En la noche del miércoles 20 de abril el padre Miguel “Pancho” Velo adquirió una notoriedad no buscada: se difundió por la televisión abierta un video en el que se ve al Papa Francisco saludando al actual intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, y se escucha lo que conversaron.
Por Virginia Bonard
Ahí, el Papa se refiere al padre Pancho (quien desempeña su labor pastoral en la diócesis bonaerense de Merlo-Moreno) y a los aprietes que ejerciera tanto sobre él como sobre el sacerdote y sus comunidades quien fuera intendente de Merlo por 24 años, Raúl Othacehé.
Desde ayer sos medio famoso. Se conoció que tanto el Papa como vos fueron hostigados por las mismas mafias que operaban en tiempos de Othacehé en Merlo. ¿Cómo es esta historia?
Yo llegué a Merlo en el 2002 cuando el país estaba en llamas y tuvimos –como tantos curas y tantos militantes de actividad social─ que organizar circuitos solidarios con intención social, organizar a la gente. Nosotros vivíamos un contexto político en el que organizar sonaba a mala palabra y que venía desde hacía muchos años. Empezamos a ser maltratados desde la política, difamados como comunidad, sufrimos aprietes y distintos tipos de amedrentamientos, un modo de hacer política que espero que se termine pronto pero está bastante enquistado. En ese contexto, en el año 2007, recibo un llamado del ahora Papa Francisco que era el cardenal Bergoglio quien en ese momento también era mi obispo (si bien estaba en Merlo era todavía sacerdote de la arquidiócesis de Buenos Aires prestado a Merlo) para saber cómo estaba, como pastor, queriendo saber mi estado de ánimo, cómo estábamos viviendo, qué estaba pasando. Le hice un informe y le comenté cómo estábamos intentando sobrellevar la situación y él me hizo la propuesta de acompañar a la comunidad viniendo a celebrar una misa o alguna cosa que yo creyera conveniente.
¿Y qué armaron con Bergoglio?
Hicimos una misa en la plaza que está enfrente a la parroquia en Pontevedra y él vino muy sencillamente. Tuvimos que convencerlo de que viniera en auto, lo fuimos a buscar, quería venir en el tren Sarmiento. Vino como es él, con perfil muy bajo pero también con una homilía muy clara, muy tajante. Me acuerdo que él dijo concretamente; “Yo sé que ustedes la están pasando mal pero me alegro que la estén pasando mal por haber sido capaces de jugarse por amor en construir cosas para la gente, porque ese es el documento de identidad de un cristiano”. Así fue que él vino en ese momento a Merlo, se puso en autos de lo que estaba pasando.
¿Cómo es Merlo?
Merlo es un lugar muy lindo. Es un partido grande del Gran Buenos Aires, ya pasó largamente el medio millón de personas que lo habitan y siguen llegando de manera creciente. Hay un gran déficit habitacional y con gente de trabajo, muchos de los cuales vienen de provincias del norte o de Bolivia y Paraguay. También es un lugar donde la gente vive, sueña, sufre, es muy familiar, en general bastante humilde, con muchos barrios pobres. Un espacio de mucho crecimiento.
¿Cómo fue durante sus 24 años de gobierno el intendente Othacehé?
Al principio, dicen, que tenía cierta apertura. Poco a poco fue concentrando el poder y todo pasaba por sus manos que es un modo de hacer política de generar miedo, de tener todo bajo control, inclusive las personas. Había un clima de mucho temor y eso lo lograba con mensajes a todos aquellos que no entraban en su lógica, sobre todo con referentes y comunidades. Hubo mucha gente que fue muy maltratada.
Los aprietes, ¿cómo eran?
Había como una escala prearmada. Primero venía siempre cuando había algo que no se consideraba bueno porque no estaba bajo la égida de su poder con una intención de ganar la voluntad del referente y de cooptarlo para llevarlo a sus filas. Así venía algún apriete. Después seguían las difamaciones y calumnias especialmente con forma de panfletos o volantes tirados por cientos de miles en las calles de manera reiterada. Nosotros en Pontevedra estuvimos 7 años así con panfletos constantes. Después generando juicios calumniosos con la intención de mostrar en los medios que uno tenía una causa penal. Y en los últimos casos ya venían patotas, agresiones físicas.
Cuando llegó Menéndez, ¿qué se encontró en la intendencia?
Ahí hubo un período muy trágico porque cuando Othacehé perdió las internas con Menéndez (a cuatro meses de dejar el gobierno) se dedicó a desmantelar prácticamente el municipio dejándolo sin caja, pasando a planta permanente a montones de su gente. Al 10 de diciembre de 2015, que Menéndez asumió, no tenía dinero y el 11 tenía que pagar con aguinaldo los sueldos, sin máquinas en los hospitales, sin medicamentos, sin sillas ni escritorios en las oficinas.
Hoy por hoy hay que decir que se está viviendo un clima de mucha más libertad, donde el municipio integra las organizaciones sociales, diversas y críticas. La Iglesia tiene que hacer siempre su tarea (como la hacemos todos los curas de Merlo y Moreno) acompañando a la gente, evangelizando, que es proponer la figura de Cristo como eje sabiendo que eso tiene una dimensión social. Seguir el evangelio significa tener cierta independencia de todo poder: no estoy queriendo hablar de un partido político como creo que el Papa tampoco lo hace aunque a veces lo queramos encajar en una u otra postura partidaria. Sí creo que lo que él quiere es que se pueda vivir libremente y que nadie quiera ponerle el pie sobre la cabeza a otro como claramente lo dice la encíclica Laudato Si’.
En el video, se ve que el intendente Menéndez le iba a hablar a Francisco del pacto de San Antonio. ¿Tenés postura tomada sobre esa iniciativa?
El pacto de San Antonio está impulsado por varios intendentes de Buenos Aires donde se acuerda que el Estado se compromete en la lucha contra algunos ejes temáticos que brotan de Laudato Si’: a favor de la familia, contra el narcotráfico, la trata, la pobreza. Es una iniciativa interesante, que ha tenido mucho consenso y depende de cómo se vaya plasmando en la realidad que sea una iniciativa de una política novedosa y no un cartón pintado para poder tener más marketing de poder.
De Pancho a Pancho, ¿qué le dirías al Papa Francisco después de haber visto el video?
Que siempre le agradecí porque él siempre fue muy deferente, tengo muchas anécdotas con él sobre todo de mi época del seminario de Buenos Aires*. Le diría que gracias por el compromiso y por poner el cuerpo, porque me parece que tenemos que tener una Iglesia donde expongamos el cuerpo como lo hizo Jesús.
Padre Pancho: "El día que me despertó Bergoglio"
“Me acuerdo de que en el Seminario las celebraciones era un poco pomposas, misas solemnes, especialmente las ordenaciones sacerdotales que a los seminaristas nos tocaba ser maestros de ceremonia. Era todo un acontecimiento porque nada podía estar fuera del control del maestro, todo tenía que salir impecable y era una tensión impresionante.
Una vez me tocó a mí ser maestro de ceremonia, armando el cronograma, sabiendo cada paso, articulando con gente y cuando terminó el domingo yo quedé exhausto. Y dije: ‘el lunes me duermo todo’. Dicho y hecho.
A las 7 de la mañana del lunes un compañero me golpea en la puerta y me avisa que me llamaba el cardenal Bergoglio para agradecerme a mí cómo había salido la ceremonia, cómo había estado todo.
Yo no podía creer que tuviera esa delicadeza de valorar lo que había significado el esfuerzo. Él era el arzobispo de Buenos Aires y yo un pinche de cuarta en el seminario.”
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