Durante un encuentro con Anita Fernández, nieta de Esther Ballestrino de Careaga, Madre de Plaza de Mayo secuestrada y desaparecida en 1977, el Papa definió como “peligrosa” la visita de los diputados libertarios a los genocidas presos.
Por Washington Uranga.
“No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido. No solo de las ideas sino de los testimonios", la frase la dijo el papa Francisco en un video que grabó a pedido de Anita Fernández durante un encuentro que mantuvieron en Roma para el Instituto Espacio para la Memoria. La mujer es alguien especial para el Pontífice ya que Anita es nieta de su amiga Esther Ballestrino de Careaga, secuestrada y desaparecida por la dictadura militar, e hija de Ana María Carreaga, que también estuvo secuestrada mientras estaba embarazada de ella. Durante la charla privada en la residencia de Santa Marta, el Papa reconoció que estaba al tanto del encuentro entre diputados de La Libertad Avanza con genocidas presos en la cárcel de Ezeiza. Una reunió que el jefe de la iglesia Católica caracterizó como "muy peligrosa" y llamó "a cuidar la democracia".
“Yo llegué al encuentro con la idea de preguntarle a Francisco su parecer sobre la visita de los legisladores a los represores, pero resultó que el Papa me dijo a mí, antes de que yo pudiera preguntarle, que se había enterado de la visita a estos genocidas y que estaba muy preocupado por eso” dijo Anita Fernández en un entrevista concedida a la radio AM 750. Allí destacó también que “tiene mucha relevancia que sea el Papa el que envía al pueblo argentino este mensaje de memoria, verdad y justicia, que fue un mensaje directo de no acabar con esta lucha”.
La información y el video de la entrevista fueron difundidos por el Instituto Espacio para la Memoria y no directamente por el Vaticano dado que se trató de una reunión privada. Junto a Fernández también participó del encuentro su esposo, Pablo Mac Cormack, su padre, Jorge Fernández y la esposa Bibiana Belbasso.
La amistad entre Bergoglio y Careaga
Siendo un joven de apenas 16 años Bergoglio conoció Esther Ballestrino de Careaga cuando él trabajaba como técnico químico en un laboratorio y la mujer, luego secuestrada, se desempeñaba como su jefa en un laboratorio en Buenos Aires. Careaga fue una de las tres Madres de Plaza de Mayo que fueron secuestradas en diciembre de 1977 –gracias a la infiltración de Astiz en el incipiente movimiento de derechos humanos y fue víctima de los llamados “vuelos de la muerte” mediante los cuales los militares arrojaron a prisioneros vivos al Río de la Plata.
Anita Fernández relató que el Papa le contó en esta ocasión como había conocido a su abuela y la calificó como “una mujer amorosa, extraordinaria y muy divertida”. De acuerdo al comunicado difundido por el Instituto Espacio para la Memoria “en la entrevista, el Papa también recordó con admiración a su amiga y compañera Esther Ballestrino de Careaga y dijo que de ella había aprendido su amplitud política, entre otras palabras afectuosas”.
Francisco y la Argentina
Quienes frecuentan a Francisco en el Vaticano suelen afirmar que el Papa sigue de cerca la actualidad de su país natal. Por esto tampoco extraña que este no sea el primer gesto de Jorge Bergoglio en relación a la pretensión de LLA de clausurar la memoria del genocidio cometido por la dictadura militar.
Esther Ballestrino de Careaga formaba parte del primer grupo de Madres de Plaza de Mayo que junto a militantes y religiosos, entre los que se encontraban las monjas francesas Alice Domon y Léoni Duquet, se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz para recabar información sobre los detenidos desaparecidos. En uno de esos encuentros participó el marino Alfredo Astiz que, haciéndose pasar por un familiar de desaparecido, fue parte de la patota que el 8 de diciembre de 1977 secuestró este grupo. Hoy Astiz se encuentra condenado y preso en el penal de Ezeiza.
