El sumo pontífice se refirió en el vuelo papal a la controversia generada en torno a la problemática de los divorciados; hizo referencia a la situación "que era común en Buenos Aires"
A BORDO DEL VUELO PAPAL- El papa Francisco se refirió hoy a la controversia sobre la problemática del divorcio y la posibilidad de que se autorice la separación matrimonial. En el avión que lo llevaba de regreso al Vaticano, el sumo pontífice puso como ejemplo lo que ocurría en su Buenos Aires natal, cuando las parejas se casaban obligadas por un embarazo inesperado.
Francisco negó de manera terminante que haya habilitado el "divorcio católico" y ratificó que el matrimonio, como sacramento "es indisoluble". Además, reconoció que ante el Sínodo de la Familia que encabezarán los obispos también tienen por delante la definición de la situación de los jóvenes que conviven sin casarse, los divorciados vueltos a casar y la preparación para que las parejas contraigan enlace.
Según el Papa, resaltó que en documento motu proprio que flexibilizó las condiciones para los trámites de separación, resaltó que "facilita los procesos en el tiempo, pero no es un divorcio, porque el matrimonio es indisoluble cuando es sacramento, y esto la Iglesia no lo puede cambiar, es doctrina, es un sacramento indisoluble".
"Los procesos legales son para probar que eso que parecía sacramento no lo era, por falta de libertad, por ejemplo, por falta de madurez, enfermedad mental. Son muchos los motivos. Un ejemplo, que ahora no es común, pero en ciertos sectores de la sociedad era común, en Buenos Aires: los matrimonios cuando la novia quedaba embarazada y tenía que casarse. Yo aconsejaba, casi prohibía, hacer el matrimonio en estas condiciones. Nosotros los llamamos los matrimonios de apuro...", recordó.
El papa Francisco recordó que, después del casamineto, "el niño nace y algunos (matrimonios) salen bien, pero no hay libertad. Y después las cosas van mal, se separan y dicen "Me obligaron a casarme porque tenía que ocultar esta situación". Esto es causa de nulidad".
"No existe un divorcio católico, sino que no existió el matrimonio. Y si existió, es indisoluble", aclaró.
También resaltó que "después, el problema de los divorciados que están en nueva unión: ustedes lean lo que tienen, el Instrumentum Laboris (el instrumento de trabajo), eso se pone en discusión. Me parece simplista decir que se puede hacer la comunión. Lo que Instrumentum Laboris propone es tanto. También (está) el problema de las nuevas uniones, de los divorciados, no es el único. Por ejemplo, los jóvenes que no se casan, es un problema pastoral. Otro problema, la madurez afectiva".
Finalmente, recordó que "otro problema" es "la preparación al matrimonio, para hacerse cura hay una preparación de 8 años, mientras que para casarse, que es para toda la vida, se hacen cuatro cursos. hay algo que no va. El sínodo tiene que pensar en este problema".
Comentá la nota