El pontífice saludó a referentes de la justicia penal local después de la audiencia general
Por Elisabetta Piqué
ROMA.- "Rezo por ustedes, llevan adelante una misión difícil, tengan coraje para trabajar en la reinserción de los presos". Fue el mensaje de aliento que el papa Francisco le transmitió ayer a un grupo de magistrados argentinos que saludó al término de la audiencia general de los miércoles, en la Plaza de San Pedro.
Integrado por referentes de la justicia penal encabezados por el presidente de la Cámara Federal de Casación, Alejandro Slokar, juristas y académicos del derecho, el grupo le regaló al Papa un crucifijo tallado en madera por mujeres presas del penal de Ezeiza, así como un libro que resume el ideario de Francisco sobre temas jurídicos, titulado "Por una justicia realmente humana".
La obra, editada en Francia, será presentada por los magistrados esta tarde en la Universidad Roma Tre.
Junto al crucifijo, el grupo también le entregó cartas que las detenidas -42 con niños y 17 embarazadas- le escribieron a Francisco contándoles sus historias, nada fáciles.
"Así como se le hizo saber al Papa que las presas rezan por él, Francisco dijo también que él lo hacía por nosotros, porque en verdad como magistrados tenemos una labor tan importante como difícil", contó Slokar. Miembro de Justicia Legítima, el magistrado destacó que el propósito de la visita fue participar del Jubileo de la Misericordia -que comenzó el 8 de diciembre pasado y continuará hasta el 20 de noviembre próximo-, un tiempo especial de solidaridad por los últimos, los marginados, los "descartados" de la sociedad y los presos. "Un mandato del Jubileo de la Misericordia este año es visitar a los presos y el Papa nos alentó a tener coraje con el propósito de la reinserción", dijo Slokar.
En coincidencia con ese concepto, Francisco en su catequesis habló de la parábola del buen pastor que recupera a la oveja descarriada: "¡Para Dios nadie está definitivamente perdido! ¡Todos somos ovejas reencontradas", dijo, ante unas 21.000 personas presentes en la Plaza San Pedro.
"Nosotros todos los días trabajamos para que alguna oveja descarriada vuelva y creemos en eso. Fue un momento muy emocionante para nosotros y fuimos bendecidos por estar sentados escuchando justamente esas palabras", comentó la jueza de Ejecución Jimena Monsalve. "El Papa cuando nos saludó hizo mención de la palabra coraje y creo que hay que tener mucho coraje para poder defender este mensaje del día de hoy. Hay que tener mucha valentía para hablar de los privados de la libertad y de las necesidades que ellos tienen, y de que tengan posibilidades reales de volver a la sociedad. Y es un mensaje que hoy la sociedad argentina no entiende muy bien. Son personas que realmente necesitan de ayuda y necesitan de nuestro compromiso", agregó.
En el grupo -que pudo escuchar al Papa en primera fila, al costado del sagrato, en posición privilegiada-, estaba también la jueza de Casación Ángela Ledesma; el presidente de la Cámara de Casación Criminal y Correccional, Horacio Días; el presidente de la Cámara del Crimen, Rodolfo Pociello Argerich; el juez Pablo Vega; el presidente del Consejo de la Magistratura, Miguel Piedecasas, el representante del Poder Ejecutivo en ese organismo, Juan Bautista Mahiques; y los fiscales Josefina Minatta, Enrique Senestrari y Julián Axat. Además, el jurista Roberto Carlés, de la Asociación Internacional de Derecho Penal y de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología, que fue coordinador de la comisión de Reforma del Código Penal; y los académicos españoles Luis Arroyo Zapatero, presidente de la Asociación Internacional de Defensa Social y José Luis de la Cuesta, presidente de la Asociación Internacional de Derecho Penal.
Días destacó la heterogeneidad del grupo, que sin embargo tiene puntos en común. "No tenemos la misma visión del derecho penal todos los que estamos aquí, pero a todos nos interesa trabajar para la reinserción social de los liberados, algo que interesa tanto al liberado como a la sociedad toda, que tiene que convivir con quien egresa de la cárcel", dijo a LA NACION.
Carlés, muy cercano a Francisco desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires y "facilitador" del encuentro, subrayó que el Papa fue muy cálido al saludar al grupo. "El Papa estaba muy entusiasmado con la visita de un grupo plural que comparte su agenda amplia de justicia, le dedicó un minuto a cada uno y éramos como 25 y cuando terminó de saludar a cada uno, él nos sugirió hacer una foto grupal", contó.
Preguntado por LA NACION sobre el problema más difícil en este momento para la Justicia en la Argentina, Slokar sin dudar contestó: "rescatar las notas centrales de independencia". "Cuando hablamos de independencia hablamos de independencia no sólo de poderes formarles instituidos, sino también de poderes fácticos. La reafirmación de una justicia independiente es indispensable", concluyó.
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