La profesión de periodista me dio la gracia de estar en dos oportunidades con el papa Francisco.
Por Alejandro Fabián Spivak.
La primera fue en 2018 cuando me recibió en el altar de la Plaza San Pedro. Allí charlamos unos minutos sobre temas generales al igual que en el 2024 cuando volví a conversar con él en el Vaticano.
Su figura imponente me impactó en las dos oportunidades. Poder dialogar con uno de los líderes más importantes del mundo fue para mi una experiencia indescriptible.
La emoción, por momentos le ganó al profesional. No obstante, pude hacerle algunas preguntas, hablar de la guerra de Malvinas, de la guerra en Medio Oriente, de su recuerdo sobre la Ruinas Jesuíticas misioneras cuando era estudiante y su querido San Lorenzo de Almagro.
“Las guerras no sirven para nada, no traen la paz como hacen creer quienes las originan”; me dijo.
“Misiones, recuerdo una anécdota: cursaba el 5to grado y la maestra preguntó a la clase, que hicieron los jesuitas. Yo le respondí… Ruinas…”, recordó como anécdota graciosa.
Y sobre fútbol hablamos del San Lorenzo campeón 1972 y de loscaras sucias.
En la primera oportunidad tomamos mate con yerba misionera. Y en la segunda le regalé una kipá que se lo puso y su foto recorrió el mundo.
Haber podido conversar, aunque sea unos minutos con quien será recordado como el Papa que cambió la historia de la Iglesia abriéndola al mundo dándole el lugar que se merecen los seres humanos por encima de distinción de credos y preocupándose por la casa común, representa un privilegio que me dio la profesión de periodista.
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