El papa Francisco emprendió su viaje a Luxemburgo y Bruselas para revitalizar la fe y abordar tensiones internacionales

El papa Francisco emprendió su viaje a Luxemburgo y Bruselas para revitalizar la fe y abordar tensiones internacionales

Previo a su partida, el sumo pontífice calificó de “inaceptable” la “terrible escalada” en Líbano, y llamó a la comunidad internacional a hacer lo posible para ponerle fin

 

El papa Francisco viaja este jueves a Luxemburgo, antes de trasladarse a Bruselas hasta el domingo, un periplo en el que se reunirá con fieles católicos de dos países que albergan muchas instituciones europeas.

En un contexto internacional muy tenso, expresará “una palabra dirigida al corazón de Europa” y hablará “sobre el papel que quiere desempeñar en el mundo en un futuro próximo” para la acogida y la solidaridad entre las naciones, según el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Previo a su partida, el papa calificó de “inaceptable” la “terrible escalada” en Líbano, y llamó a la comunidad internacional a hacer lo posible para ponerle fin.

Esta visita del jesuita argentino será también la ocasión para abordar el doloroso expediente de las violencias sexuales contra menores por miembros del clero en Bélgica.

El avión del papa aterrizará a las 10H00 (08H00 GMT) en el aeropuerto de Findel en Luxemburgo.

Será recibido por el gran duque Enrique, la gran duquesa María Teresa, el primer ministro Luc Frieden y el cardenal luxemburgués Jean-Claude Hollerich, cercano a Francisco.

En Luxemburgo, el jefe de la Iglesia católica hablará en la mañana ante las autoridades y en la tarde en la catedral Notre-Dame recibirá a centenares de personas elegidas por azar.

Otras podrán saludarlo en las calles de la capital durante un recorrido en papamóvil bajo alta seguridad.

Es la primera visita papal a Luxemburgo desde 1985, cuando Juan Pablo II celebró en la capital una misa con 60.000 fieles, la más grande de la historia de ese país.

Después la población del pequeño Gran Ducado se duplicó, especialmente por el atractivo de su centro financiero. Enclavado entre Bélgica, Alemania y Francia, Luxemburgo tiene 654.000 habitantes, de los cuales 41% son católicos, según el Vaticano.

Bruni dijo que la paz será uno de los temas principales de los siete discursos (todos en italiano) que Francisco pronunciará durante el viaje.

Una palabra “en memoria de aquellas tierras que han deseado con fuerza y trabajado para crear las condiciones de la paz tras el sufrimiento padecido durante la guerra, justo cuando el continente corre el riesgo de verse arrastrado de nuevo al conflicto”, añadió Bruni.

Bruni mencionó detalles del viaje de cuatro días, que incluirá “en varias ocasiones” encuentros con algunas autoridades de la UE e instituciones relacionadas.

En el viaje no estará presente el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, quien se encuentra en Nueva York para representar a la Santa Sede en la 79ª Asamblea General de la ONU.

El miércoles, en su audiencia general semanal, el papa se refirió brevemente a su visita a Luxemburgo y Bélgica como una ocasión para dar un “nuevo impulso a la fe en esos países”.

“El papa Francisco visita una sociedad muy diferente a la vista por Juan Pablo II”, apuntó el analista político Philippe Poirier.

“En 1985, un 79% de los luxemburgueses decían seguir una religión, en el 90% de los casos la católica”, pero “desde 2023, una mayoría de la población de Luxemburgo no es religiosa”, explicó.

La visita de Francisco era “inesperada” pues el Gran Ducado, por su tamaño, no figuraba entre “los primeros países a visitar por el papa”, afirmó el sacerdote y director de la Escuela de Religión y Sociedad de Luxemburgo, Jean Ehret.

Desde su elección en 2013, Francisco evitó visitar grandes países europeos de herencia católica, prefiriendo países de África, Asia y el hemisferio sur, por lo regular descartados y que él menciona como “periferias” de Europa.

La delegación del Vaticano viajará en la tarde hacia Bruselas. La parte belga de su periplo terminará con una misa el domingo por la mañana en el estadio Rey Balduino.

El papa se refirió brevemente a su visita a Luxemburgo y Bélgica como una ocasión para dar un “nuevo impulso a la fe en esos países” (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)

El papa, que solo se desplaza ahora en silla de ruedas o con ayuda de un bastón por sus dolores en la rodilla, ha tenido en los últimos meses problemas de salud.

Pese a todo, visitó en septiembre cuatro países del sudeste asiático y Oceanía, un largo viaje de 33.000 km en el que se vio enérgico y entusiasta.

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