El Papa Francisco en su catequesis dedicada al Espíritu Santo, protagonista del anuncio, fuerza para hacer misión. No para adoctrinar o hacer proselitismo. Asevera el Santo Padre que el Evangelio no es una ideología. Y la Iglesia no es un parlamento. En este tiempo de Cuaresma que inicia hoy, pidió intensificar la oración, le meditación de la Palabra de Dios y servir a los hermanos.
Por Patricia Ynestroza
En este tiempo de Cuaresma que inicia hoy miércoles de ceniza, el Papa recordó que es un tiempo privilegiado de conversión y penitencia para nuestro espíritu. Pidió que se intensifique la oración, la meditación de la Palabra de Dios y el servicio a los hermanos.
En su quinta catequesis, dedicada a la pasión de evangelizar, hoy el Papa Francisco habló del Espíritu Santo, protagonista del anuncio. El Espíritu Santo nos da la fuerza para acoger la misión y llevarla adelante, dijo, el día de Pentecostés, es el momento en que se inaugura la misión de los Apóstoles de hacer discípulos a todas las gentes.
“En el Evangelio de hoy Jesús nos envía a ir a hacer discípulos y a bautizar. Hacer discípulos no significa adoctrinar o hacer proselitismo”.
Fuerza motriz que prepara corazones
En ese despliegue misionero de la Iglesia primitiva, afirmó, el Espíritu Santo aparece como la fuerza motriz, preparando corazones para recibir el Evangelio y confirmando a los Apóstoles en su testimonio del Señor Resucitado.
Y en el primer Concilio, el de Jerusalén, cuando se reunieron los apóstoles para discernir, sobre si los que no pertenecían al pueblo judío debían observar o no la ley mosaica. Ellos no siguieron la sabiduría humana de buscar un “buen compromiso entre tradición e innovación, observar unas normas y omitir otras”. No siguieron un camino diplomático, sino que escuchan al Espíritu Santo, se adaptan a su obra.
Toda tradición religiosa es útil si facilita encuentro con Jesús
A pesar de sus diferentes sensibilidades y opiniones, los apóstoles escuchan al Espíritu Santo y descubren un principio común que sigue siendo fundamental hoy: Cualquier tradición religiosa es útil si facilita el encuentro con Jesús. Es el principio del anuncio, señaló Francisco, es decir, en la Iglesia todo debe ajustarse al anuncio del Evangelio, no a una determinada línea de pensamiento, ya sea conservadora o progresista. Es Jesús que debe llegar a la vida de las personas.
El Evangelio no es una ideología
“Cualquier tradición religiosa es útil si facilita el encuentro con Jesús”, al respecto, el Pontífice, consideró que cada elección, cada uso, cada estructura y cada tradición debe ser evaluada en la medida en que favorece el anuncio de Cristo y cuando se encuentran decisiones en la Iglesia.
“Por ejemplo, divisiones ideológicas: 'Soy conservador porque... soy progresista porque...'. Pero, ¿dónde está el Espíritu Santo? Cuidado, el Evangelio no es una idea, el Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio que te toca el corazón y te hace cambiar de corazón, pero si te refugias en una idea, en una ideología sea de derechas o de izquierdas o de centro, estás haciendo (del) Evangelio un partido político, una ideología, un club de personas. El Evangelio te da siempre esta libertad del Espíritu que actúa en ti y te lleva adelante. Y cuánto nos cuesta hoy agarrarnos a la libertad del Evangelio y dejar que el Espíritu nos lleve adelante”.
En su catequesis, Francisco dijo que el Evangelio es anuncio, que te cambia el corazón, te permite seguir adelante en misión. Pero hay que invocar siempre al Espíritu Santo, dijo, si no se invoca la Iglesia se va cerrando en sí misma, se crean divisiones, debates estériles, y como consecuencia, la misión se va apagando, señaló. La Iglesia no es un parlamento, remarcó.
"Es el Espíritu Santo quien ilumina el camino de la Iglesia, hay que invocarlo con frecuencia, para que el ardor de la misión no se apague, sino que se intensifique en la oración, y Jesucristo llegue a la vida de cada persona".
En este miércoles de ceniza, el Papa nos invita a invocar la luz del Espíritu sobre nuestra vida individual de seguidores de Cristo y sobre la misión de la Iglesia de llevar el consuelo de Jesús a la desolación de un mundo sediento, de justicia, de paz y de unidad reconciliada, fruto de la pascua del Señor de la muerte a la vida en la Pascua.
"El Espíritu ilumina siempre el camino de la Iglesia. De hecho, no sólo es la luz de los corazones, sino que es la luz que orienta a la Iglesia: aporta claridad, ayuda a distinguir, ayuda a discernir. Por eso es necesario invocarlo a menudo; hagámoslo también hoy, al comienzo de la Cuaresma. Porque, como Iglesia, podemos tener tiempos y espacios bien definidos, comunidades, institutos y movimientos bien organizados, pero sin el Espíritu, todo queda sin alma. La organización... no va, no basta: es el Espíritu el que da vida a la Iglesia".
La Iglesia es la comunidad de hombres y mujeres que creen y anuncian a Jesucristo, pero movidos por el Espíritu Santo, no por la propia razón, se usa la razón, dijo, pero el Espíritu viene a iluminarla y a moverla, El Espíritu, en cambio, nos hace salir, nos empuja a anunciar la fe para confirmarnos en la fe, nos empuja a ir en misión para encontrar quiénes somos. Por eso el apóstol Pablo recomienda: "No apaguen al Espíritu" (1 Tes 5,19).
"Oremos a menudo al Espíritu, invoquémosle, pidámosle cada día que encienda su luz en nosotros. Hagámoslo antes de cada reunión, para convertirnos en apóstoles de Jesús con las personas que encontremos. No apaguemos el Espíritu, en la comunidad cristiana y también dentro de cada uno de nosotros".
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