El papa Francisco convocó a que cristianos y musulmanes trabajen para “erradicar la cultura de la violencia”

El papa Francisco convocó a que cristianos y musulmanes trabajen para “erradicar la cultura de la violencia”

El Sumo Pontífice se reunió con el gran imán de la mezquita de Istiqlal; tuvieron gestos concretos de amistad, fraternidad y respeto

 

Elisabetta Piqué

 Estuvieron tomados de la mano y hubo besos, abrazos, gestos concretos de avance en el diálogo interreligioso. En el evento más esperado de su visita de tres días a Indonesia -el país con la mayor población musulmana del mundo-, el papa Francisco y el gran imán de la imponente mezquita de Istiqlal, la más grande del sudeste asiático, firmaron este jueves la “Declaración Conjunta de Istiqlal 2024″- en la que se comprometieron a promover la armonía religiosa por el bien de la humanidad y del cuidado del ambiente y a “erradicar la cultura de la violencia y de la indiferencia que aflige a nuestro mundo”. “Porque existe una única familia humana, el diálogo interreligioso debería ser reconocido como un instrumento eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales y sobre todo aquellos provocados por el abuso de la religión”, indicó la Declaración, que llamó, además, a actuar para “cuidar” el medio ambiente.

Más allá de este documento trascendental, el Papa y el gran imán tuvieron gestos concretos de amistad, fraternidad y respeto, que valieron más que mil palabras. Al final de un encuentro interreligioso en el que participaron líderes de otros credos -budistas, hinduistas, cristianos, y otros- en una carpa levantada frente a la mezquita, cuando estaban sacándose la foto de familia final, el gran imán de Istiqlal, el profesor Nasarruddin Umar, vestido de blanco como su huésped ilustre, sorprendió a todos besando el solideo del anciano Pontífice, de 87 años, dos veces. El papa Francisco, que estaba a su lado, sentado en su silla de ruedas, respondió entonces besándole la mano, en gestos de afecto que ambos repitieron más tarde al despedirse, frente a la camionera Toyota blanca papal.

Ads byEl Papa Francisco mira un lienzo después de pintarlo durante una reunión con beneficiarios de organizaciones benéficas en la sede de la Conferencia Episcopal de Indonesia en YakartaADI WEDA - POOL

El encuentro interreligioso era la cita más esperada aquí en la agenda del papa Francisco, que mañana volará Papúa Nueva Guinea, segunda etapa de su maratón en esta zona del globo. Este comenzó a las 9 de la mañana de otra jornada de calor y humedad agobiantes, con otro acto concreto: la inauguración del llamado “túnel de la amistad”, el pasaje subterráneo que une a la mezquita de Istiqlal con la catedral católica de la Asunción. Los dos templos fueron construidos frente a frente justamente para dar un mensaje de convivencia y “unidad en la diversidad” querido por el “padre de la patria”, Sukarno, cuando en 1945 logró la independencia del país, ex colonia holandesa donde viven centenares de grupos étnicos.

El Papa, que al llegar a la mezquita fue recibido con cantos tradicionales y danzas de jóvenes en trajes típicos, en su discurso destacó, en efecto, el islam tolerante y abierto que reina en este archipiélago de 17.000 islas que es el cuarto país más poblado del mundo. Elogió al “túnel de la amistad”, recordó que fue un arquitecto cristiano quien diseñó la inmensa mezquita y llamó a cultivar esta experiencia de apertura y amistad, sobre todo ante la amenaza del islam fundamentalista radical, al acecho también en esta parte del mundo. “Los animo a continuar por este camino: que todos, todos juntos, cultivando cada uno la propia espiritualidad y practicando la propia religión, podamos caminar en la búsqueda de Dios y contribuir a construir sociedades abiertas, cimentadas en el respeto recíproco y en el amor mutuo, capaces de aislar las rigideces, los fundamentalismos y los extremismos, que son siempre peligrosos y nunca justificables”, advirtió. Justamente por temor a algún ataque de grupos islamistas radicales, que suelen darse más bien en el este del país, la mezquita se encontraba blindada. Para ingresar había que superar detectores de metales y severos controles. En el predio se venían remeras, monedas doradas y estampillas alusivas al esperado encuentro entre el Papa y el gran imán, los únicos que firmaron la Declaración de Istiqlal.

El Papa Francisco bendice con unos niños en la oficina de la Conferencia Episcopal de IndonesiaBay Ismoyo - Pool AFP

Según explicó el Papa en su discurso, con dicho documento, de apenas una carilla, todos los presentes asumieron “con responsabilidad las grandes, y algunas veces, dramáticas crisis que amenazan el futuro de la humanidad, particularmente las guerras y conflictos, desafortunadamente alimentados también por las instrumentalizaciones religiosas; pero también la crisis medioambiental, que se ha convertido en un obstáculo para el crecimiento y la convivencia de los pueblos”. Al volver a insistir en el ejemplo que significa la tolerancia de Indonesia para el resto del mundo, afirmó: “Y ante este escenario, es importante que los valores comunes a todas las tradiciones religiosas se promuevan y se refuercen”.

“Indonesia es un gran país, un mosaico de culturas, etnias y tradiciones religiosas; una riquísima diversidad que se refleja también en la variedad del ecosistema y del ambiente circundante. Y si es cierto que poseen la mina de oro más grande del mundo, sepan que el tesoro más valioso es la voluntad de que las diferencias no sean motivo de conflicto, sino que se encuentren armónicamente en la concordia y el respeto recíproco”, indicó, desatando aplausos. “No pierdan este don. No vayan a perder nunca esta riqueza tan grande, es más, cultívenla y transmítanla sobre todo a los jóvenes. Que nadie ceda al atractivo del integrismo y de la violencia”, insistió. “Que, en cambio, todos estén fascinados con el sueño de una sociedad y de una humanidad libre, fraterna y pacífica”, pidió.

Pese al calor húmedo -el aire acondicionado no era suficiente y la enorme carpa parecía un sauna-, se palpaba entre los presentes un clima de gran satisfacción por el evidente avance en el diálogo interreligioso y de respeto hacia el máximo líder de la Iglesia católica.

El Papa Francisco, a la izquierda, asiste a una reunión con beneficiarios de organizaciones caritativas en la sede de la Conferencia Episcopal de Indonesia en YakartaAdi Weda - Pool EPA

“Esto no es maravilloso, es fantástico”, dijo a LA NACION Philip Widjaja, líder budista que recordó que, en verdad, originariamente fue ese credo el mayoritario en esta tierra. “El nuestro es un islam moderado y tolerante debido a nuestra historia”, le hizo eco Marsudi Syuhud, líder de Majelis Ulama Indonesia, la principal organización musulmana del país, que aseguró que “los integristas musulmanes vienen de afuera, no son indonesios”. “Ninguna religión quiere el terrorismo, todos amamos la humanidad y este encuentro fue muy importante para reforzar la amistad con los católicos y nuestro deseo de unidad en la diversidad”, comentó Syuhud.

Aunque también quedó flotando en el ambiente cierta decepción por el hecho de que el Papa nunca ingresó a la inmensa e impactante sala de oración de la mezquita, algo no previsto por el protocolo al tratarse de un encuentro interreligioso, según explicaron, pero que también habría sido una imagen potente. Los gestos de afecto entre el anciano Pontífice y el gran imán de Istiqlal, de todos modos, valieron lo mismo que una visita.

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