez por el papa Francisco cuando viajó para la canonización del cura Brochero en octubre de 2016. “En el Vaticano siempre estamos contentos si el país del nuevo santo/a es representado al máximo nivel”, explicó la misma fuente. En este caso, la canonización de Mamá Antula es una ocasión perfecta para que Milei y el papa Francisco puedan conocerse y puedan romper el hielo, sobre todo después de un pasado lleno de ofensas, insultos, críticas feroces del primero en contra del segundo, que determinaron incluso que curas villeros organizaran diversas misas de desagravio.
El encuentro con Macri en 2016
Aunque el deshielo en parte ya tuvo lugar en esa primera conversación telefónica que pudo darse el 22 de noviembre gracias al oftalmólogo del Papa, que conoce a Ramiro Marra. Entonces, en una conversación de ocho minutos, el Papa le deseó todo lo mejor a Milei, que a su vez le habló de sus proyectos y lo invitó al país, donde le aseguró que lo iba a recibir con “todos los honores”.
En una entrevista que le concedió una semanas más tarde a un canal de televisión mexicano, de hecho, el propio Papa, volando alto, relativizó las críticas que le había propinado el líder libertario. “En la campaña electoral se dicen cosas en broma, digo entre comillas, se dicen seriamente, pero son cosas provisorias, cosas que se usan para crear un poco de atención, pero que después caen solas”, dijo. “Hay que distinguir mucho entre lo que dice un político en la campaña electoral y lo que realmente va a hacer después, porque después viene el momento de lo concreto, de las decisiones, de esas cosas”, afirmó. Y hasta elogió el hecho de que Milei, un outsider, se hubiera metido en política. “Yo le hago fe siempre a los políticos. Le hago fe... porque creo que la política, no lo dije yo, lo dijo un Papa anterior, es la forma más elevada de la caridad, o sea, el amor al pueblo, el amor político, la polis... Lamentablemente los malos políticos sacan forma de un negocio. ¿Con cuánto llegaste, con cuánto te vas? ¿No?”, comentó.
Funcionó en la misma línea de “deshielo” la carta de invitación formal enviada esta semana por el presidente Milei al Papa, que fue considerada en el Vaticano “impecable”, “perfecta”. Y una buena base para comenzar un diálogo entre un Papa desde siempre preocupado por los últimos y descartados y crítico de las recetas del capitalismo salvaje, como siempre lo ha sido la doctrina social de la Iglesia y un presidente joven, outsider de la política, que varias veces consideró la justicia social “un robo”.
Al margen del respeto presente en cada párrafo, llamó la atención en esa epístola que Milei describiera descarnadamente el momento dramático que vive el país. “Observamos a nuestro alrededor como la pobreza con sus diferentes rostros y consecuencias alcanzan a la mitad de nuestros compatriotas. Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas.”, describió Milei.
“Teniendo presente su consejo de tener sabiduría y el coraje necesarios, en mis primeras semanas de gobierno he procedido a proponer una serie de medidas de gobierno destinadas a transformar la situación que la República Argentina padece hace décadas”, siguió. “Somos conscientes que estas decisiones pueden profundizar inequidades, por lo que nuestra prioridad máxima es proteger a nuestros compatriotas más vulnerables, agradeciendo la colaboración de la Iglesia Católica, cuya acción en el campo social es invalorable”, sumó, en un párrafo especialmente sensible.
Estas palabras, sumadas a la decisión de viajar para la canonización de “Mamá Antula”, figura especialmente querida por el papa Francisco ya que se trata de una mujer llena de coraje, educada por los jesuitas, que dedicó su vida a transmitir sus enseñanzas y ejercicios espirituales cuando fueron echados de América, fueron considerados “un paso positivo”. Y en vista de la primera visita del presidente Milei al Vaticano en la Secretaría de Estado reinan cautela, curiosidad, expectativa y prudencia. “Evidentemente –dijo una fuente–, el Papa no es indiferente a la relación con la Argentina que, pese a todo, quiere mucho: es su patria”.
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