Durante el rezo del Ángelus este domingo 11 de septiembre, el Papa Francisco invitó a rezar por quien no cree, por quienes están lejos del Señor, porque “Dios no se queda ‘tranquilo’ si nos alejamos de Él”.
Por: Mercedes de la Torre.
Al reflexionar en el pasaje del Evangelio dominical de San Lucas que describe cuando Jesús relata tres parábolas sobre la misericordia, el Papa indicó que “las tres parábolas, pues, resumen el corazón del Evangelio: Dios es Padre y viene a buscarnos cada vez que nos hemos extraviado”.
El Santo Padre destacó que “los protagonistas de las parábolas, que representan a Dios, son un pastor que busca a la oveja perdida, una mujer que encuentra la moneda perdida y el padre del hijo pródigo” y tienen algo en común, están “inquietos por lo que les falta”.
“Al pastor le falta una oveja, pero tiene otras noventa y nueve; a la mujer le falta una moneda, pero tiene otras nueve; e incluso el Padre tiene otro hijo, que es obediente, al cual dedicarse. En cambio, en sus corazones hay inquietud por aquello que les falta: la oveja, la moneda, el hijo que se ha ido”, señaló el Papa.
En esta línea, el Papa Francisco subrayó que “el que ama se preocupa por lo que echa de menos, siente nostalgia por el que está ausente, busca al que está perdido, espera al que se ha alejado. Porque quiere que nadie se pierda”.
“Hermanos y hermanas, así es Dios: no se queda ‘tranquilo’ si nos alejamos de Él, se aflige, se estremece en lo más íntimo y se pone a buscarnos, hasta que nos vuelve a tener en sus brazos”, afirmó el Papa.
De este modo, el Santo Padre resaltó que “el Señor no calcula la pérdida y los riesgos, tiene un corazón de padre y madre, y sufre al echar de menos a sus hijos amados. Sí, Dios sufre por nuestra lejanía, y cuando nos perdemos, espera nuestro regreso”.
“¡No se trata solo de estar ‘abiertos a los demás’, es el Evangelio!”, advirtió el Papa quien recordó que “Dios nos espera siempre con los brazos abiertos, sea cual sea la situación de la vida en la que nos hayamos perdido”.
En este sentido, el Papa Francisco señaló que “el pastor de la parábola no dijo: ‘Ya tengo noventa y nueve ovejas, ¿quién me obliga a ir a buscar la perdida?’. Y, sin embargo, fue”.
“Reflexionemos, pues, sobre nuestras relaciones: ¿Rezo por quien no cree, por el que está lejos? ¿Atraemos a los alejados por medio del estilo de Dios, que es la cercanía, la compasión y la ternura? El Padre nos pide que estemos atentos a los hijos que más echa de menos. Pensemos en alguna persona que conozcamos, que esté cerca de nosotros y que quizá nunca haya escuchado a nadie decirle: ‘¿Sabes? Tú eres importante para Dios’”, señaló.
Finalmente, el Papa alentó a reflexionar en estas preguntas y a rezar a la Virgen quien es “la madre que no se cansa de buscarnos y de cuidar de nosotros, sus hijos”.
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