«En algunos países, los ancianos tienen que tomar cuatro o cinco medicinas y solo consiguen dos: esto es una eutanasia encubierta y progresiva, porque no se les da lo que pueden tomar para el tratamiento», ha denunciado
El Papa Francisco ha denunciado que la cultura del descarte alimenta «la eutanasia encubierta de los ancianos», al criticar que muchos no reciben los medicamentos necesarios ni la atención médica que precisa. Así lo ha dicho en una audiencia privada que ha mantenido con algunos miembros de la Asociación Religiosa de Institutos Sociosanitarios (Aris).
«En algunos países, los ancianos tienen que tomar cuatro o cinco medicinas y solo consiguen dos: esto es una eutanasia encubierta y progresiva, porque no se les da lo que pueden tomar para el tratamiento», ha denunciado y ha señalado que hay personas, especialmente ancianos, que por escasez de medios no pueden valerse por sí mismos y para los que incluso el hecho de «pagar un copago es un problema».
En esta línea, ha denunciado el problema de las «largas listas de espera, incluso para visitas urgentes y necesarias». Por ello, ha asegurado que no garantizar el derecho a curarse «puede considerarse una eutanasia encubierta».
En su discurso a la asociación Aris, que se dedica a la gestión de centros sanitarios de inspiración cristiana, el Papa ha señalado que «los hospitales religiosos tienen ante todo la misión de atender a aquellos que son rechazados por la economía de la salud y por cierta cultura contemporánea».
«Cuando no se sitúa a la persona enferma en el centro y no se considera en su dignidad, se generan actitudes que pueden llevar incluso a especular sobre las desgracias ajenas, lo que debe hacernos estar alerta», ha incidido.
Aunque, por diversas razones, «es cada vez más difícil mantener las estructuras existentes», el papa instó a «emprender caminos de discernimiento y hacer opciones valientes, recordándonos que nuestra vocación es estar en la frontera de la necesidad: nuestra vocación es eso, en la frontera de la necesidad».
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