La semana pasada y de manera imprevista, Francisco incluyó en su agenda de visita en Italia un encuentro con la religiosa Geneviève Jeanningros, sobrina de Léoni Duquet hermana de su madre. Según la información oficial brindada por el Vaticano se mostró muy cercano y cordial con la religiosa francesa quien en su momento fue crítica con la Iglesia por su “silencio” en relación a la dictadura militar pero que luego terminó aceptando que “fue la cercanía y la ternura del Papa lo que me curó de tanto sufrimiento”.
Ahora Geneviève Jeanningros, de la congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús de Charles de Foucauld, trabaja en el barrio romano de Ostia en un proyecto que incluye a personas en situación de pobreza, de la comunidad LGTB+, trabajadoras y trabajadores de circos ambulantes.
La visita a Ezeiza y el respaldo del oficialismo
El grupo de diputados que realizó la visita a Ezeiza estuvo integrado por Beltrán Benedit, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta, pero una vez conocido el hecho salieron a la luz otros contactos de miembros de LLA con represores detenidos en Campo de Mayo.
Según lo que dijo Bonacci, la visita no era extraña para el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y que fue la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien dio instrucciones al Servicio Penitenciario Federal para facilitar el acceso de los legisladores al penal.
Al respecto la diputada Rocío Bonacci admitió que “parece que esto tenía el acuerdo de Patricia Bullrich” y concedió que el protocolo de seguridad con el que fueron recibidos los legisladores en Ezeiza “fue todo muy irregular”. Vale recordar que los visitantes ingresaron sin ningún tipo de registros e incluso portando sus teléfonos celulares –algo que no está permitido- lo que hizo posible además que se tomara una “foto de familia” conjunta con los represores, imagen que ahora fue difundida a través de los medios de comunicación.
Bullrich había señalado en una visita a Mendoza que “una cosa es cumplir con una condena y otra es infligir a esa condena una situación de extrema gravedad, como es tener una persona con cáncer terminal en una cárcel". Una afirmación que carece de fundamento de acuerdo a la información que emana del Servicio Penitenciario.
El propio ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, argumentó a favor de conceder la prisión domiciliaria a los represores hoy encarcelados. En una oportunidad anterior el ministro había manifestado que “estamos afectando el criterio de humanidad de las penas. Estamos afectando el criterio de dignidad y esto no se ha convertido en justicia, sino que se toma en venganza”. Dijo a su vez que "para mí hay gente de más de 80 años que está enferma, débil y en la cárcel, que bien podría estar en otras condiciones de detención", afirmó el ministro. Y agregó que se trata de "personas que merecen morirse en su casa con una tobillera de la mano de la esposa".
Ahora, en su entrevista con AM 750, Anita Fernández reconoció que “no me sorprendió pero sí me generó mucha angustia” la visita a Ezeiza porque sabemos que “(Victoria) Villaruel viene trabajando hace muchísimo en la reivindicación del terrorismo de Estado”. Y subrayó “la necesidad de hacer todo lo que podamos para que no puedan avanzar en ese sentido, porque eso sería muy grave para toda la sociedad argentina”.
Un intento de condenar la visita de los diputados oficialistas al penal de Ezeiza se vio frustrada esta semana en la Cámara baja por el bloqueo consumado por Hacemos Coalición Federal, restando el quórum a la sesión en la que debía tratarse la iniciativa.
Según el fiscal Félix Crous, que actúa en la causa ESMA, “la política oficial es el amparo de los represores”. El fiscal agregó al respecto que “la política retórica y en acciones del gobierno va en la dirección de simpatía, apoyo y complicidad con los condenados de la dictadura” y denunció que LLA “no es un gobierno negacionista ni relativista sino que tiene puntos de identificación con el proceso” agregando que “parte de la política oficial es de amparo de los represores y esto hay que decirlo sin eufemismos”.
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