El Papa Francisco ha publicado una carta dirigida especialmente a los sacerdotes en formación para promover la renovación del estudio de la historia de la Iglesia, subrayando su importancia para interpretar mejor la realidad.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Al inicio de la misiva, presentada hoy en la Oficina de Prensa del Vaticano, el Santo Padre hace referencia a la necesidad de promover una “real sensibilidad histórica” en comunidad, que incluya además la “dimensión histórica del propio ser humano”.
“Nadie puede saber verdaderamente quién es y qué pretende ser mañana sin nutrir el vínculo que lo une con las generaciones que lo preceden”, destaca el Santo Padre. Además, precisa que todos, y no sólo los candidatos al sacerdocio, tienen la necesidad de esta renovación.
“Amar la Iglesia tal como es”
En este contexto, subraya que se debe abandonar la concepción “angelical de la Iglesia” y abrazar sus “manchas y arrugas” para poder amarla tal como es.
En definitiva, el Papa Francisco invita a ver la Iglesia real “para poder amar a la que verdaderamente existe”, una Iglesia “que ha aprendido y continúa aprendiendo de sus errores y de sus caídas”.
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Se trata, según el Santo Padre, de la “rectificación de aquel terrible planteamiento que nos hace comprender la realidad sólo a partir de la defensa triunfalista de la función o del papel que uno cumple”.
El Papa alerta sobre los peligros de una lectura ideológica de la historia
El Papa Francisco denuncia la manipulación de la historia por parte de las ideologías que, bajo diversos “colores”, destruyen “todo lo que sea diferente” para poder perpetuarse sin oposición. Esta distorsión, alerta, lleva a los jóvenes a despreciar la historia y a ignorar todo lo que ha precedido.
Para el Pontífice, esto conlleva también a plantearse “falsos problemas” y a buscar “soluciones inadecuadas”, especialmente en una época marcada por la tendencia a prescindir de la memoria o a construir una “que se adecúe a las necesidades de las ideologías dominantes”.
Insiste en el riesgo de las “deformaciones ideológicas” y de aquellas historias “cuidadosa y secretamente prefabricadas que sirven para construir relatos ad hoc, relatos de identidad y relatos de exclusión”.
Por ello, puntualiza que no se puede “abordar el pasado con una interpretación rápida y desconectada de sus consecuencias” y que la realidad “nunca es algo sencillo que pueda reducirse a simplificaciones ingenuas y peligrosas”.
El Santo Padre alerta sobre los que se creen “dioses perfectos” que quieren suprimir parte de la historia y pide evitar los juicios creados a partir de los medios de comunicación o las redes sociales, donde “siempre estamos expuestos al ímpetu irracional de la ira o la emoción”.
Ante esto, ensalza el papel esencial y decisivo de los historiadores, que puede representar “uno de los antídotos para enfrentar este régimen mortal de odio basado en la ignorancia y los prejuicios”.
La fragilidad humana y la difusión del Evangelio
El Santo Padre posa también su mirada en la fragilidad humana de aquellos a quienes “está confiado el Evangelio” y exhorta a tener conciencia de estas deficiencias y “combatirlas con máxima energía” para que no dañen su difusión.
Invita a continuación a tener presente los “hechos históricos que nos avergüenzan de ser humanos”, como las guerras sucedidas a lo largo de la historia ya que, asegura, “nunca se avanza sin una memoria “íntegra y luminosa”.
Reitera que “el perdón no implica olvido” y anima a cultivar “una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones”.
Pide asimismo evitar el “enfoque meramente cronológico” de la historia de la Iglesia, la cual “enseñada como parte de la teología, no puede ser desconectada de la historia de la sociedad”.
El Papa pide evitar los plagios de internet
También señala que “faltan herramientas” para leer las fuentes sin “filtros ideológicos” y destaca también que la historia de la Iglesia puede ayudar a “recuperar toda la experiencia del martirio”, subrayando “que esta preciosa memoria nunca debe perderse”.
Precisamente —continúa el Papa Francisco en su misiva—, “donde la Iglesia no ha triunfado a los ojos del mundo es cuando ha alcanzado su mayor belleza”.
A modo de conclusión, pide a los sacerdotes en formación evitar el “parloteo” y las lecturas superficiales, así como “el cortar y pegar” de resúmenes de internet. “El estudio sirve para hacerse preguntas, para no ser anestesiado por la banalidad, para buscar sentido en la vida”, concluye el Papa Francisco.
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