El Papa Francisco confirmó su deseo de visitar Nicea, actual Iznik en Turquía, en 2025 para conmemorar el 1.700 aniversario del primer Concilio Ecuménico en la historia de la Iglesia, celebrado en el año 325.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Durante una audiencia mantenida esta mañana en el Vaticano con los miembros de la Comisión Teológica Internacional que participan en su sesión plenaria, el Pontífice afirmó que tiene pensado viajar a Turquía en el marco del Año Jubilar.
No es la primera vez que manifiesta esta intención. El pasado mes de junio, el Santo Padre aseguró que es un viaje que quiere hacer “de corazón” durante una audiencia con la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla en la que participó el Patriarca Bartolomé, quien habría invitado al Pontífice a Nicea.
El primer Concilio Ecuménico de la historia se desarrolló del 20 de mayo al 25 de julio del año 325 en Nicea y contó con la participación de obispos de todas las regiones donde había cristianos.
Este acontecimiento se celebró para lograr la unidad de la Iglesia, sacudida por la predicación de Arrio, un sacerdote que negaba la verdadera divinidad de Jesucristo. De este acontecimiento surgió el conocido como Credo Niceno-Constantinopolitano, una declaración dogmática de los contenidos de la fe cristiana que reflejaba la fe recibida y admitida por los cristianos desde los orígenes.
En su discurso de esta mañana, el Santo Padre subrayó la relevancia de este acontecimiento histórico, que “constituye un cimiento en el camino de la Iglesia y de la humanidad entera”.
Añadió que la fe en Jesús “como Hijo de Dios hecho carne por nosotros los hombres y por nuestra salvación”, fue formulada en el Concilio de Nicea “como una luz que ilumina el significado de la realidad y el destino de toda la historia”.
Recordó asimismo que en Nicea se declaró que el Hijo es de la misma sustancia del Padre, una verdad que revela algo esencial: “En Jesús podemos conocer el rostro de Dios y, al mismo tiempo, el rostro del hombre, descubriéndonos hijos en el Hijo y hermanos entre nosotros”.
Esta fraternidad, fundamentada en Cristo, se convierte según el Pontífice en una “una tarea ética esencial”, para los creyentes.
El Papa Francisco también expresó su gratitud hacia los teólogos de la Comisión por el trabajo realizado durante su Asamblea Plenaria para profundizar en el significado de la fe profesada en Nicea.
El documento elaborado será, según el Santo Padre, “muy valioso para nutrir y profundizar la fe de los creyentes y, a partir de la figura de Jesús, ofrecer perspectivas y reflexiones útiles para un nuevo paradigma cultural y social, inspirado precisamente en la humanidad de Cristo”.
“En un mundo actualmente complejo y frecuentemente polarizado, marcado trágicamente por conflictos y violencia, el amor de Dios que se revela en Cristo y se nos da en el Espíritu se convierte en una llamada para todos”, añadió.
Para el Pontífice, “se trata de una exhortación a aprender a caminar en la fraternidad y a ser constructores de justicia y de paz. Sólo de este modo podemos esparcir semillas de esperanza allí donde vivimos”.
El Papa Francisco también centró su atención en la reciente XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, exhortando a los teólogos a dar “un paso valiente” y desarrollar una “teología de la sinodalidad”:
“Una reflexión teológica que ayude, que anime y acompañe el proceso sinodal, en pro de una nueva etapa misionera, más creativa y audaz, que esté inspirada en el kerygma e involucre a todos los miembros de la Iglesia”, precisó el Santo Padre.
Asimismo, les invitó a “volver a poner a Cristo en el centro” para reavivar la esperanza, una tarea a la que está llamada la teología, “llevando a cabo un trabajo constante y sabio, en el diálogo con todos los demás saberes”.
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