El Pontífice ha enviado un mensaje al Capítulo General de la Orden de Hermanos Menores que concluye este domingo en Roma.
A punto de terminar este 18 de julio el Capítulo General de la Orden de Hermanos Menores, los franciscanos reunidos en el Colegio San Lorenzo de Brindis en Roma han recibido un mensaje del papa Francisco en el que felicita al nuevo ministro general, Massimo Giovanni Fusarelli, mientras agradece los servicios del precedente, Michael A. Perry. El tema del capítulo ha sido: “Renovar nuestra visión, abrazar nuestro futuro”.
El Papa recuerda a los franciscanos que “desde hace muchos meses, a causa de la pandemia, nos encontramos en situaciones de emergencia, aislamiento y sufrimiento”. Unas situaciones que “nos animas a todos a reconocer que nuestra vida terrenal es un viaje que debemos recorrer como peregrinos y forasteros, hombres y mujeres itinerantes, dispuestos a aligerar nuestra carga de cosas y exigencias personales”. Aunque advierte que “se corre el riesgo de quedar ‘paralizados’”, apunta que “no hay renovación y no hay futuro sino en Cristo resucitado”, en sintonía con el tema del capítulo.
Nueva mirada
“Con gratitud, os abrís a acoger los signos de la presencia y la acción de Dios y a redescubrir el don de vuestro carisma y vuestra identidad fraterna y minoritaria”, constata el pontífice. Este subraya sobre san Francisco de Asís que “en las raíces de su espiritualidad está este encuentro con los últimos y los que sufren, en el signo de ‘hacer misericordia’. Dios tocó el corazón de Francisco a través de la misericordia ofrecida a su hermano, y sigue tocando nuestros corazones a través del encuentro con los demás, especialmente con los más necesitados”. “La renovación de vuestra visión sólo puede partir de esta nueva mirada con la que contemplar al hermano pobre y marginado, signo, casi sacramento de la presencia de Dios”, recalca.
“De esta mirada renovada, de esta experiencia concreta de encuentro con el prójimo y sus heridas, puede surgir una energía renovada para mirar al futuro como hermanos y como menores, como sois, según el hermoso nombre de ‘hermanos menores’, que san Francisco eligió para sí mismo y para vosotros”.
Este espíritu que inundó al ‘Poverello’ “sigue actuando hoy para dar nueva frescura y energía a cada uno de vosotros, si os dejáis provocar por los más pequeños de nuestro tiempo”, añadió. Por ello, anima a los religiosos “a salir al encuentro de los hombres y mujeres que sufren en el cuerpo y en el alma, a ofrecer vuestra presencia humilde y fraterna, sin grandes discursos, pero haciendo sentir vuestra cercanía de hermanos menores; a salir al encuentro de una creación herida, nuestra casa común, que sufre una explotación distorsionada de los bienes de la tierra para el enriquecimiento de unos pocos, mientras se crean condiciones de miseria para muchos”.
Abrazar al pobre
El Papa quiere que sean “hombres de diálogo, buscando construir puentes en lugar de muros, ofreciendo el don de la fraternidad y la amistad social en un mundo que lucha por encontrar el rumbo de un proyecto común”. Además, les invita a ser “hombres de paz y de reconciliación, invitando a la conversión del corazón a los que siembran el odio, la división y la violencia, y ofreciendo a las víctimas la esperanza que viene de la verdad, la justicia y el perdón”, a pesar de la reducción vocacional.
“No olvidéis que una mirada renovada, capaz de abrirnos al futuro de Dios, la recibimos de nuestra cercanía a los pobres, a las víctimas de la esclavitud moderna, a los refugiados y a los excluidos de este mundo. Son vuestros maestros. Abrázalos como lo hizo san Francisco”, concluye.
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